La Universidad distinta que hace falta en la reforma de Rajoy y Wert

Por Pascual Tamburri Bariain, 9 de noviembre de 2012.

Manuel García Morente resumió en cuatro discursos lo mejor de la tradición universitaria española, y lo hizo en un momento de crisis institucional y de necesaria reforma académica total.

Manuel García Morente resumió en cuatro discursos lo mejor de la tradición universitaria española, y lo hizo en un momento de crisis institucional y de necesaria reforma académica total.


Manuel García Morente. El ideal universitario y otros ensayos. Presentación de Sergio Sánchez-Migallón. Eunsa, Pamplona, 2012. 113 pp. 11 €.

Manuel García Morente llenó en buena medida medio siglo del debate intelectual español, y después el filósofo quedó olvidado. La verdad es que nunca sabremos si lo superaron los pensadores de las generaciones sucesivas, o si más sencillamente lo descalificaron por haberse vinculado al Alzamiento de 1936. Lo que sí es seguro es que se le dejó de leer en la vanguardia intelectual española, y así ha resultado que las dos o tres generaciones posteriores de catedráticos y de políticos también crecieron sin haberle leído, lo que en nuestra lengua equivalía a condenar al olvido una serie de temas de reflexión a los que sólo él o casi había prestado atención entre nosotros.

Eunsa nos ofrece ahora, justo cuando José Ignacio Wert ha lanzado su reforma educativa y ha dejado planteados sus términos de la eterna cuestión universitaria, El ideal universitario de Manuel García Morente, donde se enumeran los problemas que padece nuestra Universidad –va a escandalizar al lector inocente el parecido, a escala, de los viejos y los nuevas problemas universitarios- y las que a juicio de García Morente serían las soluciones y serían los modelos y los solucionadores. Es, sin duda, en ensayo más logrado sobre esta cuestión en la época de José Ortega y Gasset y en la inmediatamente posterior a Miguel de Unamuno. Y era una luminaria que, esta vez sí, convenía tener dispuesta a la hora de emprender otra reforma académica. Parece hecha para ser leída, entendida y aplicada setenta años después de muerte el autor. La gran duda es si se trata de una muestra de la vitalidad y del ingenio de éste o más bien de las incurables taras de la Universidad española… empeoradas en todo caso de un tiempo a esta parte.

Morente arranca de una idea que difícilmente nadie le reprochará, una visión de la Universidad en el pasado y de la Universidad como hecho singular de la cultura superior europea, punto de síntesis de todos los saberes y lugar de formación de una parte de la aristocracia nacional. Incluso si uno no está de acuerdo, incluso si cree en la Universidad como derecho para todos, ha de admitir que la idea de Morente es la que mejor coincide con la historia de nuestra Universidad, española y europea, y la que mejor contribuye a proporcionar al continente una intelectualidad que no sea de manada.

«En la situación presente, en la humanidad actual, un gran peligro de decaimiento acecha la vida. Los grupos de dirigentes parecen no sólo disminuir, sino sobre todo debilitarse en su fuerza atractiva y paradigmática. La ´rebelión de las masas´ … consiste … en la satisfacción con que los individuos particulares se pliegan hoy a ser ´como todo el mundo´, renuncian a diferenciarse y aspiran tan solo a vivir al mismo nivel medio, necesariamente bajo y torpe» .

«Sólo hay un medio de evitarla [la decadencia], y es que, restableciendo la salud del cuerpo social, se formen de nuevo esos grupos de dirigentes; los cuales, queriendo y procurando justo ´no ser como todo el mundo´, es decir, ´ser de otro modo´, descubran y fomenten modos inéditos de ser, formas nuevas de vida que ejerzan sobre el resto de la colectividad la normal atracción y empuje en la existencia humana en un sentido ascendente, más pleno, más rico, más abundante en realidades» .

La masificación apuñala la Universidad, del peor modo posible, ya que la Universidad ha sido mientras ha existido un puente de mando y una escuela de cadetes. Leer a Morente ayuda a entender por qué sin Universidad no existiría Europa como es, y también por qué los enemigos de Europa, de la naturaleza que sean, prefieren la Universidad destruida y si no conquistada. Crear un sistema educativo en el que todos se crean con el derecho y casi el deber de formarse en una Facultad es anti natural, además de ser la garantía más segura de suicidio colectivo para Europa. Haber imbuido ese falso ideal en dos o tres generaciones de presuntos maestros es contrario a las tradiciones, a los intereses y al porvenir de Europa. Finalmente, nada hay más triste que chocar con alumnos cada vez más jóvenes que no sólo ignoran por completo en sus vidas los ideales recogidos por Morente, sino que además se consideran en posesión de la verdad cuando nunca, sobre la educación superior, se han aproximado ni vagamente a ella, agostados entre especialismos y necedades materialistas.

Hoy como ayer, no podemos dudar que «a la Universidad incumbe también la misión fundamental de educar a los jóvenes para la formación de los grupos dirigentes«. Por eso mismo, debemos anhelar que en cada reforma la Universidad española se acerque a su ideal eterno y abandone el camino de la corrupción que demasiado ha recorrido. No necesitamos ni más universitarios, ni más profesores, ni más medios: necesitamos un limpio ideal universitario.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 9 de noviembre de 2012, sección «Libros».
http://www.elsemanaldigital.com/universidad-distinta-hace-falta-reforma-rajoy–125267.htm