Por Pascual Tamburri, 14 de abril de 2014.
Hay nombres que marcan un tiempo, como José Antonio Ortega Lara en España. Hay hombres que marcan una fase, como Jaime Mayor Oreja en el PP. Importa ahora saber cómo nos diseñan el futuro.
Miguel Arias Cañete fue el elegido por Mariano Rajoy, junto con una lista que responde exactamente a una cierta visión de las cosas y de los méritos que conviene premiar (y de los que no). Cuando en 2004 se anunció la candidatura de Jaime Mayor Oreja y en 2009 su renovación, aquí la carga de profundidad fue siempre exigente, tanto como esperanzada: «Jaime Mayor Oreja encabezará de nuevo la lista del Partido Popular… Mariano Rajoy confía en el veterano político vasco para capitalizar en las urnas el desgaste del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Mayor Oreja es un político bien conocido por los españoles y capaz de unir en la ilusión a todo el PP, que tiene en él la mejor baza para batir a Zapatero. Muchos otros hombres y mujeres del PP podrían haber estado en su lugar, pero será el vasco, por el bien del partido y ante una ocasión excepcional, quien trate de dar a Rajoy una gran victoria nacional». La verdad es que Mayor cumplió, quizá sin demostrar en los últimos años la debida capacidad de alabanza y autorrenuncia.
Jaime Mayor Oreja hizo campaña en Navarra, varias veces, rozando lo políticamente incorrecto y diciendo (sin premio electoral o partidista) que «España es una gran nación». Y ya es mucho. Sus raíces políticas son las que son, pero con los años ha demostrado una calidad humana y en todo caso un cierto patriotismo, aunque moderado en las formas, que lo alejan salvo en la etiqueta de democristianos más o menos apátridas como Hans-Gert Poettering, Alcide De Gasperi, Robert Schuman, don Sturzo o Konrad Adenauer. Quizá más cercano a un injustamente tratado Giulio Andreotti. Ahora ya es historia política, aunque su edad no obliga ni mucho menos a cerrar del todo su expediente.
Algo sabía de los vaivenes, recovecos, sorpresas y resurrecciones de la historia el profesor Jacques Le Goff, que nos dejó este 1 de abril, casi a la vez de la proclamación de Cañete en ausencia de Mayor Oreja. Le Goff, aunque medievalista, siempre vio la Historia sin barreras, y aunque supuestamente heredero del materialismo de los Annales rescató para «su» Edad Media tres cosas probablemente incomprensibles hoy en la casta política: la interdisciplinariedad, la libertad humana y la sorpresa constante por los hechos –incluyendo los hechos políticos, aunque le valiese ser acusado hasta de «evenemencialista». Laicista convencido, Le Goff nunca negó la evidente vinculación de lo europeo y lo cristiano… quizá porque en una larga carrera profesional prefirió siempre mirar con sus ojos y no con los del cálculo partidista de circunstancias (que existe en la Universidad tanto como en la política). Pero la coherencia y la calidad no pueden pedirse a todos por igual, claro es.
Coherencia, nos la demostró Jaime Mayor Oreja en junio de 2003, «el Partido Socialista de Navarra, a través de sus concejales, «ha incumplido» el pacto antiterrorista. «Claramente han incumplido el pacto, han roto el pacto», porque los acuerdos alcanzados en algunos municipios de Navarra por integrantes del PSN con el nacionalismo –armado o sin armar- rompen el consenso de los grandes partidos democráticos sobre la unidad constitucional de España… Se pacta fuera del PSOE, ora con el PP en nombre de la Constitución, ora con los socios de Eta en contra del mismo PP; pero se pacta siempre por el poder». Eso era, claro, cuando había consenso… en esa dirección.
En el siguiente septiembre de 2003 y con Rajoy aún sin designar por Aznar, hablábamos de «una España ajena a la tranquilidad. Jaime Mayor Oreja, teórico candidato a la sucesión, permanece en el País Vasco al frente del grupo popular. Sean cuales sean sus relaciones con el entorno presidencial, Mayor es un símbolo irrenunciable en un entorno envenenado. En los próximos meses y años muchos ritmos políticos van a depender de los acontecimientos del Norte, y en ese sentido su relevancia política es incluso superior a la de bastantes ministros. Así es la España autonómica, y en especial con sus distorsiones nacionalistas y terroristas». Y poco antes Mayor y el socialista Redondo nos habían hecho soñar… aunque luego vino Ibarretxe.
«Cuando, en la primera legislatura popular, Jaime Mayor Oreja se esforzaba en hacernos comprender que el nacionalismo estaba utilizando la tregua de ETA para lograr sus objetivos, muchas personas de buena voluntad lo tacharon de radical o de exagerado. Sin embargo, cuando se demostró que, en efecto, el independentismo había encontrado la manera de hacer de la necesidad virtud, y de capitalizar la debilidad de ETA como camino hacia un triunfo político, toda España terminó por admitir que se había tratado de una tregua-trampa». Mayor Oreja había sido el ministro del Interior que sacó a Ortega Lara, y no fue el del 11-M.
