Primarias y dedazos de centro, gloria de Podemos

Por Pascual Tamburri, 25 de noviembre de 2014.

Podemos avanza, los abertzales no retroceden, UPN gobierna en minoría, el PP agoniza y el PSOE no sabe. Yolanda Barcina abandona la presidencia mientras se hunde el mundo de Miguel Sanz.

Hace no muchos días la gran noticia política en Navarra era la decisión de Yolanda Barcina de no volver a encabezar la lista de UPN al Parlamento de Navarra. Surgieron rápidamente debates y facciones sobre las causas, la sucesión, las alternativas. Parecía la noticia política del año, los abertzales tronaron, Miguel Sanz dejó claro que seguía vivo y todo parecía centrarse en UPN. Como siempre desde 1979.

Pero todo eso ya es Prehistoria. O quizás no. Lo seguro es que el llamado Navarrómetro, encuesta «pública-pero-privada» (como muchas cosas en esta tierrica), anunció la semana pasada y por sorpresa que UPN bajaría 11 escaños y se quedaría en unos 49.000 votos (8 escaños). De partido de Gobierno con Barcina a tercera fuerza detrás de Bildu-ETA (segundos) y de Podemos – 4ª Internacional (primeros). Aunque la encuesta no sea fiable, voces sensatas dicen por ahí que «eso no invalida la tendencia que nos muestra. Podemos sube, Bildu se mantiene, y los que han tenido el poder cuatro décadas sin plantar cara culturalmente a la izquierda y los abertzales se hunden… La encuesta arroja que tras 21 años de gobiernos de UPN no sólo no han logrado poner coto al verdadero cáncer de Navarra sino que se han dedicado a subvencionarlo«. Y esos son hechos.

En medio de tanta sorpresa, una más. El presidente Miguel Sanz se ha manifestado a favor de unas elecciones primarias para seleccionar el candidato de la UPN. Con él, sus apoyos habituales más notables, como Pedro Pegenaute entre muchos. Todos ellos, diciendo sin sonrojo que «si no se celebran primarias podría interpretarse como una elección a dedo». Atinadamente decían los amigos de Navarra Confidencial que «el problema es que Miguel Sanz es el último ser en la Tierra legitimado para hablar de primarias en UPN». Porque UPN con Sanz, como el PP con Mariano Rajoy, se han gobernado desde arriba, y las elecciones no digitales y no personalísimas han sido excepciones y no normas. Y se lo digo yo que, la verdad, desconfío bastante –antes y ahora- de unas primarias dentro de un partido al que sólo quien ha querido se ha afiliado. En UPN han buscado, para reñir lo menos posible ya que vienen mal dadas, un apañete intermedio. El Comité de Listas de UPN remitiría al Consejo Político, que se celebrará el día 29 de noviembre, las candidaturas (tres de momento) que se presenten. Así ni Comité de Listas (¿dedazo?) ni Asamblea (¿primarias?) sino Consejo Político el que apruebe o rechace las propuestas. Barcina aprueba, Catalán calla, Sanz rechaza.

¿Tan malos son los dedazos?

UPN ha cambiado mucho desde 1979. No a mejor por cierto. En cuanto a sus metas, aparte por supuesto de «la pasión por Navarra» que aduce (España aparece poco y sus símbolos ya nada), está un cambio de estrategia electoral buscando conservar poder a cualquier precio y con cualquier renuncia. Aunque sea difícil imaginar aún más renuncias. Tras «la mejor defensa de la personalidad propia de la Comunidad foral» se entrevé sin disimulo aún más regionalismo y todavía mucho menos españolismo, con abandono de los principios fundacionales (adyacentes entonces a los de Alianza Foral Navarra, cuyos votos heredó aunque no su identidad jurídica, no lo olvidemos). Todo lo que la conservación del poder requiera. ¿Y si ni aun así lo conservan? Entonces nos reiremos más.

A dedo, a dedo… En 1991 UPN había conseguido que el PP concediese a un navarro un puesto europeo seguro en cada elección europea. Si no hubiese sido bueno no se habría pedido, supongo. En 1994 UPN eligió, tras tormentoso debate, al tudelano Luis Campoy como candidato en las listas del PP. Aquello desencadenó la escisión de UPN y CDN, que tuvo sí otras causas pero no otro detonante. En 2004 Miguel Sanz quiso que Santiago Cervera fuese a Bruselas en las listas del PP, pero los órganos internos de UPN rechazaron por dos veces esa candidatura en Olite y renovaron la confianza a Javier Pomés, hasta que en 2009 los festejos fueron ya otros. Cualquiera que no recuerde el enfado del presidente aquella tarde de votación puede repasar la prensa del momento. Aquello sí que fue una victoria de la gente de a bordo contra un intento de nombramiento digital. Después de aquello, y en alianza con el PP entonces, es difícil criticar los dedazos de los demás.

Tampoco en el PP tienen mucho de qué presumir al respecto, aparte de que lo único que el Navarrómetro confirma de todas las demás encuestas es la agonía final de un PP navarro al borde de la desaparición. ¿Consecuencia de los dedazos, a su vez? No han faltado estos, desde luego: todas las candidaturas desde la primera se han hecho desde Madrid y a gusto sólo caciquil y baronesco, incluyendo el congreso de 2009. Y esto sin entrar en detalles al menos pintorescos como el paseo por las murallas del domingo 9 de diciembre de 2012 (de Santiago Cervera), la bronca nocturna en San Juan del 6 de diciembre de 2012 (de mi amigo Eloy Villanueva) o la simpática entrevista de marzo de 2011 al Sunday Times (de Pablo Zalba). Por falta de dedazos no va a ser. Todo un éxito como se ve día a día.

¿Y si ganan los «malos»?

A veces da la impresión de que son los partidos de centro, para contener su decadencia y retener votos de derechas, los que se alegran viendo buenos resultados de Podemos o de Bildu. Francamente, mientras internamente funcionen como vemos y mientras no sean capaces de cumplir sus compromisos, me da igual. Navarra y España deben ser defendidas, es cierto, pero ellos no lo van a hacer y eso ha quedado sobradamente demostrado.

Hablar de una amenaza abertzale y/o trostkista después de haber gobernado décadas sin hacer nada contra ellos sino a su favor me parece ridículo. Tanto como hablar de democracia interna habiendo disfrutado de un poder interno omnímodo, y no siempre para mal. Es como predicar la elegancia en política y luego casarnos vestidos de esmoquin blanco. Por lo mismo, no. Así que, efectivamente, hay que combatir el avance de la nueva fuerza marxista y el acceso al poder de los batasunos de siempre; pero sin aceptar como mal menor ningún otro mediocre dedazo, venga o no vestidito de primarias. Si nos quieren, tendrán que cambiar.

Pascual Tamburri

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 25 de noviembre de 2014, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/primarias-dedazos-centro-gloria-podemos-138821.html