Los que pagan los recortes y hacen la selectividad: los estudiantes

Por Pascual Tamburri, 7 de junio de 2012.

Empieza la Selectividad de 2012, en medio de un gran debate. Más que los recortes, se duda cómo y cuándo reformará José Ignacio Wert un modelo educativo más que fracasado.

Dice Ricardo Rodríguez que José Ignacio Wert «ha roto muchas caras. En realidad, se la ha roto a sí mismo con su falta de habilidad para manejar los ritmos políticos. La estrategia de la confrontación siempre tiene límites y es mala compañía«. Según nuestro compañero, en el seno del Partido Popular, con mala intención, lo llaman «la cuota Pedro Arriola«, pues el sociólogo de cabecera de Mariano Rajoy sentó a su amigo en el Consejo de Ministros. El calendario político de este curso y del que viene convierten al ministro de educación en protagonista inevitable, aunque Wert ya es decididamente centro de atención por las reformas en curso y porque estas semanas decenas de miles de estudiantes españoles se presentan a la Selectividad.

La clave de la gestión educativa de Wert, y en consecuencia de Mariano Rajoy, no está en los recortes que han llenado estos primeros seis meses. No pasan de ser una necesidad contingente, una exigencia del entorno político general: si no hay dinero, habrá que gastar menos. Es una decisión política de emergencia, y ya está. Algunos creemos que, ya puestos y asumiendo además que iba a producirse una reacción de protesta en parte sincera y en gran parte sectaria y demagógica,se podría haber aprovechado el tirón de los recortes para empezar con las reformas, verdaderas reformas de fondo de las que muchas no cuestan dinero. Pero no se ha hecho, o se ha hecho en mínima medida. Lo que ahora toca es, sin excusa ni pretexto, definir qué reforma quiere el PP (dentro de sus principios y de sus promesas) y cuándo se va a aplicar. No puede cometerse por segunda vez el error, con mayoría absoluta en las dos Cámaras, de aplazar eternamente el asunto educativo, de contentarse con algunos parches y de no tener una visión amplia y a largo plazo del asunto. Sobre todo porque la izquierda sí lo tiene, siempre lo ha tenido, y mientras no se haga algo seguiremos disfrutando del modelo educativo progre y de las consecuencias que bien se ven. Ya vimos en qué quedo la Ley de Calidad, que siendo buena no era más que el principio de algo que quedó en nada.

Han terminado las clases y los alumnos de segundo de Bachillerato están en la Prueba de Acceso a la Universidad. Ésta es una de las mayores contradicciones y torpezas del sistema que sufrimos. La Selectividad, más o menos sin cambios, se la debemos al modelo de la Ley General de Educación de Villar Palasí, de 1970, en la que tras la EGB, el BUP y luego el COU las Universidades organizaban (y siguen organizando) un examen de acceso a las carreras, no culminación del Bachillerato sino instrumento de clasificación de los bachilleres… en teoría. Hasta 1970, la tradición española de enseñanza secundaria era que ésta, por de pronto, se consideraba parte de la formación superior (por lo que había un nexo directo entre Institutos y Facultades). El Bachillerato terminaba con un Examen de Estado o una Reválida que no era algo ajeno al Bachillerato sino su terminación y culminación, una prueba exigente que garantizaba que todos los estudiantes de España recibían una formación al mismo nivel, sin distinción de tribunal o región. Ycon esa nota, que era más objetiva que esta selectividad devaluada y autonomizada, iban a la Universidad (cuando esto significaba mucho más que ahora) .

No estamos hablando de un pasado remoto, sino de cómo es esto allí donde hay baccalauréat, maturità o Abitur, lo que por cierto incluye a Finlandia. Nuestro sistema está hecho de retazos, desde la ley desarrollista franquista, origen de la masificación de todo, hasta los experimentos progres de Zapatero. Los que pagan el precio de este desorden, de la dejadez y sobre todo del plan de manipulación ideológica de la izquierda son los alumnos, que no habían nacido cuando este proceso empezó. De hecho, el sistema está tan arraigado que ya casi nadie recuerda otra cosa, y hasta se niega que otra cosa sea posible. La UCD, que pudo hacer muchas cosas, no las hizo. El PSOE, en cambio, fue implacable, y llenó todo en fondo y forma de sus ideas de reordenación social. ¡Y después de nueve años de Gobierno de centroderecha, ahí sigue todo tal cual! Si uno lee los recortes, no tiene mucho sentido que los alumnos se quejen (salvo que lo comparen con otros recortes). Sí tendría en cambio mucho sentido que nuestros alumnos de 1994, los que hoy se examinan, se quejasen del sistema pésimo que les hemos impuesto y de la selectividad apolillada y retroprogre que están sufriendo, además para ir a una Universidad sin rumbo.

