No llores por mí, Cataluña: CiU, bajo los escombros de su gran obra

Por Pascual Tamburri, 7 de junio de 2013.

El nacionalismo que presumía de ´seny´ se hace radical, republicano y socialista. Su versión moderada se hunde, mientras que al PP no le vale la prudencia.

Podría decirse que Jordi Pujol, como el Cid, gana batallas después de muerto. Es difícil saber si esta batalla la quería ganar el refundador del nacionalismo catalán, pero no parece que le vayan a dar muchas alternativas: con toda la familia entrando y saliendo de procesos, los Pujol, como muchos catalanistas, están atados por sus palabras y si se vuelven atrás otro nacionalismo está dispuesto a comerles el pan del morral. El sondeo de El Periódico no dice otra cosa: la CiU de Artur Mas cae en intención de voto y dejaría ahora de ser la fuerza más votada en las cuatro provincias; en su lugar, liderando el catalanismo, estarían sus socios independentistas de Esquerra Republicana.

Es difícil separar este cambio en la política catalana del fervor independentista que ha embargado a los representantes de CiU. Puede, en efecto, que el crecimiento de ERC sea la causa de la radicalización de los discípulos de Pujol antes y de Mas ahora; pero es más que probable que tenga razón Albert Rivera, de Ciutadans, y a CiU le pueda llegar a pasar como a la difunta UCD, que esté siendo desbordada y a punto de estallar, unida sólo, por ahora, por el poder. El independentismo es una huida hacia delante de los convergentes, muchos de los cuales no creen en él. También es la consecuencia de décadas de gobierno catalanista en la Generalitat y de imposición a todos los catalanes de una identidad postiza. Todos los españoles pagaremos el precio de semejante juego, y el primero el mismo Mas.

Los nacionalistas dicen no querer para Cataluña otra fórmula territorial que no sea la independencia plena. Es un círculo vicioso, porque ellos mismos se han convencido de sus razones para llegar a ese punto. Las contradicciones son de órdago, porque la misma región que no conmemoró en 2012 el centenario del Compromiso de Caspe va a hacer grandes esfuerzos en 2014 para recordar la guerra de Sucesión por la entonces Corona de España, entre Borbones y Austrias. Pero la versión oficiosa, la que se enseña en las escuelas pagadas con dinero público, incluye cosas tan pintorescas y falaces como que Rafael Casanova fuese un caudillo independentista o que Cataluña fuese una nación colonizada por España. El independentismo de hoy se sembró en las escuelas de ayer.

Pero donde los políticos no tienen límite es en los dineros. Es verdad y es escandaloso que la Generalitat haya organizado un simposio titulado España contra Cataluña, pero más pintoresco es que lo pague con dinero de todos los españoles, justo ese dinero que echa de menos Alfons López Tena en nombre de Solidaritat Catalana per la Independencia. Cataluña ya no es el motor económico de España, ni Barcelona su capital, sino que es el origen de una deuda pública de 55.000 millones. El déficit fiscal catalán, aunque la Generalitat contribuye a los gastos comunes menos que otras regiones, se debe a que Mas y sus antecesores gastan lo que no tienen. Difícilmente unos políticos enfangados en el caso del 3%, el caso ITV, el caso Palau o el caso Pallerols pueden presentarse como líderes de una independencia ejemplar. El PP catalán tiene un inmenso campo de acción libre, salvo que se empeñe en regalarlo a UPyD, o a otros.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 7 de junio de 2013, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/llores-cataluna-bajo-escombros-gran-129393.html