Por Pascual Tamburri, 26 de septiembre de 2014.
Los políticos navarros han reaccionado unidos en defensa de los simbólicos Fueros. Aunque está por ver que muchos sepan qué son, o sean sinceros al hablar en año electoral.
Manipulación es una palabra muy suave para lo que Navarra ha sufrido estas dos últimas semanas. Estamos acostumbrados a los malos tratos, y en realidad sospecho que a muchos navarros les gusta ser maltratados por unos y por otros, pero algo tan extremo como el reciente paripé fiscal-y-foral hace mucho que no se veía. Manipulación, corrupción y mucho más. Creo que deberíamos cobrar entrada a este circo, además de sentir vergüenza de nuestra castita dirigente. Una vez más.
Se acercan las urnas y a la vez se remueven cuestiones más dramáticas y urgentes. Porque a la voz de «Volkswagen somos todos» se pretende según por quién que la Hacienda del Estado perdone al ejecutivo de Pamplona la minucia de 1513 millones de euros de IVA mal hecho. Y todo esto, además, en estas fechas. Claro que las fechas lo explican todo. En mayo hay elecciones autonómicas. Y mientras tanto la cuestión regional está al rojo vivo porque así la mantienen los avances del secesionismo catalanista y de la ETA negociadora pero no rendida. Todo lo que se haga y diga al respecto hay que valorarlo con cautela (porque hablamos de intereses de los partidos y de unos políticos que no son capaces de vivir de otra cosa), pero sin permitir que nadie claudique, porque de lo que hablamos no es ni de fútbol ni de coches, y ni siquiera de cargos ni dignidades, sino del futuro de España y de Navarra.
Hacienda no somos todos…
Hace pocos días la noticia era que UPN, molesto con el voto favorable del PP de Madrid a «eliminar los fueros» (y con la petición del ministro Montoro de que la región pague los impuestos que debe pagar) consideraba la situación «un ataque al autogobierno». Mucho me parece que pedir que «Navarra y el País Vasco contribuyan a la solidaridad nacional y al resto del sostenimiento del Estado como el resto de los españoles» sea «eliminar los fueros», pero en fin la demagogia es así y es gratis.
Así que el Gobierno provincial de UPN comparte en esto punto de vista con los ex socios de la ETA, con los socialistas y hasta con los afiliados que quedan del PP en estas merindades, y creen que el defecto no fue tolerar décadas un fraude (1994-2011) o negociar al descubrirse un pago simbólico en lugar del que correspondería, sino pedir que todos pagásemos los impuestos que nos corresponden. Incluyendo Volkswagen. Pero claro, es que Hacienda no somos todos, o no todos por igual; ya se ve que lo que en el caso de cualquier empresa costaría 400 o 500 millones al año pagados por Navarra, gracias a una lectura benévola y sólo para este caso de lo que llaman aún Convenio Económico se va a pagar un máximo de 25 millones anuales en 2012, 2013 y 2014, y a base de demagogia electoral, foralista y nacionalista se va a intentar no pagar nada en adelante. Y que paguen los contribuyentes de otras provincias.
. … pero Volkswagen por lo visto sí somos todos
17 años por lo menos de fraude en fondo y forma, y con conocimiento seguro de los máximos responsables (con certeza, los presidentes regionales y sus consejeros de Hacienda); casi 7.000 millones de euros ingresados por la Hacienda foral en perjuicio de la Hacienda nacional (aunque la Agencia Tributaria reclama a Navarra 1.513 millones sólo por los años no prescritos de 2007 a 2011); y lo peor de todo, las soluciones que los políticos navarros, por las buenas o las malas, proponen ahora. Proponen o imponen, ojo.
Porque al final, todos ellos, de Uxue Barkos, Geroa Bai, Patxi Zabaleta, Bildu, Ana Beltrán & Pablo Zalba, el PP local, nuestro PSOE descabezado y por supuesto la presidenta Yolanda Barcina a caballo al frente de UPN, todos, creen por igual dos cosas. Una, que Volkswagen es esencial política, social y económicamente, y que merece un trato excepcional en el IVA, un trato que por Ley no puede tener y que Navarra ha aplicado en beneficio propio y de los alemanes y en contra del bien común de España, lo que todos aplauden. Y otra, que los fueros navarros incluyen el derecho de la provincia a hacer estas cosas, o en todo caso deben incluirlo junto a la impunidad por haberlo hecho cuando manifiestamente no podía.
Así que nada, en unos pocos días hemos visto a los abertzales revestirse de foralismo (no hay fuero sin España, pero no espero que lo entiendan), a los revolucionarios defender los amaños de una gran empresa capitalista industrial, a los navarro-y-españoles dar por bueno el foralismo de los socios de la ETA y a todos callar por interés (económico unos, electoral todos). Porque Hacienda no somos todos, pero Volkswagen sí, como todo el mundo sabe.
