Hombres, ministros, gusanos, políticos y cardenales

Por Pascual Tamburri, 13 de diciembre de 2012.

El Cardenal Arzobispo de Barcelona, don Lluis Martínez Sistach, toma posición política contra la Ley Wert. Pero es su opinión, no la de la Iglesia, y Su Eminencia no debería hacer política.

Artur Mas, apoyado por ERC y por José Antonio Durán desde Unió y Oriol Pujol desde Convergencia, ya lo ha dejado claro: mientras esté en sus manos, la Generalidad de Cataluña hará cumplir la ley catalana de educación, «aunque sea de manera unilateral«, si prospera en lo que se refiere a los modelos lingüísticos el proyecto del ministro de Educación, José Ignacio Wert. No se trata ya de un simple conflicto de competencias, ni de un debate entre distintas opciones políticas: el asunto de la educación, que es decisivo para que el nacionalismo haya podido existir y pueda seguir adoctrinando, se ha convertido en una bandera. A un lado, Wert, la libertad de elección y España. Al otro, los independentistas.

En todo caso, es política. Cuestión de opiniones, más allá de donde lleguen los hechos. No todo es opinable, claro, pero de cualquier modo es un asunto en el que los católicos españoles pueden opinar libremente en lo que no ha opinado ya (y lo ha hecho a favor, y no en contra) la Conferencia Episcopal. Y sin embargo, otra es la opinión de monseñor el Obispo de Gerona y de monseñor el Cardenal Arzobispo de Barcelona. Rompiendo por un lado la unidad de voz entre los pastores de la Iglesia española, y causando por otro a los católicos catalanes el escándalo de ver a sus maestros entrando en política y optando por unos políticos y despreciando a otros.

Don Lluis Martínez Sistach ha dicho en Twitter que «Nuestro modelo educativo [el catalanista] evita la segregación escolar, favorece la cohesión social y consigue buen conocimiento del castellano y catalán«. Siendo éste un tema debatido, no ciertamente un tema de fe ni de moral así planteado, y siendo ésa la opinión particular de Su Eminencia Reverendísima, como la de monseñor Pardo, es discutible que sea prudente la intervención de estos obispos, antes católicos que catalanes y antes catalanes que catalanistas.

Ante todo, elegir la lengua de la enseñanza, y en general las decisiones básicas sobre ésta, corresponde a la familia, y el Estado, del que el Gobierno regional catalán es representante, no puede suplantarla sin necesidad. En una región donde más de la mitad de la población tiene como lengua materna el español, lo único que cabe es reconocer al menos a todas las familias el derecho a elegir eso que llaman «lengua vehicular». Y si fuese por mayorías, más catalanes hay que hablan español que catalanes que hablan catalán; por no decir «sólo español» y «sólo catalán», lo que ya rozaría el ridículo. Así que si hay una lengua catalana… es el español, y por eso mejor que haya dos, y libertad en el asunto. Cuestión de sentido común, dentro y fuera de las iglesias (iglesias cada vez más catalanistas en sus pastores… y también más ancianas, y más vacías, por cierto) .

Y a todo esto, así como lo de Mas y los suyos contra Wert es cobarde, miope y rastrero, ¿qué pinta un Cardenal de la Iglesia de Roma tomando partido por una facción en esto? Ojalá se pudiese decir que nada. Porque lo que hace es, y mucho, causar escándalo. Tanto como puedan hacerlo, por ejemplo, militantes de determinados movimientos y prelaturas al frente de grupos independentistas y terroristas en excedencia.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 13 de diciembre de 2012, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/hombres-ministros-gusanos-politicos-cardenales-125988.html