Esperanza Aguirre, su mejor legado y la leyenda negra destruida

Por Pascual Tamburri Bariain, 12 de octubre de 2012.

Como ministro de Educación, Esperanza Aguirre relanzó la historia de España. Ese cambio ha sobrevivido, pero hace falta que todos los españoles accedan a datos fiables. No manipulados.

Carmen Pérez Roldán. Historia de España. La realidad de la nación española. Sekotia, Madrid, 2012. 352 pp. 23 €.


Luis Suárez Fernández. Lo que España debe a la Iglesia Católica. Homo Legens, Madrid, 2012. 318 pp. 20 €.

Los Gobiernos de José María Aznar merecen más reproches por lo que no hicieron que por lo que intentaron hacer. En Educación y Cultura, todos los grandes cambios de fondo previstos por la Ley de Calidad de Pilar del Castillo ni siquiera entraron en vigor; los mismos socialistas que hoy predican consenso y armonía suspendieron y derogaron la ley en cuanto llegaron al poder. Poco quedó de aquello, salvo quizá la frustración porque ya era evidente (para quien tenía ojos y quería usarlos) que el sistema no funcionaba y que los problemas nacían de la LOGSE misma, no de su mala aplicación. Pero antes había sido ministra de Educación Esperanza Aguirre, y desde esa responsabilidad consideró especialmente urgente, sin poder esperar a consensos ni a leyes, una revisión de la historia de España impartida en Bachillerato. Y aunque podamos discutir si había o no mejores soluciones, aquello fue una mejora y ha sobrevivido a todos los cambios habidos desde entonces: todos los alumnos de Bachillerato (en las regiones que cumplen la Ley, lo que no es evidente) cursan una Historia de España general, de los orígenes a la actualidad. El legado, de momento, se conserva.

Por qué hacía falta más y mejor Historia de España es algo que ha entendido perfectamente Carmen Pérez Roldán, y a esa comprensión se debe el libro que ahora nos ofrece en Sekotia. Una generación entera de españoles, titulados medios y superiores, salió de las aulas sin una noción siquiera aproximada de la historia de su país. Los últimos elementos comunes de historia se impartían, como mucho, a los 15 años. Y había además un problema cualitativo: no sólo se enseñaba y aprendía poca o ninguna historia, no sólo se enseñaba muy pronto, cuando no todos los alumnos están en condiciones de comprender la importancia y matices de lo que se enseña, sino que lo que se enseñaba era poco, impreciso, sesgado ideológicamente, carente de datos objetivos y plagado de interpretaciones. Esta cuestión cualitativa de la Historia enseñada en España respondía (y no ha cambiado) a un problema cualitativo de la formación del profesorado y de su modo y nivel de selección. Tenemos muchos docentes que no sólo se niegan por razones ideológicas o no pueden por razones legales impartir una enseñanza basada en los hechos pasados objetivamente narrados, sino que, no pocas veces, carecen de la cantidad, calidad y precisión de la información necesaria para una docencia de alta calidad. Como según viejo aforismo romano «no se puede dar lo que no se tiene«, es evidente que la carencia de información explica(ba) la problemática formación (de discentes… y de docentes) .

En este sentido el libro de Carmen Pérez Roldán es de una sorprendente actualidad y utilidad. Se ha dicho, como descripción de sus méritos, que narra la historia de España y de sus gentes prescindiendo de los viejos lugares comunes de la progresía de todo pelaje, y es verdad. Y es muy cierto que, rarissima avis, no rehuye explicar nuestro pasado común justamente en lo que tiene de común y en todo aquello que habitualmente se oculta en las explicaciones políticamente correctas. Pero antes que eso y como razón más que de sobra para comprar, usar y recomendar el libro es que recorre todo el pasado de España (es decir, para entendernos, una historia general de España que coincide inevitablemente con el temario oficial de 2º de Bachillerato). Al hacerlo proporciona una estructura cronológica desarrollada –de las hoy habitualmente despreciadas- y un repertorio amplio y ordenado de datos (subráyese, datos no opiniones) sobre los que se desarrolla la historia de los españoles, sin que tales datos puedan discutirse (ya que no se entra en un nivel erudito de información ni en materias discutidas por la investigación más fiable). Nuestros estudiantes, nuestros profesores, y los españoles cultos en general (es decir, vistos nuestros porcentajes de titulados, supuestamente una mayoría) necesita renovar su conocimiento de esa información, o por desgracia en muchos casos gracias a la legislación directamente adquirirla por vez primera. En cuanto a la información, los datos, las fechas, los nombres, el libro de Carmen Pérez Roldán será de entre todos de especial utilidad para los que cursen o impartan 2º curso de Bachillerato, donde todos sin importar ideas, preferencias o prejuicios deberían necesitar esos datos para poder demostrar y conservar un conocimiento adecuado de la historia nacional. Obviamente, será algo menos útil en las regiones que por sí y ante sí modifican o incumplen el currículo ministerial y se limitan básicamente a una historia sólo contemporánea o a una historia sólo localista.

