Por Pascual Tamburri Bariain, 24 de noviembre de 2013.
Publicado en La Gaceta.
Cuando fueron asesinados en Atenas dos jóvenes afiliados de un partido político legal y en pleno crecimiento social en su país, los medios dominantes y los políticos profesionales en Occidente acusaron de terrorismo… a las víctimas, y no a los criminales. Quizá sea un nuevo criterio, que España ya conoce muy bien. Quizá sea sólo la aplicación de uno ya muy visto en esta Europa: depende de quién seas y cuándo se valore, lo que hagas será o no bueno.
Recordaba Federico Quevedo, feliz con este régimen, la idea de ‘cuique suum tribuere’ como fundamento de la Justicia, y tenía razón, aunque sólo en eso. Respecto al terrorismo español actual, que es el de ETA, no cabe engaño: si uno cree que basta que los criminales no maten hoy y que sobreviva la democracia para pensar que ésta ha vencido, se coloca a un lado; si creemos que ETA debe ser derrotada, sus delitos castigados, las penas cumplidas y sobre todo sus fines políticos hechos imposibles, nos colocamos al otro. Algunos llaman a eso ahora “desestabilización” o “radicalismo”. Otros lo llamamos, sin más, patriotismo, o Justicia.
Tiene una gracia macabra que los analistas oficiosos, desde lo de Estrasburgo, se olviden de 40 años de asesinatos y de ciertas negociaciones y concesiones, y ya sea hasta mal visto llamar asesinos a los terroristas. ¡Como si sus metas políticas, amnistía, independencia y Navarra incluidas, fuesen ya legales! Ah, pero lo que en España gusta horroriza en Grecia, porque ahora parece más grata a la opinión institucional la ETA que los mozos de Atenas. Qué vueltas dan las opiniones si se casan con los egoísmos.
No hay terrorismo bueno. Cuando los jóvenes de derecha y de izquierda se mataban por las calles de Italia, Pino Rauti explicó en enero de 1979 por qué todo terrorismo es malo para la derecha, “no es nuestro, no está en nuestras tradiciones, nunca ha estado”, más que por razones políticas “por la moral, la ética, el estilo, nuestra misma concepción de la vida y del mundo”. La izquierda (que es la que lo inventó con anarquistas, marxistas y partisanos, la que lo ha practicado y la que, como ETA, lo sigue cultivando) lo usa si cree que le conviene. Rauti, líder de una derecha sólida que España hoy no tiene, llamó a la responsabilidad y a la lucha política sin violencia, por el bien de todos y sobre todo de la patria y de Europa. Ya entonces había dos pesos y dos medidas, a unos se les perseguía por existir y otros crímenes siguen impunes. Décadas después, por pura política, ni el Corona de Aragón ni la Estación de Bolonia tienen autores oficiales, pero los etarras salen a la calle.
No es legítimo olvidar que ETA no nació contra la democracia sino contra España; y las víctimas son víctimas de un grupo independentista y marxista, no de un accidente. La violencia es un medio y un síntoma, pero el enemigo real es ETA y sus objetivos. Demos a cada cual lo suyo, pero de verdad.
Por Pascual Tamburri Bariain, 24 de noviembre de 2013.
Publicado en La Gaceta.