Por Pascual Tamburri Bariain, 10 de octubre de 2014.
Españoles contra España, una larga historia. Hace siglos que hay españoles que inventan, manipulan e inventan la vida del país, para romperla o humillarla. Y extranjeros felices de contarlo.
Iván Vélez Cipriano, Sobre la Leyenda Negra. Prólogo de Pedro Insua Rodríguez. Encuentro, Madrid, 2014. 328 p.. 24,00 €. Ebook 9,99 €
Davide Maffi, En defensa del Imperio. Los ejércitos de Felipe IV y la guerra por la hegemonía europea (1635-1659). Prólogo del autor. Actas – Colección Atamán, Madrid, 2014. 586 p.. 34,00 €.
Que España es un país peculiar, diferente, con una conciencia colectiva de sí mismo distinta de la de otras naciones europeas, es algo que ya era bien sabido. La escena de patetismo nacional que hemos representado ante el mundo con motivo del acumularse de la corrupción pública, el mal gobierno, las amenazas de estallido social y nacionalista, los juegos parlamentarios alicortos, no necesitaba ya para el ridículo completo nada más que el caso del ahora tan llorado Excalibur.
España no se quiere a sí misma, y es un fenómeno quizá no único pero sí muy extraño de patología afectiva colectiva. España, que adquirió conciencia de sí y definió progresivamente sus signos de identidad desde la primera parte de la Edad Media y antes que nadie en su entorno, ha creído su leyenda negra, con la doble circunstancia agravante de que esa leyenda es de origen extranjero y de que carece por completo de sustento en la realidad –careció de él en origen y así ha seguido siendo en las sucesivas versiones. Alemania, joven como nación, ha interiorizado el complejo de culpa que le han impuesto sus vencedores, pero a la vez ha sabido y querido tomarse la revancha en otros terrenos, fundamentalmente el económico. Algo similar y aún suavizado ha hecho Japón, que no sólo ha compensado la asunción de sus discutibles culpas colectivas con el éxito en los mercados, sino que ha contado con la fuerza de su tradición. Italia, también y de otro modo denostada, al menos ha compensado con su exhibido desdén hacia dentro y hacia afuera. España, no.
Lo que Iván Vélez hace en Encuentro es explicar la raíz y la causa de esa leyenda negra tan viva, y las causas de su vitalidad dentro del mismo país. Aquí se explica con cuidado científico cómo la leyenda negra nació y creció como arma de guerra de los enemigos de España contra ésta cuando era la gran potencia mundial. Así, los enemigos de España, además de intentar luchar en campos y mares, con dos siglos realmente muy difíciles para ellos, lucharon en el campo de las ideas, de la imagen diríamos hoy, de la propaganda. Alguien dijo no hace tanto que «el cine es el arma más fuerte»; bien, no había cine en principio pero sí una lucha de ideas y de imagen que España perdió porque ni siquiera la combatió.
España, acusada con mentiras de crueldad y de incapacidad para extender la luz de la civilización –curiosamente, porque fue quien más lo hizo-, creyó que bastaría con despreciar las mentiras de sus enemigos. Dejó incluso que dentro de España, por diferentes rivalidades y querellas, arraigasen los mitos de la leyenda. Y se equivocó. Es verdad que España lo hizo en realidad mucho mejor que lo que la leyenda negra ha impuesto durante siglos, pero aún hoy fuera de España y más aún dentro de España por razones políticas miserables acumuladas, la versión más generalmente es la de la leyenda negra. Y contra ella de nada vale la exposición científica de la verdad objetiva, sino que se necesita una fuerte y decidida contrapropaganda. Algo al menos improbable cuando vemos que nuestros propios planes de estudios oficiales en España están imbuidos de sumisión a la Leyenda negra y de complejos colectivos al respecto. Así que toca leer a Iván Vélez, y esperar que algún ministro alguna vez, quién sabe, le deje a él revisar las programaciones de escuelas, institutos y Universidades, y expulsar de la docencia quien se encastille en la mentira y su difusión a las siguientes generaciones de víctimas.
Un ejemplo clásico de manipulación que ha triunfado… hasta ahora
Davide Maffi es un caso para nada aislado de algo que en nuestras aulas españolas tendemos a ignorar: el de los investigadores extranjeros que, no sólo por afecto a lo español, niegan la Leyenda Negra. Franco Cardini ha dedicado una gran parte de su tiempo a España y la Hispanidad, y a negar aspectos concretos de la leyenda anti española. Lo que hace ahora el profesor Maffi, editado por Actas, es entrar en el detalle de la que fue la columna vertebral de aquel Imperio aún insultado en los años centrales del siglo XVII: el ejército y el Camino Español.
Gracias a la leyenda negra uno se encuentra incluso en los libros de texto españoles la visión de unos ejércitos anticuados, caros, inoperantes y sin modernidad técnica. En fin, que los hombres de Felipe IV y Olivares habrían perdido por méritos propios, de modo totalmente inevitable, ante rivales modernos, eficaces, mejor gestionados, con oficiales y generales de calidad; una visión que empapa incluso partes de las novelas de Arturo Pérez Reverte. Y que es, como podemos comprobar ahora, completamente falsa.
La España que nos describe Maffi es eficaz, moderna, competitiva y perfectamente capaz de ganar, cosa que hizo muchas veces y pudo hacer en la misma Guerra de 1618-1659. Una España real, lejana de siglos de mentiras, sorprendente para nuestros estudiantes y que, no por casualidad, tiene que ser un investigador extranjero quien la acerque. Quizá porque, por lo demás, estamos demasiado acostumbrados a insultarnos a nosotros mismos y a dar por verdades las mentiras que contra España se elaboraron y se siguen divulgando. Y así nos va.
Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 10 de octubre de 2014, sección «Libros».
http://www.elsemanaldigital.com/leyenda-negra-espana-amantes-espanoles-137902.htm