Cuando España derrotó al Islam y olvidó sus rencillas

Por Pascual Tamburri Bariain, 1 de junio de 2012.

Un gran mito nacional español que parecía olvidado. Pero el centenario de la batalla de las Navas de Tolosa ha servido para recordar la identidad de España. Que sigue existiendo.

Un gran mito nacional español que parecía olvidado. Pero el centenario de la batalla de las Navas de Tolosa ha servido para recordar la identidad de España. Que sigue existiendo.


Francisco García Fitz, Las Navas de Tolosa. Edición VIII Centenario. Introducción del autor. Ariel – Planeta, Barcelona, 2012. 592 pp. 22,90 €

Durante siete siglos, y con diferentes matices e intensidades, la batalla de las Navas de Tolosa había vivido en la memoria colectiva de los españoles como un mito fundador, un signo colectivo de identidad, más que como un acontecimiento histórico. La victoria del ejército español –por más que faltasen los reyes de León y Portugal, era un esfuerzo hispano común- sobre el califa almohade Muhammad al Nasir se había entendido como un momento decisivo, símbolo de una época y a la vez señal de paso entre dos eras. Y así era fuera y sobre todo dentro de España, para cristianos y para los que no pensaban sólo en la dimensión religiosa del asunto.

Francisco García Fitz, que preparó esa magnífica monografía antes de 2005, notaba cómo en las dos o tres últimas décadas las Navas habían perdido su importancia simbólica, arrastradas quizás por la avalancha de miedos, vergüenzas y renuncias que en cuanto a la identidad nacional ha padecido España desde 1975 o quizá desde antes. Recordar la importancia de las Navas, y más aún su dimensión tradicional militar-religiosa, era casi tabú socialmente y tanto más en la investigación histórica.

Curiosamente, esa desmitificación de las Navas de Tolosa animó a García Fitz a reunir en un solo volumen los esfuerzos de investigación anteriores y a introducir nuevos puntos de vista para la comprensión de la batalla: la historia militar en sus dimensiones más técnicas, la financiación de la empresa, la logística de la misma, la táctica y la estrategia, la propaganda, la ideología, la teología, la diplomacia, la vida de la Iglesia y sobre todo el contexto amplio, tanto en la España y la Europa cristianas como en el mundo musulmán en general y en el imperio almohade en particular. Casi todos los aspectos que este libro tocó desde su primera edición ya habían sido tratados, pero no en su conjunto, no con la profesionalidad debida y sobre todo no enlazados para dar una explicación objetiva de aquella gran batalla.

¿Grande? Sus dimensiones materiales las vamos a encontrar debatidas y minuciosamente detalladas en esta monografía de Ariel. Pero si es verdaderamente «grande» es porque es una batalla de esa lista de docena y media que han definido la identidad de España y Europa, desde las Termópilas a Zama, desde Alesia a Teoteburgo, desde Manzikert a Bouvines, y así. El centenario, que ha llevado a esta tercera edición, modificada, del libro, ha marcado un cambio drástico en la percepción de las Navas de Tolosa: ese relativo olvido en el que parecía estar cayendo la batalla se ha convertido en un gran interés mediático, lo que ha multiplicado la importancia de la monografía de García Fitz.

Sin embargo, lo que realmente hace importante el libro y ha renovado incluso el debate sobre las Navas es la discusión sobre la identidad nacional española, a la que la batalla permanece ligada. Además de una «gran» batalla, el mito permanece, y se ha tratado de manipular la realidad para destruirlo. Obviamente aquella España no era democrática, ni era un Estado, pero esos hechos no pueden utilizarse (y se ha hecho muy recientemente) para desacreditar la victoria de Alfonso VIII y los suyos. Y por supuesto que sabemos ya con certeza que Sancho el Fuerte de Navarra ni llevó con este motivo ninguna cadena a ningún escudo, ni utilizó una bandera navarra a la que quedaban siglos para nacer; pero eso no evita que estuviese allí presente, y con un peso grande, seguramente más proporcional a sus propios gustos y visión del mundo que a la pequeña y menguante importancia de su reino en aquel contexto. Y así todas las cosas.

Los contemporáneos notaron la grandeza e importancia de la batalla. Hoy podemos ver cómo España cambió antes y después de las Navas de Tolosa. España, que era una realidad desde siglos antes, no nace en la Reconquista, sino que en ella se rehace y reinventa y varias veces. En un mundo sin naciones y sin Estados, obviamente no podía ser ni una cosa ni otra. Pero era una gran comunidad humana, con los mismos elementos básicos desde la descomposición de Roma hasta hoy. Pasando, necesariamente, por las Navas. Entendamos por qué.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 1 de junio de 2012, sección «Libros».
http://www.elsemanaldigital.com/cuando-espana-derroto-islam-olvido-rencillas-121899.htm