Lo dijo nuestro director en la tesitura difícil de las europeas de 2004, con el PP asustado. «El mejor de entre nosotros. Así definió el secretario general adjunto del PP, Ángel Acebes, a Jaime Mayor Oreja, candidato número uno de su partido para las elecciones europeas del 13 de junio… No es la primera vez que a Jaime Mayor Oreja le toca bailar con la más fea. Ya dejó sin rechistar el sillón ministerial para acudir a las últimas elecciones autonómicas en el País Vasco en 2001, porque allí era donde España más le necesitaba en ese momento. Por lo visto esta vez tampoco ha pasado demasiado tiempo meditando su interés personal o degustando tragos más o menos amargos del pasado muy reciente. Y no se puede echar en saco roto el que si bien el momento histórico es crucial para el PP tras la derrota de hace un mes, el cargo político que hay al final del camino es desde luego menor y encima demasiados creen que la carrera está perdida de antemano». Por cierto que la frase «a las duras y las maduras… más para las duras» se la dedicó a Mayor Oreja justamente Mariano Rajoy.
Lo dije yo mismo en aquella campaña electoral, cuando vino a Navarra y casi nadie daba un duro por él. «Jaime Mayor Oreja, el pasado lunes 31, celebró en Pamplona el que hasta la fecha había sido su mitin electoral más intenso, más cálido y más numeroso…. dijo en Pamplona, y pareció emocionarse al decirlo, que Navarra es lealtad en la historia. Detrás de esa frase hay toda una visión del mundo, toda una comprensión profunda de las cosas, que conviene aplaudir en Mayor, y que tal vez ni su mismo público llegó a comprender por entero… ha ido a más, y a mejor, durante su ya dilatada vida pública… llegando a encarnar uno de esos recios tipos castellanos –porque Vascongadas es Castilla- de firmeza imperecedera. Mayor tiene aspecto y fama de hombre triste. Pero, sin saber qué se esconde en su alma, es un hombre serio. La seriedad nace de la rudeza que toca experimentar, de un hombre –como dijo un clásico- que se encara incluso con el máximo sacrificio con un cierto aplomo y tranquilidad de espíritu. Y si para Mayor la vida en este planeta sólo es un interludio, si no está dispuesto a dejarse aplastar y humillar sólo por conservarla, tal vez esté en el mejor de los caminos» .
«Se descalificó con demasiada ligereza a Mayor Oreja, y la situación económica convierte la política de acercamiento a ETA en una de las mejores jugadas de Zapatero en los próximos años. Tendría muy poca gracia que el PP se creyese de verdad la memez esa de ´sólo economía´ y perdiese otras elecciones justamente cuando es el único partido nacional con una respuesta a la crisis económica. La crisis de España no es sólo económica, es ante todo de principios. Y Jaime Mayor Oreja prevé, y no es seriamente desmentido, que ETA estará presente en las elecciones municipales de 2011″. Eso sí, siempre molesto para los varios tipos de progre. «Jaime Mayor Oreja, portavoz del PP en el Parlamento Europeo, ha defendido reiteradamente a lo largo de su carrera política el derecho a la vida. En los últimos meses y semanas sus declaraciones públicas contra un PSOE y un Gobierno abrazados a la cultura de la muerte han dado lugar a respuestas viscerales de la izquierda radical. Sin embargo Mayor Oreja no ha hecho más que defender el programa y los principios del Partido Popular (que antes fueron los de Alianza Popular y hasta cierto punto los de algunos socios de la UCD en la que militó Mayor)».
Hechos y paradojas los hay, que harán en el futuro la delicia de historiadores detallistas, amigos tanto de la prosopografía como de los ciclos largos como Le Goff. Por ejemplo, Mayor Oreja es Ingeniero Agrónomo y Arias Cañete no lo es, aunque su arraigo familiar con lo más fornido del sector sea indudable. Mayor ha sido delegado de un Gobierno agónico en un País Vasco ensangrentado, ha sido ministro para siempre unido a los nombres de Miguel Ángel Blanco y de José Antonio Ortega Lara, ha sido candidato sin esperanza pero dándonosla a muchos entonces. Cristiano confeso cuando eso no daba puntos, defensor de la vida como ningún progre de cualquier signo ha sido. Lo cierto, ahora es que Mayor sale y los batasunos se quedan. Pero ya veremos cuánto dura y en qué termina; no merece ser olvidado y aquí no lo será.
En 2014 como antes, «Jaime Mayor Oreja es, seguramente, el hombre que más errores ha cometido o conocido a lo largo de las décadas en el trato con los nacionalistas. Pero eso es porque estaba allí y porque los conoce; precisamente que él esté triste con todo esto es significativo ya que aporta al centroderecha un volumen de experiencias, de sensibilidades, de principios (y de votos) que no vienen de sus contradictores. Y esto lo digo yo que no soy desde luego, y Dios me libre, democristiano«. La historia ya juzgará.
Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 14 de abril de 2014, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/jaime-mayor-oreja-historia-como-sera-futuro-134870.html