La lobotomía chavista encuentra en la huérfana IU una víctima fácil

Por Pascual Tamburri, 8 de marzo de 2013.

Hugo Chávez se ha convertido en un modelo de gobernante para gran parte de la izquierda española. Izquierda Unida y Bildu proponen aquí el ‘socialismo bolivariano’ para salir de la crisis.

La muerte de Hugo Chávez ha dejado a la izquierda mundial sin uno de sus líderes más queridos, pero ha dejado a la izquierda española con un nuevo mito para complementar la nostalgia de la URSS. Venezuela ha perdido a su presidente, pero sus seguidores –de buena o de mala fe, nunca lo sabremos- quieren convertir el cadáver embalsamado de Chávez en su punto de referencia y el chavismo en una ideología. ¿Están preparadas Venezuela y la humanidad para un chavismo sin el comandante? Y sobre todo, ¿está preparada España para un proyecto político bolivariano interpretado por excomunistas y exterroristas? Porque de eso se trata ahora.

En Venezuela hay miedo y hay pasión. Es evidente e innegable que Chávez, militar golpista, triunfó democráticamente y se hizo con la voluntad y el amor de una gran parte de todo su pueblo. Con medios populistas y ajenos a la ortodoxia económica vigente, es verdad; con resultados discutibles y con muchos problemas para el futuro, es cierto. Pero vivo y muerto Chávez despierta pasión, más a favor que en contra. Sólo cerrando los ojos a la realidad puede negarse eso, así como que la incertidumbre que ahora se abre ha creado miedo, y no precisamente sólo en Venezuela.

A finales de 2012, en su último viaje a Cuba, Hugo Chávez encomendó públicamente a su vicepresidente Nicolás Maduro la gestión de su herencia política. Dicho y hecho, a la espera de nuevas elecciones y con una interpretación relajada de su propia Constitución, Maduro actúa ya como presidente. Pero el chavismo venezolano es mucho más grande y complejo que un solo nombre y una sola persona; aunque Venezuela es una democracia constitucional multipartidista, en torno a Chávez ha crecido un movimiento popular con dimensiones civil, militar, sindical, empresarial y hasta eclesiástica. El chavismo no es todo el Estado pero sí es mucho más que un partido, y el orden y la paz que Maduro tendrá que mantener empiezan por mantener la unidad y la concordia entre los mismos chavistas, incluyendo al ministro de Defensa Diego Molero y al presidente del Parlamento Diosdado Cabello.

Convirtiendo el deseo en realidad, en Europa se multiplican los análisis del chavismo como una pesadilla pasajera que previsiblemente morirá de la división entre los mismos chavistas. Esto es al menos incierto, ante todo porque si el chavismo tiene sus fisuras la oposición venezolana al chavismo está nuevamente atomizada tras la derrota electoral de su líder Henrique Capriles. A día de hoy, Venezuela se identifica más con el difunto Chávez y su heredero que con cualquiera de sus posibles alternativas, y la beligerancia extranjera sólo contribuiría a la identificación entre patriotismo y chavismo que tanto ha hecho para consolidar este régimen sorprendente.

Por eso no es sorprendente, en un acto de realismo político, que la congregación de líderes internacionales en las exequias de Chávez no reúna sólo a los supuestamente más afines. Es cierto que en la Academia Militar de Caracas están representados Cristina Fernández de Kirchner, Enrique Peña Nieto, Evo Morales, Ollanta Humala y los regímenes nicaragüense, cubano, iraní y norcoreano por ejemplo, pero no faltan los pésames de la siempre rival Colombia, de Ban Ki Moon, del chileno Sebastián Piñera y hasta de España representada por el príncipe Felipe. Venezuela es un país a su modo fuerte e importante, tiene un régimen sólido guste o no guste –y se conozca o no- y el funeral de Chávez, aunque momento crítico para su proyecto, es también la confirmación de su solidez.

Chávez pasa así de la política real a la política mítica, y será para el chavismo un mito permanente. Como Lenin, como Ho Chi Minh y como Mao Tse Tung no va a ser enterrado, sino que será embalsamado y exhibido como garantía del cumplimiento de sus metas. Quizá sea por eso, por pura nostalgia del socialismo real de estos sanguinarios líderes genocidas, la extrema izquierda europea, incluyendo entre nosotros a Izquierda Unida y a los abertzales de Sortu y Bildu, se ha deshecho en lágrimas por la muerte de Chávez, ha enviado delegaciones a Caracas y propone el chavismo de importación como solución a nuestros propios problemas. Con lo cual uno no sabe si es más llamativa la orfandad intelectual de comunistas y etarras, su desconocimiento del chavismo o su ignorancia de los problemas reales a los que se enfrentan España y los españoles en 2013.

¿Chavismo en España? Lo que Izquierda Unida, el PCE, Bildu y Sortu proponen –una vez más, proponen lo mismo y lo proponen juntos, como buenos hijos de la Unión Soviética- es un socialismo marxista remozado y en apariencia modernizado con el nombre de Chávez y con la intuición popular que éste tuvo y de la que ellos carecen, excepto los batasunos en sus viveros habituales. Un socialismo patriótico, siempre que la «patria» no sea España, pero socialismo progresista y materialista al fin y al cabo, y versión edulcorada de los regímenes que tanto admiran pero que, salvo Cuba, China, Vietnam y Corea del Norte, murieron del asco de su propia gente. Mirando a Chávez y convirtiendo su momia en un nuevo Cid que cabalgue en sus filas después de muerto, comunistas y abertzales nos dicen mucho de lo que ellos mismos son. Puesto que su proyecto no es en realidad imitar a Venezuela sino renovar las glorias de Ceaucescu, Honecker y Stalin. Quizá sin recordar que su proyecto sólo trajo dolor, pobreza y muerte, y que al final la momia de Stalin fue retirada de su vitrina por su propia gente.

Quien no lo tiene tan claro es el PSOE. O algunas partes del PSOE, claro, porque si algo ha quedado claro otra vez es que Alfredo Pérez Rubalcaba dirige un partido en plena recesión, sin un proyecto común de futuro y radicalmente dividido. ¿Cómo de radicalmente? Hay un PSOE que fue el partido de Felipe González, el amigo de Carlos Andrés Pérez, que desconfió y desconfía del chavismo. Pero hay un PSOE que se está dejando llevar por el chavismo de importación de la extrema izquierda, sin darse cuenta de que lo que Chávez hizo, quiso y representa es lo contrario de la socialdemocracia europea. Esa momia no debería ser la suya.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 8 de marzo de 2013, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/lobotomia-chavista-encuentra-huerfana-victima-facil-127648.html