La primera víctima de Gallardón sigue predicando y pagando la rebeldía

Por Pascual Tamburri Bariain, 23 de diciembre de 2011.

Jorge Verstrynge no tiene muy claro qué es izquierda y qué derecha, pero sí que el sistema sociopolítico vigente se basa en la obediencia de todos. Y castiga la originalidad.

Jorge Verstrynge no tiene muy claro qué es izquierda y qué derecha, pero sí que el sistema sociopolítico vigente se basa en la obediencia de todos. Y castiga la originalidad.


Jorge Verstrynge, ¡Viva la desobediencia! Elogio del refractario. Península Atalaya, Barcelona, 2011. 128 pp. 17,00 €

Los españoles de hace una generación bien pueden tener como imagen viva de la desobediencia a Jorge Verstrynge. El entonces rubio profesor de teoría política fue quizás el primero de los seguidores directos de don Manuel Fraga que no sólo se atrevió a pensar por sí mismo, sino que osó hacer públicas las consecuencias de su discrepancia del maestro-y-presidente. Públicamente fue degradado y sustituido por el entonces fiel y disciplinado Alberto Ruiz Gallardón. Pero los españoles jóvenes ya no tienen grabada la imagen televisada de aquel castigo en sus retinas, ni recuerdan la carrera pública de Verstrynge, antes de aquello en lo que ahora llama «derecha» y después buscando en la «izquierda» lo que siempre había sido su razón para actuar en política. Después de tantos años y en medio de esta crisis, hay que leer a don Jorge para ver qué razones tiene, al menos en su opinión, la desobediencia.

Winston Churchill, en su Historia de la Segunda Guerra Mundial, reconoce con todas las letras que «el delito imperdonable de Alemania antes de la Segunda Guerra Mundial fue su intento de desligar su economía del sistema de comercio mundial, y de construir un sistema de cambios independiente, del que la finanza mundial ya no podía sacar beneficio«. Lo que Verstrynge hace, además de opinar con sus razones sobre muchas de las cosas que estamos viviendo, es explicar el mundo de 2012 como una consecuencia del de 1945, y colocar a un lado de la barrera a las genuinas «derecha» e «izquierda» imbuidas de los principios políticos, sociales y económicos de este sistema y al otro a todos los que, por una u otra razón, rechacen la mundialización.

En realidad, tras 1945 no había dos mundos ni dos Europas, sino tres, una liberal-capitalista a la anglosajona, otra socialista a la soviética y por último una tercera, capitalista a la europea, buscando un tercer camino en todos los sentidos, vertebrada sobre el recurrente mito de Europa e insumisa a los modos de hacer de sus vecinos y rivales. Para Verstrynge, y es interesante leer cómo, la derrota soviética está llevando también a una derrota europea, y a la eliminación, en esta crisis, de lo que nos permitía ser alternativos al liberal-capitalismo. Y es posible y deseable desobedecer y ser insumiso a lo que se nos está imponiendo como falsa solución única a nuestros problemas. La crisis que vivimos es lo suficientemente grave como para que leer a Verstrynge sea interesante hoy hasta para quienes no comparten con él sigla política (o sea, todos).

Es verdad que, por ejemplo, Verstrynge presume de entender mal la palabra y la realidad que vive detrás del sustantivo «derecha»; pero lo hace el mismo profesional de la teoría política que, sin duda con sentido jocoso, llama «fascistas» a los apóstoles públicos del capitalismo liberal, desde Ronald Reagan a José María Aznar. Y por mucha que haya sido su propia evolución, Verstrynge sabe perfectamente que está hablando de cosas bien distintas y mucho más serias. Seguramente sus lanzazos sean demasiado serios en la dirección hoy más peligrosa, y seguramente busca defenderse con una sonrisa de enemistades demasiado profundas. Lo que Verstrynge dice es más profundo, oportuno y convincente, en el tiempo que vivimos, de lo que él parece dispuesto a reconocer de primeras. Él sabrá por qué, seguramente, y quienes le lean también.

Verstrynge tiene, por lo demás, tanto la formación como la experiencia necesarias para ordenar sus ideas, sus aciertos, sus errores y sus intuiciones en un libro de más envergadura y hondura que este folleto, sugerente anticipo que sabe a poco y que deja demasiadas preguntas abiertas justo cuando sobra gente dispuesta a dar respuestas a Rajoy. A veces sensatas, y otras o infundadas o calculadas.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 23 de diciembre de 2011, sección «Libros».
http://www.elsemanaldigital.com/primera-victima-gallardon-sigue-predicando-pagando-rebeldia-118850.htm