Por Pascual Tamburri, 12 de julio de 2013.
Sanciona a los astilleros españoles y pone el sector al borde del hundimiento. Pero a unos se prohíbe lo que a otros se permite, y el socialista debe explicar por qué.
El comisario europeo de la Competencia, Joaquín Almunia, anunció hace unas semanas que la Comisión considera ilegales las ayudas concedidas a la construcción naval española entre 2005 y 2011, incluyendo las otorgadas a través de ciertas bonificaciones fiscales o tax lease. La noticia fue considerada catastrófica por todos los partidos políticos españoles. La prohibición de las ayudas actuales sería un golpe muy duro para los astilleros españoles. Pero añadir la obligación de devolver las ayudas de los diez años anteriores supondría el fin completo de este sector industrial en nuestro país.
Almunia dejó sin embargo una esperanza: hasta la reunión del Colegio de Comisarios del miércoles 17 de julio se podía modificar la resolución europea, «sólo si se aportan nuevos argumentos jurídicos». Bien, Almunia consiguió con esto un milagro: el jueves día 11 una delegación española acudió a Bruselas a presentarle las razones necesarias para no destruir el sector. El ministro de Industria, José Manuel Soria, viajó con los presidentes de País Vasco, Asturias y Galicia, los líderes de UGT y CCOO y los representantes de la patronal. Si eso no es consenso…
El consenso no le basta al comisario Almunia. Para él, las ayudas a los astilleros son ilegales y deberán devolverlas. Con matices, pero condenando a todos los astilleros. «Con argumentos jurídicos hemos visto que se puede excluir de la responsabilidad de devolver las ayudas a los armadores, es decir, a los compradores de los buques. Ya habíamos anunciado que los astilleros no tienen ninguna responsabilidad a la hora de la devolución de ayudas. Por lo tanto, queda la devolución de los inversores».
Palabra de Almunia, que dejaría a España fuera de un sector, que multiplicaría el paro en regiones ya especialmente afectadas y que entregaría el monopolio de la construcción naval a países asiáticos con mano de obra barata y sin límites a las ayudas. ¿Eso es libre competencia? Más bien es favorecer a determinados grupos empresariales mundiales a costa de los trabajadores europeos, en este caso españoles.
Es curioso que el protagonista de la noticia sea precisamente Joaquín Almunia Amann, que ha sido en la España de Felipe González ministro de Trabajo y Seguridad Social, que es vasco de nacimiento y se ha formado como economista precisamente en Deusto. Sabe muy bien qué está haciendo y qué daño causa a los trabajadores de su región de origen, al país entero y no sólo al actual Gobierno sino a los intereses generales y permanentes. Insólito en estos días ha sido ver juntos a Iñigo Urkullu y a Ignacio Fernández Toxo de acuerdo con Mariano Rajoy. Almunia, que fue sucesor de González y que fue derrotado por José María Aznar en las elecciones generales de 2000, no le hace tampoco ningún favor a su propio partido. Porque el PSOE de Alfredo Pérez Rubalcaba y sus votantes pagarán la decisión de Almunia.
Europa tiene que ser igual para todos. El Ejecutivo de José Manuel Durao Barroso no puede obligar a las ayudas a la banca y prohibir las ayudas a los barcos. Todos los países y todos los sectores tienen que tener la misma libertad y la misma seguridad. Si no es así, habrá quien piense que Almunia intenta asegurarse su propia continuidad en Bruselas, aunque sea a costa de su país.
Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 12 de julio de 2013, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/partida-hundir-flota-almunia-deja-tocado-buque-130139.html