Además, La realidad de la nación española de Carmen Pérez Roldán entra en dar su propia interpretación de qué es España y qué ha sido en el pasado. Y aunque en eso puede haber más matices, ella cimenta su opinión, que no es precisamente la impuesta por los creadores del actual y fracasado sistema educativo, sobre los datos que paralelamente aporta. España, en palabras de Carmen Pérez Roldán, es una síntesis de pueblos, que adquiere con Roma la unidad y cohesión política y humana, con el reino de Toledo la independencia política, con la Reconquista y el Descubrimiento un proyecto nacional más que milenario. Y naturalmente, con el cristianismo una parte decisiva de su propia identidad, una parte históricamente inevitable salvo que optemos por la subjetividad sectaria más pintoresca, en la que quizás ya millones de españoles han sido educados. Un libro que merece ser tenido, usado y conservado, que personalmente usaré como libro para mi referencia en la docencia de este curso y que recomendaré, prescindiendo o no de lo que de interpretación tiene, a los alumnos que pidan más formación y, antes, más información.

¿España ha dejado de ser cristiana? Bueno… algunos sorprendentemente sí

La frase de Manuel Azaña ante la Constitución de la república no era tan absurda como puede parecer. Si uno repasa los dados que nos da Carmen Pérez Roldán el punto de partida tiene mucho de cierto, e incluso de seguro: el cristianismo, y específicamente el catolicismo, era una parte decisiva de la identidad española, y también de la de cada una de las regiones y provincias de España, en fecha tan avanzada como 1931. Por supuesto que no todos los españoles eran (y probablemente, ya que no podemos entrar en las convicciones íntimas de nadie) nunca habían sido católicos; pero sí lo era la mayoría, y sobre todo algo más: España adquiere su plena identidad propia haciéndose cristiana (se completa así la síntesis de europeos, la unidad política, las instituciones y el Derecho de Roma, la independencia visigoda), y las instituciones españolas como tales nacen, crecen, ser rehacen y se hacen universales siendo católicas, y no accidentalmente sino como eje vertebrador de su acción y de su actuación. En ese sentido, alguien que aspiraba a cambiar a los españoles y a darles nuevas instituciones profundamente distintas era totalmente lógico que, como Azaña, aspirase al menos a que España dejase de ser católica. Era, eso sí, un proyecto y no una constatación.

Hay que agradecer al profesor Luis Suárez el esfuerzo que ha hecho para reunir algunos de sus mejores textos y elaborar una pequeña y combativa síntesis en la que se detiene en los aspectos de la historia de España en los que la presencia cristiana fue –aunque en su momento no se viese- particularmente preciosa, enriquecedora, decisiva. Homo Legens no trata aquí de que tengamos una historia de España (quien quiera una reciente y bien adaptada a esta interpretación en datos y en rumbo, ahí tiene la de Carmen Pérez Roldán). Pero el mérito de don Luis no es sólo como historiador, porque salvo muy mala fe todos vemos los grades momentos en los que el catolicismo marcó las decisiones colectivas o en los que la identidad cristiana impidió otros rumbos; lo que aquí se añade a eso es una cuidada aportación teológica y filosófica, en la que el lector interesado aprenderá no sólo cuándo sino por qué España era católica y lo demostró actuando, en el todo y en sus partes, como tal. Como casi siempre que escribe don Luis es ameno y aun apasionante de leer, y por lo tanto un buen regalo para empezar el curso con alegría.

Ahora bien, coincidir en que España haya sido católica, y no accidentalmente, en su historia, no supone admitir ni que en ésta no ha habido errores, ni dar por buenos todos los momentos y movimientos en los que el catolicismo se ha exaltado (normalmente en las formas) como bandera colectiva, ni dar por malo todo lo que no ha aceptado ser específicamente católico; ni desde luego asumir –visto lo visto- que la ecuación vaya a ser eterna. Hasta el siglo XX España ha sido católica, pero los cambios de la misma Iglesia han ayudado poco a España a seguir siendo católica en medio del mundo moderno y sus tormentas. A veces, incluso, la actuación de notables grupos y notorios católicos profesionales (y no hablo sólo de José Antonio Aguirre antes ni de Rafa Larreina hoy) ha sido violentamente antiespañola, de un modo en el que si el libro de don Luis llegase hasta 2012 y quisiese ser totalmente consecuente consigo mismo tendría que corregir algunas de las loas vertidas sobre cofradías que, independientemente de si demuestran o no una verdadera catolicidad,no demuestran demasiado amor por España, a la que casi todo deben. Pero cada uno es hijo de su tiempo y afronta las batallas del que le seguirá; por eso don Luis Suárez ha hecho un buen trabajo, que proporciona una interpretación útil, poco habitual, necesaria y muy bien escrita, y merece ser leído, y usado por algunos de los que quieran huir de la monótona interpretación materialista de unos y de otros.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 12 de octubre de 2012, sección «Libros».
http://www.elsemanaldigital.com/esperanza-aguirre-mejor-legado-leyenda-negra-destruida-124687.htm