Un De Gaulle para un Mas

Por Pascual Tamburri Bariain, 13 de octubre de 2013.
Publicado en La Gaceta.

José Manuel García-Margallo entre otros muchos ha dicho que una eventual secesión de Cataluña «no es posible» constitucionalmente y dejaría a los catalanes fuera de la Unión Europea. El ministro de Asuntos Exteriores asegura que la secesión es una hipótesis no prevista en el derecho español, europeo ni internacional. Lo que es tanto como no decir nada, cuando muchos creen que la Constitución ¡crea! y garantiza la unidad de España. Y las leyes, tanto como los tratados internacionales, se pueden cambiar.

Sobre la Unión Europea se han dicho algunas cosas y se han callado otras. Se ha dicho que «la secesión… sería una acción realmente perjudicial para los intereses de los catalanes», ya que se verían «excluidos de la Unión Europea». En cualquier caso, no sería la primera vez que una región de un Estado miembro se separa de dicho Estado. En el único caso jurídicamente claro habido hasta ahora, dicha región dejó de pertenecer a las instituciones europeas, pero porque entonces tanto los separatistas como el Jefe del Estado matriz estaban de acuerdo en no querer esa adhesión. Así que Argelia, la vieja Argelia Francesa, no puede tomarse tan a la ligera como modelo.

Entre 1952 y 1956 Francia formó parte del primer grupo de países de la CECA, el EURATOM y la CEE, hoy UE. Antes dejó claro que los Departamentos de la Argelia mediterránea eran parte constitutiva de Francia. Eran, por tanto, europeos. Contra eso un movimiento político usó tanto la política como el terrorismo y la guerrilla para conseguir la secesión. Ante eso, en 1958, viendo la impotencia del Gobierno, una gran parte de la población de la Argelia Francesa y del Ejército se alzaron y pidieron un Gobierno fuerte que conservase lo que la Constitución decía preservar… o crear: la integridad de Francia. Para encabezarles llamaron a un general alto, inteligente y políticamente ya jubilado entonces: Charles De Gaulle.

De Gaulle llegó al poder de la mano y con las bayonetas de los defensores de Argelia Francesa; pero rápidamente se convenció de que lo mejor (materialmente) era aceptar la secesión, lo que ahorraría a Francia (la Francia restante) dolor, gastos y preocupaciones. Alguien que “no se escandalizaba”, que ponía la economía, la riqueza y el bienestar por encima de todo, y que lo mismo que apeló a unas leyes para negar la independencia estuvo dispuesto a cambiarlas para hacerla posible. Precisamente por ser un “patriota constitucional”, De Gaulle fue capaz de dar la independencia a la que legalmente era una región más de Francia, y lo hizo anulando los derechos que estaba llamado a defender; y esto provocando unos cientos de miles de muertos y un exilio de unos dos millones en definitiva.

Nuestros nacionalistas quieren una mesa de “diálogo” como la de Evian de 1962 con los terroristas y genocidas del FLN. Mientras haya quien crea que leyes, constituciones e intereses mercantiles, o la pertenencia a la UE, son el mejor escudo para preservar la unidad, creerán que la independencia es alcanzable sin ni siquiera violencia física. Bastará encontrar en el centroderecha un De Gaulle bien dispuesto.

Por Pascual Tamburri Bariain, 13 de octubre de 2013.
Publicado en La Gaceta.