«Decía Jesús Laínz, antes de empezar el debate de la nueva Ley de Educación, que la mutación de los valores que han provocado el igualitarismo y determinados prejuicios ideológicos hace que se perciba a la juventud actual como la generación más preparada de la historia de España, según un autocomplaciente lugar común. Sin embargo, quienquiera que conozca la evolución de la enseñanza española desde la entrada en vigor de la Ley de Educación de 1990 apreciará que vivimos un momento particularmente bajo. Y no sólo en la enseñanza misma, sino en todos los aspectos de la vida social que dependen de los mismos valores».

«Doctrinalmente la LOE es, sin más, la resurrección de la LOGSE. Sin embargo, pese a las resistencias y a los intereses creados, la reforma educativa era y es una necesidad. La educación primaria y secundaria ha renunciado a formar personas, ha dejado de ser transmisoras de cultura y de valores, para convertirse en mero aparcamiento o establo de los niños y jóvenes durante largos años. Las teorías abstractas, las determinaciones ideológicas y un utopismo de salón sustituyeron en las aulas al conocimiento y al estudio. El psicopedagogo teórico adquirió más importancia que el profesor que conocía su materia y conocía la realidad del aula. Y estábamos advertidos hacía décadas. En 1961, previendo el futuro, Michel de Saint Pierre escribía que ´los jóvenes sufren la parcelación de los programas educativos y de la pedagogía, que repercute de modo directo en su formación y en su espíritu. Saben que el humanismo está en peligro, y que una determinada voluntad materialista trata de aniquilarlo´

«En la organización académica, la LOE reproduce los cuellos de botella esenciales de la LOGSE. En los Centros va a haber cada vez menos directores con autoridad, ya que el peso de los claustros asamblearios, de las no menos complejas representaciones familiares y de los sindicatos no disminuye en absoluto. La atención a la diversidad se va a seguir tratando como si el problema estuviese en los medios materiales, cuando realmente está en la idea-fuerza de la LOGSE de la igualdad obligatoria entre unos alumnos que siguen siendo, afortunadamente, desiguales en capacidades, hábitos, medios y motivación. La gratuidad de los 3 años a los 18 y la obligatoriedad de los 6 años a los 16 no ocultan la contradicción de unir en las mismas aulas y planes de estudio a personas con metas muy diferentes en sus vidas, y por tanto con necesidades divergentes» .

Chicas y chicos, hacedlo lo mejor posible y con toda la suerte posible. Pero no dejéis de pedir, por el bien de vuestros hermanos, de vuestros hijos en el futuro y de todos desde ahora, que el ministro Wert y los consejeros autonómicos cambien esto de arriba abajo. No hay excusa ninguna, y la única explicación sería (y espero que no sea) o una falta de planes o un complejo de inferioridad frente a la izquierda. Que precisamente era, en su momento, la mayor diferencia entre AP y UCD. Los que de verdad tenéis una vocación de bachilleres, y por tanto universitaria, os merecéis otra cosa. España también. ¡Suerte!

Si alguien, gloriándose en la ciencia de falso nombre, quisiera decir algo contra estas cosas que anotamos, que no lo diga en las esquinas ni de cara a los jóvenes, que no saben juzgar acerca de cosas tan arduas; sino que conteste a este escrito, si se atreve; y tropezará no sólo conmigo, que soy el menor de todos, sino con muchos otros defensores de la verdad, por los cuales se retracte de su error, o se confirme en su ignorancia.
(Santo Tomás de Aquino)

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 7 de junio de 2012, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/pagan-recortes-hacen-selectividad-estudiantes-122035.html