Por Pascual Tamburri, 23 de agosto de 2012.
El presidente regional vasco, Patxi López, ha adelantado las elecciones autonómicas en provecho del PSOE. Ocho años de sumisión a la ETA han llevado a la banda a un gran momento electoral.
Es difícil decir más cosas falsas (antes llamadas mentiras) en un solo párrafo. Patxi López ha asegurado que «ha llegado el momento» de convocar elecciones en el País Vasco, afirmando «pensar solo en los intereses de la ciudadanía vasca«. Además, ha manifestado que el gobierno regional, nacido del PSOE con apoyo del PP de Antonio Basagoiti, ha concluido los compromisos que había asumido y es hora de «renovar un nuevo contrato con la ciudadanía«.
El PSOE vasco –el PSOE de Pablo Iglesias, vaya, que ni era nacionalista ni hablaba vasco, naturalmente- quiere llegar a las urnas el 21 de octubre con la medalla puesta de haber conseguido «acabar con la violencia«, y sin cargar con las culpas del mal funcionamiento de la Administración (ya que siempre se podrá decir que sólo la han controlado 3 de los 33 años de autonomía, siendo el resto nacionalistas), ni de la crisis económica (ya que, aunque la montó Zapatero, más de seis meses de Mariano Rajoy hacen pensar ya a muchos, y sobre todo a ciertos medios sectarios de comunicación, que la crisis es del PP) .
La verdad es que el «lendakari de la paz» se había quedado sin más salidas que las elecciones. Tras haber roto con el PP –la cuestión es cómo llegó a pactar algo, y qué- el PSE-PSOE no tenía ni de lejos la mayoría necesaria. Bien, elecciones; pero con este sistema y en estas circunstancias ni siquiera López puede ignorar que unas elecciones implican su salida del poder y la entrega de éste al PNV en un «buen» caso y a los batasunos según las variantes. Las encuestas son así.
López convoca sabiendo que el PSOE vasco se hunde, y prefiere que se vote antes de que el hundimiento termine. No lo hace pues por necesidad de los vascos sino por conveniencia de su partido, que si ahora es poco mañana puede no ser nada. Convoca sabiendo que el PNV sube, pero que no lo hace lo bastante para gobernar en solitario. Urkullu se mete en un berenjenal en el que tanto López como sobre todo Basagoiti esperan salir como socios de una coalición; pero nadie ha pensado que los votos que más les duele perder a los nacionalistas son los de sus hermanos y sobrinos abertzales, los que van a ir a Bildu, o sea a ETA se llame como se llame. La alternativa más valiente, pero nada improbable, es que el PNV pacte con sus rivales de la izquierda abertzale (donde ahora mismo, de todos modos, están los náufragos de EA y de Aralar, así que hay gente que se puede invitar a casa y con la que se encuentran en Misa y así). ¿Y entonces qué? ¿Frente Nacionalista con mayoría absoluta y programa soberanista? ¿Gracias a López?
Bueno, en todo caso no sólo gracias a López. El momento es triste porque ETA va a estar en las elecciones. No sólo con «su» sigla, sigo además como argumento falaz en muchas bocas. ETA y su «tregua» deberían ser algo de lo que ni se hablase en la prensa nacional. La única manera aceptable para España de que termine la banda de asesinos y es con todos ellos en cárcel cumpliendo condena y una entrega final de las armas y medios. Sólo entonces, y muy limitadamente, podría llegar la clemencia para los arrepentidos. Todo lo anterior es hacer concesiones que no tendrán fruto. Esto no es, obviamente para quien sepa algo de historia, Escocia, ni Irlanda. Pero tampoco es Kosovo, salvo en la medida en que es una región parte de una nación única e indivisible. ¿Gracias a López? Bueno, sí, y a su egoísmo, y a su miopía, y a las de algunos más.
El disputado voto de la derecha vasca y española
Particularmente angustiosa va a ser la convocatoria para la derecha sociológica (y la derecha social también). El PNV de Iñigo Urkullu se acercará pidiéndoles el voto (útil) agitando el espectro de una victoria batasuna y de un gobierno rojo; horizonte desde luego probable, pero que nada se ha hecho por impedir en tres décadas de gobierno jeltzale. El PSOE de Patxi López pedirá el voto (útil) en su calidad, hasta ahora, de primera fuerza no nacionalista, y de primer gobierno no abertzale; pero es que ya se ha demostrado en el experimento que lo mismo da un López que un Arzallus, y si me apuran con Arzallus se hacía algo con sentido y lo hacía gente con estudios. La UPyD de Rosa Díez pedirá esos votos en nombre de la unidad nacional, olvidando tanto que ella misma ya fue consejera de ese gobierno como que esas personas no pueden votar alegremente a favor del aborto, la eutanasia y así. Y naturalmente el PP de Antonio Basagoiti pedirá el mismo voto útil, sin ninguna concesión, dando por sentado que esos votos van a ir al PP sí o sí, una vez más, y que la campaña puede orientarse a rascar votos de PSOE y PNV, por distintas vías. Y se equivocan un poco todos: porque la derecha española en el Norte no sólo existe, sino que está cansada de que la usen el día de las votaciones y se olviden de lo prometido, programado o sugerido los siguientes cuatro años. Es verdad que nadie está en condiciones de representarla, porque los intentos que se ven oscilan de lo patético a lo conocido y de lo lamentable a lo despreciable. Pero hasta que alguien sea de verdad leal a esos hombres y mujeres, puede encontrarse que su decepción alimenta la abstención. Total, hasta ahora ya se ha visto que da igual o hasta es peor. Cambien ustedes eso.
Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 23 de agosto de 2012, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/otono-caliente-para-vascos-triste-para-toda-espana-123711.html