Mariano Rajoy espera invitación de nuestro curioso amigo Barack Obama

Por Pascual Tamburri, 1 de noviembre de 2013.

Estados Unidos nos espía. Como a toda Europa. Y puede que el CNI colabore, en vez de impedirlo. A la humillación nacional de que se ignore la soberanía se suma la de no invitar a Rajoy.

Ha dicho Cayo Lara que Estados Unidos trata a España como si fuese una colonia y no un Estado soberano. Lo dijo a propósito del espionaje masivo de la Agencia de Seguridad Nacional y lo ha repetido varias veces. Puede tener hasta razón, pero que lo diga precisamente él lo descalifica de punta a cabo. Un comunista defendiendo la soberanía de los países, si recordamos cómo trataba la Unión Soviética a los países «aliados» de su impero, roza el ridículo. ¿Era Checoslovaquia en 1968 tan soberana como Hungría en 1956, compañero? Un comunista defendiendo el derecho a la intimidad y las libertades individuales, si recordamos qué hay de eso en Cuba, China o en Corea del Norte, está mucho más allá de lo ridículo.

Pero hay muchas maneras de llegar al ridículo. Cierto, la intercepción de las telecomunicaciones en España «tiene que ser autorizada por el juez», como dice la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, que como jurista que es se entretiene incluso en precisar que eso es así al menos desde 2002. ¿Basta eso como «mensaje de tranquilidad»? No llega ni de lejos: el control de las telecomunicaciones españolas, oficiales y privadas, puede hacerse en gran parte sin pisar suelo español –lo que coloca la legislación española al menos en el limbo- y además los mismos Estados Unidos dejan claro que ese control mundial, en la medida en que se ha hecho, ha contado con la colaboración de ciertos órganos estatales de información, incluyendo el CNI español. Así que no sólo damos la imagen de un país espiado, sino que partes de nuestro propio aparato estatal colaboran en la tarea al servicio de un interés extranjero –de ahí que todo haya de ser «secreto y discreto»- y no estamos en condiciones ni de protestar ni de responder, aparte el teatrillo con el pobre embajador James Costos, que no venía a Madrid a esto.

El caso es que la verdad es la verdad, aunque tenga que decirla el menos adecuado, el chequista Lara en este caso. Que un país espíe a otro es normal, para eso existen los servicios de información. Pero la cuestión es que existen para eso y para impedir que el propio país sea espiado por otros, y en eso está el juego: los Estados, para serlo de verdad, deben ser soberanos y defender su soberanía, por poco o nada que respeten la de los demás. Estados Unidos ejerce esa soberanía suya, informándose como y donde quiere, y no respeta la de los demás, sean ajenos, enemigos o «amigos y aliados». Así que Barack Obama lidera un país verdaderamente soberano, mientras que otros de la soberanía tienen sólo el nombre, la apariencia y a veces ni esa.

Más grave aún que el espionaje de la agencia del general Alexander o de otras conocidas o por conocer a países como España es que esas actividades cuenten con la connivencia y colaboración de líderes de los países correspondientes, o de los servicios supuestamente de seguridad e información de esos otros Estados que se dicen soberanos. Dicen los portavoces oficiales y oficiosos, políticos y periodistas, que el CNI del general Félix Sanz Roldán, dependiente de la vicepresidenta pero políticamente también y más del presidente Mariano Rajoy, existe para defender la democracia y las libertades en España contra sus enemigos internos y externos. Magnífica verdad que no lo es tanto. Ante todo, porque el Estado y todas sus partes existen antes que nada y antes de cualquier sistema político para la defensa del propio país, de su unidad, su soberanía y su grandeza por encima de circunstancias políticas, de partidos y de facciones. Además, porque confundir la alianza con Estados Unidos con la sumisión y la colaboración con la subordinación, la obediencia, la renuncia a que los intereses propios prevalezcan, no deja de ser una negación de su propia razón de ser. Que es de lo que realmente se debería tratar en la Comisión de Secretos Oficiales, pero justamente lo único que nadie quiere tratar.

¿Qué hace una parte del Estado poniendo los intereses de un país ajeno por delante y por encima de los del propio? Si los políticos no lo sabían, mal; y si lo sabían y lo aceptaban, peor. Sólo hay algo peor aún: que haya sucedido y lleguen a un consenso para negar la evidencia. Y el consenso entre los partidos que tienen, han tenido o han rozado poder es cosa hecha, porque ese espionaje a millones de españoles incluyendo el Gobierno, que «afectaría a la confianza y a la relación mutua» sólo ahora que se ha conocido en la prensa, no es cosa de hoy. ¿Qué le va a reprochar el PSOE que abandonó su ´OTAN, de entrada, NO´ ya con Felipe González a este PP? Tiene su gracia que Rubalcaba y Rajoy compitan en prudencia cuando se está poniendo en duda el ejercicio de la independencia y la soberanía que en la práctica, ya cuando no había CNI sino CESID, puede hacer décadas que no se ejerce plenamente.

Ahora bien, no dramaticemos, España es tan dependiente como el resto de Europa y no más. Alemania será rica, pero Angela Merkel se va a limitar a una protesta formal. Gran Bretaña será orgullosa, pero David Cameron se contenta con prestar su territorio y sus servicios y servir de cipayo servicial. Francia presumirá de grandeur, pero François Hollande palabras aparte no va a llamar a consultas a su embajador, sólo faltaría. En Italia al menos el Gobierno, aunque cuajado de excomunistas, casi ni ha fingido ofenderse. Europa Occidental entró en situación «colonial» en verano de 1943, con el desembarco americano en Sicilia. Italia subordinó desde entonces su soberanía al poder norteamericano, y detrás todos los demás países de Europa. Juntos vinieron la Mafia, las grandes empresas, las amistades peligrosas y los espías, y ahí siguen. Sin complejos, bastará para contentarnos esa invitación a la Casa Blanca tan largamente esperada. En Europa Oriental, la URSS ha desaparecido pero América se disputa el espacio con Rusia. Que, ella sí, es soberana. España, con estos datos y conforme a una definición clásica, no lo es.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 1 de noviembre de 2013, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/mariano-rajoy-espera-invitacion-nuestro-curioso-amigo-barack-obama-131935.html