La oligarquía sindical cruza otra línea roja hacia el haraquiri

Por Pascual Tamburri, 18 de marzo de 2013.

El acuerdo alcanzado la semana pasada entre Iberia y los trabajadores demostró que cuando hay voluntad, se puede; como también la desconvocatoria de la huelga de la EMT.

Madrid se la juega. O mejor dicho, los Juegos Olímpicos de Madrid 2020 ya tienen perfectamente claro su calendario decisivo. La sede de las Olimpiadas se elegirá el 7 de septiembre de 2013, en Buenos Aires. Allí las ciudades harán su última presentación ante el Comité Olímpico Internacional, sólo unas pocas horas antes de la votación definitiva. Antes que eso, en el Palais de Beaulieu de Lausana, Madrid presentará su proyecto al COI el 3 de julio por la tarde, después de que lo hagan Estambul y Tokio. Y antes aún, en estos últimos días de invierno, el COI ha venido a España.

Lo que puede y debe marcar la diferencia entre la candidatura española y sus rivales es la calidad que encuentren en Madrid los miembros de la Comisión de Evaluación del Comité Olímpico Internacional, que visitan la ciudad y sus instalaciones estos días presididos por sir Craig Reedie. Madrid tiene ya más del 80% de las infraestructuras en servicio, y todas ellas se encuentran en un radio de diez kilómetros. Tiene una capacidad hotelera muy grande y una gran experiencia en la organización de eventos. Y dispone además de unas comunicaciones y medios de transporte excepcionalmente modernos y eficientes.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, abrió el lunes las cuatro sesiones de trabajo de la Comisión del COI con un mensaje claro: Madrid y España van a «dar la batalla» porque están preparadas, y existe un perfecto acuerdo entre el Ayuntamiento, la Comunidad de Madrid y el Gobierno de España en esta apuesta de futuro. Madrid lo ha intentado dos veces, y ahora está en condiciones de ganar. Si no fuese porque…

El presidente del Comité Olímpico Español y de la candidatura madrileña, Alejandro Blanco, y la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, cuentan con el apoyo «firme, nítido y claro» de Rajoy y de todas las instituciones españolas. Está en juego algo más que un evento de alcance mundial con su evidente impacto económico: es ahora mismo un asunto de autoestima, casi de identidad nacional, en la medida en que la crisis económica y la sucesión de escándalos y de malas noticias han hecho que los españoles se acostumbren durante los últimos años a dejar de contar en el mundo, a ser segundones o no tenidos en cuenta. Una Madrid olímpica no sólo sería un buen negocio –si se gestiona correctamente- sino que podría convertirse en una señal del final de los malos tiempos. Un asunto de interés general que justifica sobradamente el interés de Rajoy y de sus ministros.

No se explica en cambio, y por la misma razón, la actitud de los sindicatos mayoritarios entre trabajadores del Metro de Madrid, que hacen coincidir sus jornadas de huelga justamente con la evaluación por el COI de los transportes de Madrid. Evidentemente la huelga es un derecho, pero en este caso el derecho de algunos trabajadores entra en contradicción con los intereses de todos los madrileños y en definitiva de todos los españoles. No se trata de negar las razones de los trabajadores de Metro para lamentar la propuesta de reducción de plantilla o reducción de sueldo a la que se enfrentan, pero sí es claro que esta huelga, así, aquí y ahora, no es la manera de defender el interés nacional.

En casos similares, como los paros previstos en los autobuses de la EMT, se ha desconvocado durante estas jornadas; y en Iberia la semana pasada se llegó a un acuerdo entre empresa y sindicatos para desconvocar la huelga prevista para la Semana Santa. En un caso de impacto general, donde hay muchos más intereses afectados que los de los trabajadores, ¿por qué no puede utilizarse una mediación, como se hizo por ejemplo en Iberia?

El presidente de Madrid, Ignacio González, ha dicho que la huelga es un «atentado a los intereses de todos los madrileños y españoles». Cuando Madrid y España se juegan mucho más que el interés de algunos, deberían existir los medios para imponer una mediación o una solución nacional. Los españoles no pueden ser eternamente rehenes de una casta sindical privilegiada que se aprovecha de la inexistencia de una Ley de Huelga que deje claro los límites de lo posible. Aunque ésta podría ser otra contribución de Mariano Rajoy, antes de septiembre, para hacer atractiva la candidatura de Madrid.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 18 de marzo de 2013, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/oligarquia-sindical-cruza-otra-linea-roja-hacia-haraquiri-127844.html