Annus Nefastus

Por Pascual Tamburri Bariain, 7 de abril de 2013.
Publicado en La Gaceta.

Al terminar 1992, Isabel II dijo que aquel 40 aniversario de su reinado había sido un ‘annus horribilis’, con la separación del duque Andrés de York, el divorcio de su hija, la biografía de la princesa Diana de Gales y la sucesiva separación de ésta y el príncipe heredero Carlos, terminando con el incendio de Windsor. No fue desde luego un buen año.

2007 se consideraba hasta ahora el peor imaginable para la realeza española, con la sobredosis de Érika Ortiz Rocasolano, la censura borbónica de El Jueves, los insultos separatistas a los Reyes (otra vez) y la separación de la infanta Elena y Jaime de Marichalar. Un ‘annus horribilis’, con rumores, negocios, política y contraparentelas difusas, que habían parecido calmarse.

España no tiene una monarquía milenaria. Es la Patria milenaria de los españoles, luego vertebrada como nación cuando tal idea apareció, organizada como Estado entre los primeros. La monarquía desapareció; ésta es nueva, establecida por Francisco Franco en don Juan Carlos porque él lo eligió. Más tarde vino la democracia. El orden de factores importa: primero, la Patria, luego sus partes, su organización, nación y Estado. Sobre éste el juancarlismo y tras él la democracia.

En 2013 agonizan los cimientos del juancarlismo. Urdangarín lo arrastra a los tribunales. La princesa Letizia tiene un pasado, una familia y un estilo que no dejan indiferentes. A sus hijas y herederas doña Sofía les ha enseñado a santiguarse. El rey –entre elefantes, amigas, negocios, cuentas y enfermedades- vive en un sin vivir. Pese a los rumores, no puede abdicar, porque haciéndolo perdería la inmunidad y la legitimidad recibida de Franco, aquella de prestarle “el mismo afecto y lealtad que a mí”. Y es que ya no queda más que eso y lealtades como la de Miquel Roca. Annus nefastus, pues.

Por Pascual Tamburri Bariain, 7 de abril de 2013.
Publicado en La Gaceta.