Un reino recién nacido y en guerra con un Islam corrupto y sangriento

Por Pascual Tamburri Bariain, 11 de abril de 2014.

No sólo Asturias era España, aunque a veces sólo lo pareciese. Así lo entendieron los hijos de don Pelayo. En una compleja maraña que J. J. Esparza utiliza para animarnos otras vacaciones.

José Javier Esparza. El Reino del Norte. Una intriga de ambición, amor y muerte en la Asturias del siglo IX. La Esfera de los Libros, Madrid, 2014. 664 p.. 21,90 €.

No estoy muy seguro de que los españoles del siglo XXI fuesen capaces, y tuviesen la voluntad, de resistir una invasión extranjera. Pero no olvidemos que tampoco sus antepasados del siglo VIII lo hicieron: sólo un puñado de «radicales» y de «extremistas» se unieron a don Pelayo en su aventura asturiana, y no muchos más siguieron en la genial epopeya de Alfonso I. Pero, pocos o muchos, lo hicieron, y mientras la mayoría de hispanogodos se islamizaban, pasivamente primero y activamente unas generaciones después, nació un reino en el Norte, único heredero legítimo de Roma y de Toledo. Desde luego que la vida en torno a Oviedo no debía de ser fácil, pero resistieron a diferencia de los Banu Qasi, visigodos conversos, y de sus primos los íñigos, cristianos sumisos en Pamplona. Con Alfonso II las tornas cambiaron y el reino montañés empezó a mostrarse sólido, agresivo, a la altura del imperio de Carlomagno y capaz de aprovechar todas las debilidades de sus enemigos, y con un proyecto ambicioso hasta lo aparentemente absurdo, pero sin jamás renunciar a él.

Desgraciadamente nos hemos acostumbrado a pensar en aquellos siglos como si se tratase de una dimensión mítica e intocable, en unos casos, o de una invención identitaria ajena a nuestra realidad, en otros. La verdad es que fueron hombres y mujeres de nuestra sangre, con pasiones, virtudes y defectos, con aciertos y errores, unos altos y otros bajos, unos fuertes y otros débiles, con proyectos y metas entrecruzados y no siempre compatibles. Debemos ya a José Javier Esparza buenos pedazos de historia asturiana y de narraciones de la reconquista accesibles para un joven de hoy; ahora, al seguir su saga de novelas con El Reino del Norte ambienta en aquel lugar y aquella hora una narración totalmente moderna que es a la vez novela negra, romance y choque de espadas. Quizá sea la mejor manera de entender que el reino de Oviedo no fue precisamente un lugar de paz y serenidad en el siglo IX, y a la vez que la Córdoba de los Omeyas no fue sólo el paraíso de las artes, la cultura y la tolerancia que por propaganda tendemos a imaginar ahora.

Con varias tramas de ficción, llenas de buenos recursos y que enganchan al lector desde el principio, Esparza consigue a la vez entretener y mostrarnos la complejidad de aquel siglo lejano en todos los sentidos. Un siglo aún sin una ley sucesoria clara en una monarquía turbulenta, y en guerra civil entre el heredero designado Ramiro y el usurpador Nepociano. Un siglo en el que la fuerza era camino aceptado para resolver litigios –poco hipocresía, entonces. Un siglo de matrimonios concertados y pagados, pero no ajeno a los amores; un siglo de religiosidad elemental y sencilla, pero no sin grandes cabezas y aún mayores corazones. No es un libro de historia, pero hay que conocer muy bien la Edad Media para colocar en aquellos lares a caballeros, labriegos, damas y monjes sin traicionar lo que realmente fueron y presentarlos de un modo que nos hace aprender y a la vez hace que se nos pase el tiempo sin darnos cuenta.

¿Tiene usted menos de 30 años y como víctima de la LOGSE y de la LOE no conoce la España medieval como fue? No se aburra: este libro es la mejor opción para disfrutar en vacaciones del pasado y de su a veces muy duro realismo. Tiene un grave defecto, porque se termina cuando casi uno siente que acaba de empezar a leerlo, pero supongo que eso tiene fácil remedio. Con Esparza un español verá sin tapujos a sus antepasados de hace más de mil años, y aunque seguramente esto no gustará a algunos eruditos y escépticos profesores esto dice mucho más de nuestra época y de nuestra Universidad que de aquélla o del libro.

¿Eran españoles Abderramán II, sus mercenarios, sus eunucos y su harén? Por la ventana de ficción de Esparza entendemos mejor algo que no hace mucho decía aquí mucho dom Santiago Cantera Montenegro mano a mano con Carmelo López-Arias: la idea de España «es la idea de que España se ha perdido a manos de los musulmanes, y ello conduce a un lamento por este hecho. El cronista llega a exclamar: ¡Oh infeliz España!… en la Crónica mozárabe de 754, escrita por un anónimo monje mozárabe de Córdoba o de Toledo en esa fecha, y a continuación fue apareciendo en otras crónicas». Y «por el contrario, la gesta de don Pelayo en Covadonga será vista por la crónica astur de Alfonso III (866-910) como la salvación de España». La sociedad del Norte, con sus tumultos y errores, mira siempre hacia la reconstrucción de esa España, y se organiza como todas las sociedades europeas y cristianas del momento; la sociedad cordobesa, inmensamente más rica y poderosa, mira a su placer y al modelo oriental, y el Norte no deja de ser una molestia. El tiempo dirá después con qué resultado; pero mientras tanto, disfrute usted leyendo.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 11 de abril de 2014, sección «Libros».
http://www.elsemanaldigital.com/reino-recien-nacido-guerra-islam-corrupto–134806.htm