Las víctimas tienen razón, y quien no se la dé ayudará a ETA

Por Pascual Tamburri, 25 de octubre de 2013.

La manifestación del domingo 27 contra la liberación de etarras tiene un apoyo social masivo. IU, PSOE y los que traten de proteger supuestos derechos de los asesinos se equivocan.

Decir que en España hay malestar es decir muy poco. Que el Tribunal de Estrasburgo ampare la liberación de decenas de terroristas, anteponiendo sus supuestos derechos y una ley franquista a la justicia y al dolor de las víctimas, dice mucho sobre qué tipo de jueces hay en la institución. Pero que haya políticos, magistrados y periodistas españoles aplaudiendo y aplicando casi con entusiasmo la sentencia de Inés del Río es muy revelador sobre cómo son muchos de nuestros representantes, de nuestros tribunos y de nuestros comunicadores.

No hay que perder de vista el origen y el centro del problema: en España sale a la calle la asesina de 24 personas, condenada a 3.828 años y habiendo cumplido 25. Detrás de ella ya han salido personajes tan manchados de sangre como Antonio Troitiño o Juan Manuel Piriz, y los que vendrán. La aplicación de la sentencia, dejando aparte la cuestión de su acatamiento, corresponde a las autoridades españolas.

No es coherente por parte de los miembros de IU, que han pasado décadas de sus vidas aclamando un régimen basado en la negación de los Derechos Humanos como el de Cuba o antes el de Rusia, que ahora se pongan exquisitos con un grupo de asesinos condenados y no arrepentidos. Menos coherente aún que el PSOE de Alfredo Pérez Rubalcaba, que al dar la razón el mismo Tribunal Europeo de los Derechos Humanos a José María Ruiz Mateos se negó simplemente a cumplir lo indicado por Estrasburgo. Y no era un asesino en serie, ni una banda de enemigos del Estado aún en pie, con sus armas, sus redes y sus objetivos de siempre. ETA sí lo es: y por eso el problema es grave.

Quizá por esa gravedad hay una sensación colectiva de repulsa contra Estrasburgo y contra la aplicación de beneficios a estos terroristas. Y por eso el primero que acertó fue Francisco José Alcaraz, que anunció una concentración de repulsa de Voces Contra el Terrorismo en cuanto se previó que Estrasburgo decidiría a favor de los asesinos. En esto VCT, Libertad Ya o el Foro de Ermua se adelantaron a la AVT de Ángeles Pedraza. Al final, como era razonable, todos estarán juntos en Madrid, junto a mucha gente que llegará de toda España, para unirse a las víctimas y para sacar los colores a los políticos responsables de esta claudicación y a los que hoy la aplauden de un modo u otro.

El caramelo amargo del Estatuto de las Víctimas, permitiendo a éstas recurrir la libertad condicional, los permisos y los beneficios penitenciarios de los criminales ¡pero no su excarcelación! no basta. Si los asesinos salen sin cumplir su pena ni reconocer su derrota ETA se sentirá vencedora y lo dejará claro. A esta cuestión no se puede contestar «como quien oye llover» ni responder en términos de cálculo electoral o constitucional como hace el PSOE. Si ETA no es manifiestamente derrotada, y para eso no basta que deje de matar, sino que ha de ser extirpada de la sociedad española, ETA habrá vencido. Y no hace falta hacer muchas encuestas para entender que la mayoría de los españoles quieren que España derrote a ETA.

José Luis Rodríguez Zapatero tenía un proyecto de paz con ETA, que incluía el «fin de la violencia» con contrapartidas. Por esa idea de Zapatero millones de españoles se han manifestado durante años contra el PSOE, acusándolo de traición. Por eso es en cierto modo lógico que IU, separatistas y PSOE no estén el domingo 27 en Colón. Pero aquello no era un capricho de un débil mental, sino una decisión política cuya maldad señalaron, unidos, el PP, las víctimas y grandes partes de la sociedad civil. Por eso mismo es bueno que el PP esté en Colón, no para tener coartadas sino por coherencia consigo mismo.

A continuación, eso debe tener consecuencias en la política del PP y del Gobierno de Mariano Rajoy, consecuencias fáciles de imaginar si uno piensa en qué propuestas han tenido sobre el terrorismo y ETA, desde hace décadas, AP y PP. Ahora, ante la necesidad y con mayoría absoluta, para dejar claro que no se sigue la línea de Zapatero y Estrasburgo, es el momento.

Las víctimas hablan de dolor y de justicia. Además, aquí hay política. ETA no es inaceptable sólo porque mata, sino que en un Estado nacional español no puede haber espacio (y menos espacios de poder, como ya los hay en algunas provincias) para «una fuerza política rabiosamente independentista, potencialmente violenta y edificada sobre el odio a España y al sistema democrático». Por encima de los intereses de los políticos y de los partidos están los intereses de la nación. O si no están, necesitamos que los políticos nos lo digan, empezando por Rubalcaba pero no sólo él, y actuaremos en consecuencia.

No se trata de hacer materialmente más cómoda la vida de las víctimas o de sus familias, ni de darles una palmadita en la espalda. Seguramente muchos no la aprecien demasiado si viene de Iñaki Oyarzábal. Se trata de que las víctimas, y con ellas España, ganen la batalla contra ETA. Y de que ETA sea derrotada, sus asesinos cumplan sus penas y quede claro que su proyecto está para siempre fuera de cualquier legalidad. Cuando, echando la mirada atrás, pienso en el inspector Imaz, en el coronel Prieto, en Alfredo Aguirre, en el general Juan Atarés, en tantos otros militares, guardias civiles o paisanos en cuyos funerales he estado en aquellos años, o cuando me encuentro con Salvador Ulayar, con José Antonio Ortega Lara o con los amigos Silvestre Zubitur y Pello Urquiola, no creo que merezcan un insulto así. Contra ETA, sin concesiones; cualquier concesión es traición.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 25 de octubre de 2013, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/victimas-tienen-razon-quien-ayudara–131828.html