Por Pascual Tamburri Bariain, 29 de septiembre de 2013.
Publicado en La Gaceta.
En Italia unos lamentan y otros celebran lo que el progresista ‘L’Espresso’ llama “la extinción del Liceo Clásico”. Aumenta la demanda de una secundaria más fácil y el descenso de la que desde la reforma de Giovanni Gentile ha sido la vanguardia de la educación en Italia: como recuerda Antonella Ambrosioni, el Liceo formativo centrado en las humanidades, aunque con contenidos de todas las materias.
‘¿Pero por qué los chicos abandonan la escuela que antes formaba a los dirigentes del país? Los adolescentes escapan hacia materias más concretas. Basta de griego y latín –que son aún comunes y extensos en el Clásico italiano. Bienvenidos el español, el alemán, el chino: el Instituto Lingüístico está en pleno boom de matrículas, el doble que en 2009 y llegando al 8,4% de los nuevos alumnos. El Científico permanece estable. ¡Pero basta ya con el mito de la “concreción” y de las lenguas vivas o muertas! ¿Queda todavía quien clasifique los Institutos en útiles e inútiles, entre materias científicas y humanísticas? Evidentemente sí, ya que un cierto análisis de izquierdas hace de ello una cuestión esencial: “viva el chino, abajo el griego”, vivan las matemáticas y los institutos técnicos y científicos, abajo el Clásico. Demagogia para conseguir estudios mediocres’.
‘La verdadera cultura debe mirar a la composición de los saberes, no a las divisiones. No es casualidad que [en Italia] la mayoría de los ingenieros y de los médicos se forme en el Clásico [donde la exigencia académica es mayor y se forman a la vez en lenguas clásicas, historia, literatura, física, química y matemáticas… sin descuentos]. A uno le viene la sospecha de que aplaudir el riesgo de muerte del Liceo Clásico esconde algún pequeño vicio ideológico de antiguas raíces en una vieja lucha de clases: por un lado los acomodados, hijos de papá, que se pueden permitir después estudios largos en la Universidad, y por otro los menos afortunados que se orientan enseguida hacia estudios “prácticos” y perspectivas inmediatas de trabajo (¿pero cuáles?)’.
‘El estudio, no sólo estrictamente memorístico, del análisis lógico, de las declinaciones, de las conjugaciones, de los paradigmas y por último de la traducción obliga y luego acostumbra la mente a un estudio analítico, primero, y sintético, después, de cada problema, lo que por su profundidad y exhaustividad no tiene igual en otro sitio y se puede extender a todos los ámbitos, y especialmente… al científico. En fin, no estudiamos griego y latín para ir a Grecia, sino para aprender a usar la cabeza’.
La cosa en España es clara: en 50 años la secundaria ha multiplicado por 10 su tamaño y ha dividido por 40 o más su calidad puntera. En Italia es más complicado, porque ni la universalización llegó a tanto ni la uniformación borreguil llegó tan lejos (un Liceo clásico, de cualquier tamaño, es aquí imposible con la ley vigente y los profesores que parecen preferirse, y no es así en Italia).
Por Pascual Tamburri Bariain, 29 de septiembre de 2013.
Publicado en La Gaceta.