El rey miente, el sistema constitucional fracasa

Por Pascual Tamburri Bariain, 16 de mayo de 2014.

Expulsado de El Mundo, Pedro J. Ramírez se echa al monte editorial. Escribiendo sobre un rey traidor y mentiroso y unos políticos torpes, sectarios, egoístas y cobardes… en 1823, eso sí.

Pedro J. Ramírez. La desventura de la libertad. José María Calatrava y la caída del régimen constitucional español en 1823. La Esfera de los Libros, Madrid, 2014. 1210 p.. 39,90 €. Ebook 9,49 €.

Es casi una interpretación oficiosa ver el Trienio Liberal –los años de gobierno constitucional de 1820 a 1823- como una ocasión perdida, «que pudo modernizar España«, una época de libertad que terminó por desgracia mal y que habría llevado a una terrible Década Ominosa, a un siglo XIX de división y guerras civiles y a su continuación en el XX. Muchas generaciones de estudiantes, un siglo de ellas o más, han sido ya educadas en esta visión de aquellos años. Sin embargo, las cosas son más complicadas, y mucho menos parecidas a una película de buenos y de malos. Si acaso, podría ser una de malos y malos.

Tras su salida de El Mundo, Pedro J. Ramírez se echa al monte editorial. Escribiendo sobre un rey traidor y mentiroso y unos políticos torpes, sectarios, egoístas y cobardes… en 1823, eso sí. Leer La desventura de la libertad es tarea larga, aunque no pesada porque el autor no es historiador sino, como buen periodista, narrador de historias e interpretador de personajes. Lo que a uno no le queda nada, pero nada claro, es si las valoraciones individuales y de conjunto se refieren enteramente al Trienio o si Ramírez está todavía pensando en nuestra Segunda Restauración del siglo XXI.

Como ha dicho hace muy poco en Pamplona, el exdirector de El Mundo cree que cuando «se abre el melón de la reforma constitucional todo debe poder discutirse«. Y en eso como en todo ¿está hablando de las rigideces y fallos de la Constitución de 1812 y del mal uso de la misma, o de los errores hoy más evidentes que nunca de la Constitución de 1978? ¿Está hablando de aquella casta política o de ésta? Vamos a pensar que, como sucede a menudo en la historia, los aciertos y errores del pasado pueden iluminarnos décadas y siglos después, más que en una voluntad explícita de Pedro J. Ramírez de usar el trienio de Calatrava para criticar el trienio de Rajoy.

Formalmente, lo que Pedro J. Ramírez hace es un trabajo parcialmente de investigación y parcialmente de narración e interpretación históricas, a partir de un archivo privado comprado de viejo, sobre las andanzas de José María Calatrava y de todos los políticos españoles en 1823. Impuesta la Constitución por la fuerza a partir del golpe de Estado de 1820 –recordamos a menudo que Fernando VII fue entonces, una vez más en su vida, perjuro, cobarde, egoísta y mentiroso, aunque olvidamos que la rebelión de aquel Ejército, al precio de devolvernos la libertad parlamentaria nos privó definitivamente del imperio y de la condición de gran potencia internacional-, España se convirtió en un paria en la Europa de la Santa Alianza.

Viles los absolutistas, capaces de conspirar contra España para imponer su ideología al precio de la dignidad misma del país. Rastreros los liberales, incapaces de reconocer lo rígido y torpe de la Constitución, divididos entre ellos por cargos, por intereses y por pertenencia a diferentes sectas y tribus, aún no extinguidas todas por cierto, masones, comuneros y anilleros. La imagen que Ramírez da de aquella España es angustiosa: una España en crisis más moral que económica, una España carente de dirigentes con amplitud de miras, con verdadero patriotismo. Del Rey abajo, ninguno. ¿Sólo entonces?

Como no es la edición de un documento histórico ni resulta ser un trabajo de investigación puro, en el libro de Pedro J. Ramírez surge en torno a unos «pocos hombres buenos» como José María Calatrava la idea de una «tercera España», que corrigiese los errores de unos y de otros incluso con un Gobierno huido, con un Rey conspirador y con unas Cortes camino de Cádiz y del exilio ante la invasión francesa del duque de Angulema. Pero es peligroso, muy peligroso, llevar al pasado y a su estudio ideas del hoy y a conveniencia de nuestro tiempo: España no nació con la Constitución de 1812, donde lo único que se hizo fue intentar encajarla en el concepto liberal y moderno de Nación; y ni está claro que en 1823 hubiese sólo «dos Españas», ni que una hipotética «tercera», entonces y siempre derrotada, fuese la ocasión eternamente perdida.

Mezclando las derrotas de ayer y las decepciones de hoy, Pedro J. Ramírez ha sido el primero en presentar su libro diciendo, con José Bono y Federico Jiménez Losantos escuchándole pero con la ausencia de Mariano Rajoy que habría sido impensable hace un puñado de años, que «hay que ver lo que cambia el Poder a algunas personas«. El liberalismo español, con algunas figuras e ideas notables, fue la historia de un desastre político. La Constitución no la respetaban ni los que decían defenderla, que se saltaron la división de poderes y casi todo lo demás colocando, por encima de la carta magna y más aún de la Patria, su ideología. Exactamente igual que esa abrumadora mayoría de civiles y de militares que, lejos de resistirse a la invasión francesa, colaboraron con ella. Y ésos son, al margen de los sentimientos de Calatrava entonces y de Ramírez hoy, hechos.

España no vino a menos por aquella invasión, sino por la previa acumulación de bajezas y de miserias en una clase dirigente enteramente indigna. Leyendo a Pedro J. uno entiende mejor no a Calatrava –aunque quizá sí en su madurez- sino a Antonio Cánovas, dos generaciones después, y su escepticismo sobre los dirigentes españoles en lo político, en lo social, en lo económico y en lo cultural. Rafael del Riego a un lado, como la familia real al otro, no eran posibles soluciones, sino partes del problema. Seguramente ese problema de élites no ha encontrado tampoco hoy solución, más allá de una completa regeneración ideológica que no ha llegado o de un hombre providencial que ni siquiera se entrevé. Lo que hemos salido ganando con el cese de Pedro J. Ramírez es que, a cambio de seguir sin poder leer El Mundo, tenemos ahora un buen escritor de libros de historia, que no por ello historiador, al que podremos leer con provecho. Que no es poco.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 16 de mayo de 2014, sección «Libros».
http://www.elsemanaldigital.com/miente-sistema-constitucional-fracasa-135429.htm