La «navarrada» hace un favor al PP y causa otro guirigay en el PSOE

Por Pascual Tamburri, 14 de junio de 2013.

Sabíamos que Pere Navarro era inoportuno. Ahora es notoria su mala información. Pero ha puesto la cuestión foral, con o sin privilegios, en el centro del debate autonómico.

Tiene mérito, mucho mérito, ocupar titulares mientras lo hacen José María Aznar, Iñaki Urdangarín y hasta Leo Messi. El líder del PSC, Pere Navarro, que desde luego no puede presumir de éxitos electorales, llena las portadas de los medios porque ha retomado con fuerza un tema que fue en su tiempo un «clásico» del PSOE y de toda la izquierda, y que desde la Transición se había olvidado. La cuestión de los derechos forales, su encuadre constitucional y cómo gestionarlos en un país en crisis con una Hacienda arruinada es, como nunca, el tema polémico de los políticos autonómicos.

Navarro ha causado sorpresa a unos y escándalo a otros, pero se ha limitado a decir algo que la izquierda española (y buena parte de la derecha) viene pensando desde el siglo XIX: los fueros vascos y navarros, en su versión derivada de las leyes de 1839 y 1841 y en sus consecuencias fiscales (cupo y concierto), son vistas desde muchas latitudes como privilegios, es decir como normas contrarias a la igualdad. Lo que Navarro ha hecho es decirlo, y hacerlo justo cuando España está en plena campaña de la Renta y del Patrimonio… y por tanto cuando más visibles son las diferencias entre vascos, navarros y el resto de españoles. Otra cosa es que eso sea malo.

Quien más incisivo ha estado con Navarro ha sido su compañero de partido el vasco Eduardo Madina: «Es una locura. Pero que deje en paz al resto. ¿Pero no querían un modelo como el vasco? Yo no entiendo nada». No parece probable que Pere Navarro haya perdido la cabeza, pero sí es indiscutible la incoherencia de fondo, ya que no se puede un día pedir la extensión a Cataluña del sistema fiscal foral y al otro exigir la supresión de dicho sistema por parecerle un privilegio. La izquierda, por definición igualitaria y uniformista, siempre estuvo en contra de las diferencias regionales; no es novedad si vuelve a estarlo, aunque se haya mostrado a favor desde el fervor autonomista de la Transición. Navarro les ha puesto en la tesitura de tenerse que mojar.

No se ha mojado en cambio el Gobierno, a través de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría. Decir que la Constitución de 1978 ampara el Concierto Económico vasco y el Convenio navarro es una obviedad. La fiscalidad foral cabe, sí, en la Constitución, pero ésta no obliga a la diversidad foral. Si existen el convenio y el concierto es por una decisión política, no por ninguna exigencia constitucional. Tan constitucional sería una modificación igualitaria como la que parece gustar ahora a Navarro como la conservación de la desigualdad actual (un vestigio muy vivo del Antiguo Régimen, preservado por Franco) como su extensión a toda España (lo que estaría quizás en nuestra tradición regionalista, fuerista, carlista, austracista y reaccionaria, aunque no demasiado en los genes del PSOE).

Seguramente las propuestas políticas más equilibradas, cuando se habla de este campo de reforma constitucional y territorial, son las del PP. En su programa de hoy mismo está todo un repertorio de ideas que defienden a la vez las identidades diversas de los españoles y la unidad de la nación. Desde 2008 el PP de Navarra hace explícita su exigencia de derogación de la disposición transitoria cuarta de la Constitución, que ata a los navarros a Euskadi como vieja e innecesaria concesión al PNV y HB de la UCD con los votos del PSOE. La foralidad, lejos de ser antiespañola, si se interpreta bien es la manera más firme de ser español en 2013. El guirigay interno ahora lo tiene el PSOE, no desde luego el PP… siempre que se atreva a ser él mismo.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 14 de junio de 2013, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/navarrada-hace-favor-causa-otro-guirigay–129543.html