Por Pascual Tamburri, 26 de noviembre de 2013.
Cataluña no es España porque le interese el negocio, ni porque lo diga una Constitución, ni por suma de votos: simplemente, es su esencia y su vida. Cambiarla será matarla.
Artur Mas se ha metido en el otoño de 2013, tras su carta de julio a los Reyes Magos, dando un paso más en su plan de secesión. A la manipulación ya rutinaria de la historia de 1714 en la ´diada´ del 11 de septiembre y a su gira de viajes mundiales proclamando sus planes se sumó un simposio propagandístico «España contra Cataluña«. Y es que para el nacionalismo catalán el objetivo es claro: convencer a los catalanes, al resto de españoles y al resto del mundo de que Cataluña es como ellos dicen y de que sus raíces se hunden en un pasado que es como ellos lo cuentan. Gracias al control totalitario de la cultura y la educación lo han conseguido en su región y gracias a la ayuda de la izquierda y a la fláccida indolencia del centro lo han conseguido en las demás.
Hay quien defiende la identidad española de Cataluña con argumentos de simple interés. Parece hasta gracioso, ir a contar a unos que creen ser un pueblo diferente con una voluntad ´oprimida´, de que «siguiendo en España vivirán mejor«. Aunque la independencia supusiese un desastre económico, menos PIB, peores condiciones de vida, menos renta. ¿Y qué? El nacionalista se distingue porque está dispuesto a sacrificar el interés individual por el bien de su nación. Los argumentos de interés económico dicen mucho del avance de la visión del mundo liberal-capitalista y social-progre en España, pero no sirven contra el nacionalismo, si es sincero. Y son un arma peligrosa: ¿el día que se demostrase que viviendo en un Estado independiente vivirían mejor, cosa que ellos ya creen, entonces sí sería aceptable la ´decisión´?
Otros defienden la hispanidad de Cataluña con argumentos de mero Derecho positivo. Poca cosa, aunque a los políticos profesionales les parezca un mundo. Si Cataluña es España porque lo dice una Ley, de cualquier rango, basta cambiar la Ley (o la Constitución) para que deje de haber argumento. A esto se responde a veces diciendo que ´el Gobierno, las Cortes y los Tribunales nunca consentirán la secesión´. ¿Por qué? Si inventaron la palabra ´nacionalidad´, si se arrastraron ante inexistentes derechos históricos, si tragaron el Estatuto, si negociaron en Argel unos y en Zurich otros, ¿por qué no van a modificar ´el marco constitucional´ en esto? ¿Y qué políticos y qué tribunales van a defender la unidad nacional, los mismos que han dejado salir a la calle a la asesina Inés del Río, la primera de muchos?
Aún otros aducen la voluntad mayoritaria de los catalanes para defender que Cataluña siga siendo España. ¿Cataluña es España porque los catalanes quieren? La verdad es que no; es bueno que los catalanes de hoy quieran, pero no han sido educados para ello. La voluntad democrática será políticamente tan importante como se quiera. Pero no hay un derecho a la secesión, pues aunque todos los españoles lo digan seguirá sin ser verdad la identidad inventada por el nacionalismo. Independientemente de mayorías y de votos, Cataluña es España.
Cataluña es España al margen de cualquier interés material, independientemente de la voluntad de políticos y de masas y por encima de cualquier ley. Por eso la verdadera batalla de ideas se da en los argumentos ´objetivos´ del nacionalismo, que no son tales: raza, lengua y sobre todo historia. No hay equidistancia, y Mas lo sabe bien. Antes de existir la palabra ´catalán´ ya existía una comunidad histórica española. España es antes que cualquiera de sus partes. Por eso, con o sin crisis y corrupción, estamos ante una gran crisis nacional de la que no saldremos sin dolores y cambios.
Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 26 de noviembre de 2013, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/cataluna-solo-tiene-identidad-defenderla-necio-132372.html