Por Pascual Tamburri, 25 de febrero de 2013.
‘Il Cavaliere’ fue obligado en 2011 a dejar el Gobierno pese a haber ganado las elecciones. Los poderosos preferían un técnico y una Italia sumisa. Hoy tienen doble ración de populismo.
Entre el 24 y el 25 de febrero Italia ha celebrado elecciones generales, renovando el Senado y la Cámara de Diputados. Una ley electoral peculiar, una abstención mayor que otras veces, una clase política desprestigiada, un fin de semana de tiempo frío, muchos eran en fin los elementos que hacían imprevisibles los resultados. En todo caso, los grandes medios de comunicación internacionales, los demás Gobiernos europeos, Bruselas y los poderes financieros mundiales estaban completamente seguros de que todo iría bien para sus intereses, con una victoria de la izquierda de Pier Luigi Bersani y el PD continuando la política de recortes y obediencia a la Unión Europea del «técnico» Mario Monti y su coalición de centro. Quizá con la decoración folklórica del populista Beppe Grillo.
Sólo que no ha sido así. Grillo ha conseguido muchos votos populares pero el populista más votado ha sido un Silvio Berlusconi al que se daba por borrado de la política. El PDL y sus socios consiguen vencer en las regiones más representadas en el Senado, mientras que Monti recibe un castigo popular que sólo sorprenderá a quien haya olvidado que fue impuesto como presidente del Gobierno bajo amenaza de intervención europea. Dicen que ha habido una enorme abstención. Quizá, aunque todo es relativo, porque más de un 75% de participación en las elecciones no es precisamente poco. Dicen que Italia con esto se acerca a la ingobernabilidad y a la ruina, y los mercados financieros han reaccionado llevando la prima de riesgo más allá de los 300 puntos y haciendo que la Bolsa de Milán pierda por la tarde casi todo lo que había ganado por la mañana. Curiosamente, los poderes económicos preferían una victoria de la izquierda ex comunista y una derrota de la derecha; y los italianos les han llevado la contraria. Cosas de la democracia.
Ay Mario Monti, pobre profesor Monti. Pese a todos sus apoyos internacionales, a su centrismo y a su moderación grisácea, su coalición está al borde del 10%, y podría hasta haberse quedado sin representantes (la barrera en Italia es del 4% nacional para los partidos, pero del 10% para las alianzas de partidos). Lo políticamente correcto era considerar que su Gobierno «técnico» había sido una bendición para Italia, pero los italianos han pensado otra cosa. De hecho, Monti llegó al poder como resultado de la presión de los poderes fácticos, preocupados por la independencia de criterio de Berlusconi al frente de la tercera economía europea. En la primera ocasión en que ha sido posible, Monti ha recibido un varapalo de unos italianos aparentemente más cansados de la falta de democracia que de la rutina, por lo demás ya asumida, de los políticos y la Administración. Qué pena que la gente no tenga en Italia la misma clarividencia del doctor Javier Tajadura que saludó a Monti como «uno de los mejores gobiernos que ha tenido en toda su historia» (Diario de Navarra, 20 de noviembre de 2011). También era el Gobierno menos democrático y más impopular del siglo, por cierto.
Pier Luigi Bersani, candidato de una coalición liderada por el hoy llamado Partito Democratico, antes Partido Comunista, con un equipo tan variopinto como para incluir a Nichi Vendola, presidente de de la región Puglia, ha demostrado una gran solidez electoral. Vence en sus regiones tradicionales, pero no triunfa como muchos esperaban y Europa parecía desear. Tendrá que entrar en coaliciones muy complejas con Grillo y con Monti (quizá), y en el Senado será casi imposible hacer nada sin pasar por Berlusconi. Exhibiendo respeto democrático, los líderes del PD, Enrico Letta y el veterano Walter Veltroni, ya hablan sin reparos de reformar la ley electoral y volver de inmediato a las urnas. Quizá es que la democracia sólo vale cuando ganan la izquierda y la alta finanza juntas. Así parece pensarlo en cualquier caso otro comunista más que maduro, el presidente de la República, Giorgio Napolitano, que no conservó en 2011 ni ha conservado en esta campaña electoral ningún tipo de imparcialidad. Toca por cierto en breve elegir a su sucesor.
Los resultados no pueden entenderse si se piensa sólo en un enfrentamiento tradicional entre izquierda y derechas. Había, además de esa variante y de mínimos votos regionalistas, una dimensión en este caso decisiva, a favor o en contra de la política rígida seguida por Monti. El movimiento Cinque Stelle del millonario cómico Beppe Grillo, sin programa y con un estilo progre, coincide con Berlusconi en rechazar la sumisión ciega a las políticas (económicas, sociales y de otro tipo) de Berlín y Bruselas. Así que por un lado hay izquierda, centro y derecha, y por otro favorables y contrarios a los recortes. Complicado de gestionar, sin duda, pero más lo era una ficción de democracia de espaldas al pueblo. Y Berlusconi es, al menos de momento, el representante en Italia del Partido Popular Europeo, que debería alegrarse de su buen resultado.
Silvio Berlusconi ya dijo al «Secolo d´Italia» antes de la jornada de reflexión: «O salir de la crisis con nosotros o hundirse con la peor izquierda de Europa«. El PDL ha dado una enorme sorpresa a todos los analistas profesionales, y una patada a la sumisión. Es posible que el pueblo no quiera hacer la política de los poderosos. Completamente apartado de la política queda el hasta ahora presidente del Parlamento, Gianfranco Fini, que con su Futuro e Libertà queda bajo el 0´5% de los votos y, peor aún, dentro de la coalición que ha fracasado apoyando a Monti. Fini en esta legislatura traicionó a Berlusconi y a sus propios votantes, que ahora están en proceso de reorganización dentro del PDL, coaligados con él en Fratelli d´Italia y la Destra y fuera en Rifondazione Missina, Progetto Nazionale, Fiamma Tricolore, Forza Nuova y en la innovadora comunidad de Casa Pound Italia. Si hace un mes nadie esperaba esto, quién sabe qué novedades aportará Italia a Europa en lo que queda de este mismo 2013. Otro camino fuera de la crisis, quizá.
Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 25 de febrero de 2013, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/berlusconi-resurge-cenizas-monti-europa-boquiabierta-127419.html