España, una colonia satisfecha

Por Pascual Tamburri Bariain, 17 de noviembre de 2013.
Publicado en La Gaceta.

Ha dicho Cayo Lara que Estados Unidos trata a España como si fuese una colonia y no un Estado soberano. Lo dijo a propósito del espionaje masivo de la Agencia de Seguridad Nacional y lo ha repetido varias veces. Puede tener hasta razón, pero que lo diga precisamente él lo descalifica de punta a cabo. Un comunista defendiendo la soberanía de los países, si recordamos cómo trataba la Unión Soviética a los países “aliados” de su impero, roza el ridículo. Un comunista defendiendo el derecho a la intimidad y las libertades, si recordamos qué hay de eso en Cuba o en Corea del Norte, está mucho más allá de lo ridículo.

El caso es que la verdad es la verdad, aunque tenga que decirla el menos adecuado. Que un país espíe a otro es normal, para eso existen los servicios de información. Pero la cuestión es que existen para eso y para impedir que el propio país sea espiado por otros, y en eso está el juego: los Estados, para serlo de verdad, deben ser soberanos y defender su soberanía, por poco o nada que respeten la de los demás. Estados Unidos ejerce esa soberanía, informándose como y donde quiere, y no respeta la de los demás, sean ajenos, enemigos o “amigos y aliados”. Así que Barack Obama lidera un país soberano, mientras que otros de la soberanía tienen sólo el nombre, la apariencia y a veces ni esa.

Más grave aún que el espionaje de la agencia del general Alexander u otras a países como España es que cuenten con la connivencia y colaboración de líderes de los países correspondientes, o de los servicios supuestamente de seguridad e información de esos otros Estados que se dicen soberanos. Dicen los portavoces oficiales y oficiosos, políticos y periodistas, que el CNI del general Félix Sanz Roldán, dependiente de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, existe para defender la democracia y las libertades en España contra sus enemigos internos y externos. Magnífica verdad que no lo es tanto. Ante todo, porque el Estado y todas sus partes existen antes que nada y antes de cualquier sistema político para la defensa del propio país, de su unidad, su soberanía y su grandeza por encima de partidos y de facciones. Además, porque confundir la alianza con Estados Unidos con la sumisión y la colaboración con la subordinación, la obediencia, la renuncia a que los intereses propios prevalezcan, no deja de ser una negación de su propia razón de ser. Que es de lo que realmente se debería tratar, pero justamente lo único que nadie quiere tratar. ¿Qué hace una parte del Estado poniendo los intereses de un país ajeno por delante y por encima de los del propio? Si los políticos no lo sabían, mal; y si lo sabían y lo aceptaban, peor. Sólo hay algo peor aún: que haya sucedido y lleguen a un consenso para negar la evidencia.

Ahora bien, no dramaticemos, España es tan dependiente como el resto de Europa. Europa Occidental entró en situación “colonial” en verano de 1943, con el desembarco americano en Sicilia: juntos vinieron la Mafia y los espías, y ahí siguen. En Europa Oriental, la URSS ha desaparecido pero América se disputa el espacio con Rusia. Que, ella sí, es soberana.

Por Pascual Tamburri Bariain, 17 de noviembre de 2013.
Publicado en La Gaceta.