Y no digamos parque solar (en cuanto a ingresos) y Osasuna (en cuanto a derroches, digo gastos)
Hay una cuestión de fondo, por supuesto. Pero tan manipulada y encrespada que es imposible tocarla sin causar heridas. Navarra conserva una autonomía diferente de origen medieval y más amplia por ello que las previstas en esta Constitución. Sus Fueros, que por Ley de 1841 se conservan (estando en vigor la Constitución de 1837 y todas las sucesivas) en todo lo que no afecten «a la unidad de la nación española». Esto, legalismos aparte, durante décadas se ha plasmado en un sistema fiscal propio, que sin embargo no puede ser diferente de modo radical del de todos.
Guste o no guste, y a propósito por ejemplo del impuesto sobre una de las ocurrencias de Zapatero, el Tribunal Constitucional ha dicho hace poco que «el poder tributario propio de Navarra implica también que la Comunidad Foral está obligada a respetar, en su sistema tributario, la estructura del sistema tributario de régimen común fijado por el Estado». Envueltos en fueros y en palabras a las que sus estudios a menudo nunca han llegado, o peor aún han llegado mal y a moda local, nuestros políticos han recaudado lo que no debían, han perdonado lo que no podían a quien han querido –igualdad, ¿para qué?-, han gastado lo que no tenían o no debían tener, y ahora ponen cara de dignos porque o se creen lo que dicen o creen que el votante de mayo de 2015 se gana así.
De hecho, ¿igualdad para qué? Si estamos orgullosos de que nuestros políticos busquen el modo de que Osasuna no pague 100 millones de deuda, mientras que cualquier pyme con 10.000 euros de impagos quiebra y arrastra los bienes de sus dueños.
El fuero y el huevo. ¿Y qué está en juego de verdad?
Lo cierto es que ni a Montoro le interesa que una autonomía quiebre, por malos gestores, u ocurrentes, que hayan sido sus políticos, ni a Rajoy en particular le interesa que Navarra, gastando por encima de sus posibilidades en placas solares, circuitos, aeropuertos, pabellones y Aves varios, haga bancarrota y se entregue amorosamente en brazos de sus hermanos de allende Aralar.
Navarra ha construido aeropuertos, trenes, centros universitarios, caprichos caros de todos los tipos con un dinero que no le correspondía. Es un hecho. Podemos reconocerlo y tratar de moderar daños. O podemos encresparnos, dar por ofendidos nuestros sagrados fueros y estimular el sentimiento foral de muchos navarros de muchos tipos. Porque sentimiento es, quede claro, no conocimiento. ¿Tiene derecho Navarra en nombre de sus fueros a vivir por encima de sus posibilidades, o sus políticos a tratar a las empresas y ciudadanos navarros desigualmente según sus conveniencias? Si alguien cree que sí, que lo diga. Yo les aseguro que el fuero ni decía eso en el siglo XIII ni cuando se quiso preservar parcialmente en el XIX se hizo para que ellos ascendiesen social y económicamente donde nunca habían pensado.
El fuero –en su esencia- no está en peligro, salvo si lo ponen sus gestores. Lo que está en peligro es el huevo, la mamandurria, de los tales gestores. Así que, según lo que en adelante se llamará el «estilo Pujol«, no sólo niegan la mayor sino que se dan por ofendidos en nombre de todos los navarros.
En esto bien se ve qué es lo esencial para cada uno. El que por sus intereses prefiere dar una oportunidad de oro a los abertzales «foralizados» en su divertido manifiesto, demuestra que lo principal era la caja y no la patria. El abertzale que se hace foralista de ocasión para meter la cuchara donde nunca soñó hace lo que cabía esperar. Uno se juega el negocio. Otro se juega cumplir su sueño. ¿Y España? Ah, España queda para quien le importe… porque hay quien pone los Polos por delante.
Navarra no es un juego. Pero a veces lo ha parecido para los políticos. La manipulación abertzale es un mal y un peligro, desde luego, pero mucho más lo son los que se llaman «tontos útiles». ¿UPN y Barcina ganan mucho rebozándose en foralidad y en IVA ahora? Lo dudo mucho. ¿El PP navarro pierde menos fingiendo que su intercesión ha protegido a Navarra de las iras de Montoro? Lo dudo más. Navarra es –solía ser- querida y admirada fuera de sus mugas cuando tenía gobernantes que destacaban por sentido común y por usar sin abusar de sus derechos privativos históricos. Ya no es así, y no nos podemos quejar si, hundido el PSOE, se benefician los nacionalistas o los comunistas o los de Podemos. Pero llegado ese día, que nadie se equivoque en los responsables. Como decía el otro día Fernando de la Hucha, «todo es raro y confuso».
Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 26 de septiembre de 2014, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/corrupcion-privilegios-agresion-abertzale-navarra-137647.html