Por Pascual Tamburri Bariain, 26 de septiembre de 2014.
El creador de Los Pilares de la Tierra utiliza su habilidad para una trilogía que desentraña el siglo XX. Con todo su saber hacer y críticas (casi) sin disimulo a cien años de hipocresía.
Ken FollettEl umbral de la eternidad. Traducción de ANUVELA. Plaza & Janés, Madrid, 2014. 312 p.. 24,90 € €. Ebook 11,99 €.
Parecía que después de la trilogía de los Pilares de la Tierra y de todo lo que ya nos ha dado Ken Follett no había más por escribir, o al menos no con su pluma. Sin embargo, hay que reconocer que es un genio en su arte. Nunca tendrá, o quizá sí, el Nobel de Literatura, porque no satisface los gustos estéticos de las minorías eruditas de nuestro siglo, pero tiene un conocimiento de su propia tarea que le hace triunfar cuando y donde quiere. Y en la trilogía The Century, que tras La caída de los gigantes y El invierno del mundo ahora termina con El umbral de la eternidad publicado por Plaza & Janés, lo demuestra otra vez.
Cinco familias que en último extremo son una sola entremezclan en los tres volúmenes sus vidas y las de sus miembros, participando en todos los grandes eventos del siglo, desde la era victoriana a la globalización, pasando por la Gran Guerra, la Revolución Rusa, los fascismos, el surgir de las grandes potencias extraeuropeas y el fin de los imperios europeos. En El umbral de la eternidad vemos las vicisitudes de Jruchev, la vida y muerte de Kennedy, los grandes cambios sociales y culturales de los años 60 y 70, hasta la victoria capitalista sobre el comunismo, y todo ello con la calidad técnica habitual de Ken Follett. Las tramas corren en paralelo, mezclan historia y ficción verosímil, la ambientación es de gran calidad pese a mínimos detalles, lo trascendente y lo personal se entremezclan en las dosis debidas para ser al mismo tiempo crónica de un tiempo pasado y narración entretenida, amena y atractiva. El resultado es una gran narración en la que no sobran páginas y que demuestra que Follett sabe cómo seguir haciendo lo que siempre ha hecho bien. Que no es vender libros, sino escribirlos de modo que la gente los compre con gusto y los lea y relea con satisfacción. De lo que les doy fe personalmente.
En cuanto al siglo, qué decir. Desde luego, ya que ha de tener lectores distintos, dispersos y diversos, Follett sabe ser a la vez crítico pero respetuoso de las Grandes Verdades Fundamentales sobre las que el siglo se ha articulado hasta nuestros días. Aunque los buenos cometen errores y causan dolor hay siempre malos eterna e imprescriptiblemente malvados e indeseables. Pero eso no es culpa del autor, sino de la corrección política y cultural en la que él escribe y todos vivimos. Quizá cuando se ha situado en la Edad Media ha tenido más errores ambientales, pero mucho menos visibles para el lector, pero también ha tenido más libertad a la hora de diseñar los recorridos de unos y de otros y sus calificaciones morales.
La verdadera cuestión es que este tiempo, que llega hasta el primer presidente Bush y el fin del sovietismo, el tiempo del siglo XX y sus certidumbres vertebradas en torno a 1918 y 1945, ha terminado. Ya es pasado, historia, recuerdo, no realidad que vivamos. Para bien o mal el mundo que vivimos ya no es el de El umbral de la eternidad, sino sólo en parte su hijo y su nieto, pues ni los ambientes protagonistas ni los debates de fondo son ya los mismos. Es verdad, tenemos en manos los resultados de los errores del siglo XX, pero éste es el XXI. Quizá el siguiente Ken Follett avance unas décadas, o quizá vuelva atrás como tan bien sabe hacer. Triunfará seguramente.
Pascual Tamburri Bariain
Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 26 de septiembre de 2014, sección «Libros».
http://www.elsemanaldigital.com/follett-acaba-siglo-todos–137619.htm