Un Japón aislado y diferente, pero no tanto, que nos acerca a nosotros

Por Pascual Tamburri Bariain, 5 de septiembre de 2014.

Japón eligió llegar tarde a la modernidad… al menos a la occidental. Pero su propia cultura le dio un estilo y un carácter que define hasta hoy su fuerza.

Ikku Jippensha. Viaje por el Tôkaidô. Un rato a pie y otro caminando. Tôkaidôchû Hizakurige. Traducción de Eva González Rosales. Quaterni, Madrid, 2014. 496 p.. 21,50 €.


Futaro Yamada. La Leyenda de los Ocho Guerreros Perro. Hakkenden. Traducción de Ismael Funes. Revisión de Alessandrea Moura. Quaterni, Madrid, 2013. 576 p.. 23,50 €.

A lo largo del último siglo y medio los países occidentales se han acostumbrado a creer que conocen y entienden Japón, aunque no lo hayan hecho más que de modo superficial. Durante la era Meiji, Japón fue explicado de modo bastante despectivo como un país de imitadores tardíos, mediocres y afortunados, que en el mejor de los casos se acercarían con mucho retraso a la modernidad capitalista e imperialista. Durante la breve era Taisho y la primera parte de la era Shōwa, Japón fue explicado –tras su relativo éxito económico, político e imperial- como un rival peligroso, primero despreciable y luego exterminable; en estos años, que llevaron a la Segunda Guerra Mundial, especialmente en Estados Unidos fue desarrollada incluso la idea de un posible genocidio total de los japoneses, vistos como enemigos de la paz y el progreso. Aunque no se llegó a tanto en la derrota, en el resto de la era Shōwa y en la era de Heisei Japón tuvo que cambiar y que buscar otro modo de estar en el mundo. Su éxito en el mundo del capitalismo ha sido indudable, pero aún hoy seguimos sin entender del todo a Japón.

Para los españoles que han disfrutado de su propia picaresca en los siglos de la España imperial, toparse con el Viaje por el Tôkaidô que nos ofrece ahora Quaterni será algo más que una sorpresa agradable. Lo cierto es que ver a los pícaros Yajirobei y Kitahachi viajar entre la capital imperial y la sede del shogun Tokugawa, de Kioyo a Edo hoy Tokio (la ruta Tôkaido en 53 etapas), es una manera de conocer al verdadero Japón, no sólo al que realmente era a comienzos del siglo XIX sino también al que los mismos japoneses percibían y perciben en esta obra genial de su propia literatura.

Tôkaidôchû Hizakurige fue publicado en un japonés más antiguo que el del siglo XXI, y por eso los mismos lectores japoneses lo conocen hoy adaptado, pero lo que en ese camino, sus posadas y accidentes sucede, además de los grabados y mapas que lo acompañan y explican, es la mejor explicación de qué y cómo era el Japón aún aislado, aún gobernado por su shogun y aún en manos de las sagas de samurái. Con ellos y mientras leemos conocemos un país sorprendente y muchas situaciones y reacciones que, mientras no son tan completamente diferentes a las europeas –no tanto al menos como habrían pensado quienes planearon el exterminio aéreo de los nipones-, sí requieren una implicación cultural larga y profunda para ser entendidas correctamente y no malinterpretadas. ¿Nos imaginamos el viaje de dos Lazarillos por la España aislada de 1946 para permitir que sus enemigos exteriores la entendiesen? Pues algo de eso hay, sólo que en este caso, junto a grandes valores literarios, tenemos una carga muy apreciable de humor e ironía, que convierten al libro en un regalo que uno se hace a sí mismo con mucho gusto para empezar el curso con una sonrisa.

Y lo mismo vale para muchos géneros, épocas y estilos… a veces más

Claro que, puestos a comprender lo incomprensible y a entender el Japón a la vez más mencionado y menos entendido, junto a una novela picaresca necesitaremos una entrada de calidad en el género de capa y espada. Eso nos lo ofrece Fūtarō Yamada en su versión renovada del clásico de la literatura Nansō Satomi Hakkenden. La leyenda de los ocho guerreros perro de los Satomi, de Takizawa Bakin, ahora traducida al español por Quaterni. Lo que hizo hábilmente Yamada es combinar el relato de la escritura e ilustración de Takizawa, en el siglo XIX, con el desarrollo de la historia caballeresca que él sitúa en el siglo XV.

El ir y venir de estilos, de épocas, de realidad y de ficción, de plumas y de manos, puede hacer que para un lector no prevenido sea una obra de narrativa demasiado colosal. Pero si uno se sitúa en la mentalidad japonesa y poco a poco se empapa de ella sin intentar explicarla desde fuera y desde el futuro, aprenderá mucho. Es un libro extenso, pero ameno, entretenido, apasionante. Puede parecernos extraño algo que sea a la vez épica, novela, leyenda e historia, pero justamente quien quiera conocer Japón –en vez de imponerle uno de nuestros clichés- y ver en él además sentimientos, reacciones y modos de comprender el mundo, tiene aquí su lectura. Será una inversión afortunada de tiempo, y de hecho se termina haciendo lamentablemente breve.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 5 de septiembre de 2014, sección «Libros».
http://www.elsemanaldigital.com/japon-aislado-diferente-pero-tanto-acerca–137234.htm