Por Pascual Tamburri Bariain, 15 de abril de 2012.
La memoria histórica que se nos imponía resultó ser selectiva. Pero en la era digital es difícil ocultar la verdad, y Javier Corpas publica una historia de navarros diferentes.
Jesús Javier Corpas Mauleón, Guerreros. Historias de mil años . Bubok Publishing, 2012. 184 pp. 22,00 € (9,00 € e-book)
Existen una serie de personajes y acontecimientos que, a pesar de ser decisivos en nuestra historia bélica, permanecen hurtados a los ojos de la población. A veces por descuido, pero las más deliberadamente, se nos ocultan los verdaderos protagonistas, sean estos hombres, fortalezas, batallas, de nuestro pasado guerrero. Este libro quita el velo que los cubre y, sin él, recorre mil años de historia tal y como fue. Acompaña la narración con abundantes testimonios y numerosas fotografías inéditas y, la mayoría, tan sorprendentes como el propio relato. Un relato que, como signo de los nuevos tiempos que vivimos, está triunfando desde su publicación en Internet, y a través de la red puede ser adquirido en formato impreso y como libro digital.
Cuando en Navarra echamos la vista atrás tenemos tendencia a sentirnos especialmente ricos y felices. La verdad es que no parece para menos, porque esta pequeña región de España acumula una buena parte de la memoria colectiva de la nación, y de su patrimonio histórico, muy superior al que nos corresponde hoy de la superficie del país o de la población de éste. Navarra, lo que hoy llamamos Navarra, el territorio que hoy ocupa, los que hoy llamamos navarros y sus antepasados yendo atrás en los siglos dan para mucho. Pero también es verdad que tanto ese curioso instrumento colectivo de uso individual -la memoria- como esa ciencia tan inexacta -la historia- nos vienen jugando en los últimos siglos unas cuantas malas pasadas. Sin necesidad de mala fe, y a veces con ella, socialmente se recuerdan más y mejor algunas partes del pasado que se asocian a nuestra identidad figurada. Y se olvidan o menosprecian otras, que por lo que sea han pasado de moda o se ven inconvenientes, incomodas o menores, y se marginan, o directamente se hacen desaparecer de las publicaciones, de la enseñanza y en definitiva de la transmisión del pasado a las generaciones futuras.
Javier Corpas ha hecho algo que debiera servir de ejemplo a muchos navarros de a pie. En vez de someterse a los cánones establecidos de la memoria, ha hecho memoria él mismo, de sí, de su familia, de su entorno social y del conjunto de la comunidad de la que forma parte. Los temas que recoge y la manera en que lo hace no son, hay que reconocerlo, ningún ejemplo de corrección política. Pero si son un ramillete apretado y atractivo de asuntos, ideas, personas y acontecimientos que pertenecen a la historia personal y familiar del autor, pero también a la historia de Navarra. ¿Sabemos ya todo lo que hay que saber sobe el pasado de Navarra? Cualquier historiador responderá, por supuesto, que no, que hay mucho por investigar. Y es verdad. Pero también es verdad otra cosa: que durante demasiado tiempo los navarros nos hemos imaginado a nosotros mismos en el pasado, y hemos hurgado en ese pasado, dando por supuestas muchas de cosas, algunas de las cuales no son ciertas, otras no son exactas, y otras en cambio se olvidan, se ocultan y de buena o mala fe se falsean.
El centenario de 1212 y 1512 es buen momento para recordarlo. Navarra tiene, por ejemplo, una larga historia militar. Y es perfectamente comprensible que, siendo el pacifismo una moda como otra cualquiera, muchos hayan olvidado esos hechos. Pero la verdad es que siempre -siempre, es decir antes de que la misma palabra Navarra existiese- esta tierra ha sido hogar de guerreros y soldados y escenario de luchas internas y externas. Javier Corpas, no solo por la historia de su padre, ha recordado lo que muchos tenemos a veces la tentación de olvidar, que Navarra, el espacio soberanos más pequeño de la Europa medieval, vivió siglos con las armas en la mano, que desde Pompeyo hasta el actual ejército profesional siempre ha habido aquí una organización militar, unas instalaciones militares y una larguísima tradición de navarros en armas. Desde Sancho Garcés I hasta los hombres y mujeres que han participado en misiones de paz durante las últimas décadas, si Navarra puede presumir de sus monumentos, de sus fiestas y de su riqueza es porque siempre ha habido alguien con las armas o dispuesto a empuñarlas.
Es bueno no sólo reconocer, sino también tener siempre presentes a los que con su sacrificio hicieron y hacen posible que vivamos como vivimos. Aunque a veces no esté de moda acordarse. El coronel Corpas es sólo, y nada menos que, uno de los miles de navarros que han hecho de las armas su modo de servir a España. Su hijo, a partir de la recopilación de sus propios recuerdos y hallazgos sobre su familia, descubre para los navarros de hoy muchas cosas que, aunque sucedieron y aunque sin ellas no seríamos como somos, nunca se dicen y la mayor parte de nosotros no solemos recordar. Pero no es solo una persona, o una generación. Muchos batallones, desde que estos existen, y otras organizaciones militares, también han sido y son parte de esta comunidad, y ha hecho falta, para varios de estos recuerdos y para que no cayésemos una vez más en la verdad en medias verdades demasiado prudentes, que escriba este gran aficionado a la historia. Hubo una Navarra liberal, de cuyas filas surgió luego el falangismo foral, y en general muchas otras navarras, además de las carlistas; hay una Navarra militar; y hubo una Navarra nobiliaria, o cuanto menos antiigualitaria de diversas maneras. Muchas Navarras de las que quizá ha llegado la hora de hablar. No es que «otra Navarra» sea posible, ni que haya que construirla o, como algunos hacen, inventarla. La identidad de Navarra tiene muchas partes ocultas en su pasado y en su presente, algunas de las cuales hacen de esta iniciativa interesante y agradable de leer. Gracias por todo ellos a su autor.
Pascual Tamburri Bariain
Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 15 de abril de 2012, sección «Libros».
http://www.elsemanaldigital.com/historia-belica-memoria-navarra-zapatero-queria-120869.htm