Por Pascual Tamburri, 29 de noviembre de 2013.
Cándido Méndez sólo está huyendo hacia delante, porque si siguen apareciendo informaciones como hasta ahora no va a bastar la dimisión de un dirigente periférico.
Después de noticias constantes durante todo el otoño ya no hay negativas: algo había sucio en UGT Andalucía. Durante meses muchos medios han contado cómo aparecía dinero público, y no poco, en las cuentas –las varias cuentas- del sindicato socialista en la región que gobierna el PSOE. Y durante meses lo han rechazado con indignación y casi en coro el partido, el sindicato y la Junta, esa no-tan-Santísima Trinidad omnipresente en aquellas latitudes.
Pero no ha bastado: la mismísima Junta de Andalucía, desde siempre y por siempre en manos del PSOE y ahora con Susana Díaz, ha tenido que reclamar a la UGT 1,8 millones de euros de ayudas indebidamente cobradas, cursos incorrectamente adjudicados por la Consejería de Empleo y terminados en la faltriquera de los sindicalistas «de la casa» .
UGT tiene uno de los grandes bastiones de la organización en Andalucía, es más, probablemente sea el mayor en rentabilidad si no es en afiliación. Y es así desde hace mucho, en buena parte porque los gobiernos autonómicos «amigos» se han encontrado siempre más cómodos teniendo a la comprensiva UGT enfrente.
Hay noticias acumuladas, y hasta ahora negadas, de favores intercambiados entre las instituciones y los dirigentes regionales del sindicato, favores multimillonarios relacionados con la gestión de ayudas, de cursos, de EREs, de tarjetas de crédito y de dinero de bolsillo. Mucho dinero, mucha corrupción, poca ejemplaridad. Si la misma Junta empieza a pedir que le devuelvan su dinero, para salvar los cuellos de los actuales gestores, las pintan mal para los sindicalistas que no se busquen una buena excusa también.
El secretario general de UGT Andalucía, Francisco Fernández Sevilla, ha sido el primero en dimitir. No era el responsable del sindicato cuando se cometieron las irregularidades, pero sí era el hombre de máxima confianza del anterior secretario, Manuel Pastrana. Fernández Sevilla sabía perfectamente en qué andaba su sindicato cuando se hizo con su dirección, y si ha dimitido ahora es porque ya estamos hablando de las primeras responsabilidades innegables.
Cándido Méndez, a través de la Comisión Ejecutiva Confederal de UGT, ha aplaudido la dimisión de Francisco Fernández Sevilla, «en la que antepone los intereses de la organización a los suyos propios, un comportamiento solidario, generoso y responsable que le viene caracterizando de siempre en su trayectoria sindical». Todo precioso, y aún hay algo más: con la dimisión del secretario andaluz se trata de salvar el sillón del secretario general, es decir del propio Méndez.
Se quiera o no, hay dos cosas que hacen a Cándido Méndez especialmente responsable de los deslices andaluces. Ante todo, un movimiento irregular de millones, en parte a las cuentas del sindicato, no puede hacerse sin conocimiento, consentimiento y aprobación de la dirección nacional de UGT. Y además, aunque a veces se olvida, el mismo Cándido Méndez fue durante años dirigente de la UGT Andalucía ahora en entredicho.
Méndez no quiere llegar con dudas al Comité Extraordinario de UGT Andalucía el 9 de enero. Si han de caer más cabezas, la de Francisco Fernández Sevilla puede ser sólo la primera. Pero con esta purga Cándido sólo huye de la realidad: dirige un sindicato cuya ilicitud está en vías de demostrarse en Andalucía, y pretende no caer él mismo. Probablemente Cándido sólo esté huyendo hacia delante, porque si siguen apareciendo informaciones como hasta ahora no va a bastar la dimisión de un dirigente periférico, sino que el sindicato socialista tendrá que renovarse desde su cabeza.
Un beneficiario inesperado de los errores de Cándido Méndez y de las dudas de la UGT entera es el PP de Andalucía. El PP ganó las últimas elecciones autonómicas pero se dejó arrebatar el poder por una alianza de las izquierdas; y se debatía ahora en las dudas de qué candidato y qué líder darse a sí mismo para poder por fin cubrir la casilla andaluza.
Los errores acumulados de PSOE, Junta y UGT pueden crear la calma que hace unos días pedía Mariano Rajoy para los suyos y que nadie anticipaba que fuese a poder tener ni José Luis Sanz ni nadie en su lugar. Puede que con todo esto y con la preocupación de Cándido y de sus delegados en la zona sí que tenga el PP alguna buena noticia que no esperaba.
Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 29 de noviembre de 2013, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/puno-alto-honra-baja-llegando-132454.html