Por Pascual Tamburri, 4 de febrero de 2013.
Hay quien se rinde ante los cambios. Y hay quien se anticipa a ellos, sin renunciar a sus principios. El columnista de El Semanal Digital Rafael González Rojas deja una lección de estilo.
Rafael González Rodríguez falleció hace unos días en Madrid, a los 80 años tras una breve enfermedad y después de más de medio siglo de brillante carrera profesional como periodista y literato. Lo cierto es que no quedan muchos españoles con su experiencia en los medios a lo largo de los siglos XX y XXI; y seguramente una mirada a su larga actuación en la prensa, ahora que él ya no está con nosotros, podrá servir de ejemplo en estos tiempos de confusión y de zozobra más ética que económica.
Andaluz de Aguadulce y crecido en Osuna, González Rodríguez era un periodista formado en el entorno cristiano militante y vinculado siempre a la Editorial Católica. Se graduó en la Escuela de Periodismo de la Iglesia y trabajó siempre en la redacción y dirección de importantes medios de Edica. Pasó por la gestión de semanario «Signo» de los jóvenes de Acción Católica (1962-1967), de «El Correo de Andalucía» (1967-1969), de la Agencia «Logos» (1969-1972), de la revista «Mas» de las Hermandades del Trabajo (1970-1973) y de «El Ideal Gallego» (1972-1980). Escribió «Con la Armada en el Banco Sahariano» y las novelas Farruco y La manija. Seguramente su fase profesional más conocida y relevante fue la penúltima, al frente del diario «Ya«, del que desde 1995 fue el último director. Con el cierre de este medio desapareció en España la prensa confesional diaria e impresa, lo que fue todo un símbolo del cambio que estaba viviendo el país y con él sus medios de comunicación.
Rafael González Rodríguez era un hombre de firmes principios y sólidas convicciones, a los que no renunció en el ejercicio de su profesión ni en su vida privada. Lo hizo sin maximalismos ni sectarismos, tratando en sus artículos todo tipo de temas de actualidad, combinando la coherencia con el sentido común. Uno casi espera, depende de qué periodista o escritor católico o conservador, encontrarse con un dogmatismo vociferante como única alternativa al abandono de la lealtad a lo esencial. Rafael González nos deja como legado la demostración práctica de que no es así, de que se puede ejercer una militancia pública sin traicionarse a sí mismo y a la vez sin señalar con el dedo ni remitirse a imposibles nostalgias ni a penas eternas.
Pero para nosotros es más importante otra cosa. Tras cerrarse «Ya» Rafael González podría haberse retirado con el deber profesional y social más que cumplido, y sin embargo se embarcó en la aventura de crear «El Semanal Digital«. Durante más de diez años cautivó a los lectores de este diario desde su columna de opinión Sin Prisas, que firmó como Rafael González Rojas, y exhibió su saber hacer como periodista transmitiendo a los que somos de otra generación el estilo propio de un profesional de clase. Sencillo y ejemplar, combinó el periodismo de siempre con las exigencias del medio, su inmediatez y su inmaterialidad. Lejos de querer imponer en la red lo que él sabía de los medios, trajo a ella toda una tradición y a la vez asumió los cambios impuestos por los tiempos. Equilibrado y sensato, no confundió el continente con el contenido ni las formas con el fondo, algo en lo que, por cierto, muchos deberían imitarle por el bien de todos.
Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 4 de febrero de 2013, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/prisas-ejemplo-periodismo-estilo-126955.html