Por Pascual Tamburri, 5 de diciembre de 2014.
Un régimen se valora según la eficacia de sus instituciones. No hay Estado de Derecho si los enemigos armados de la paz pública son premiados y excarcelados.
El asesino de ETA Santiago Arróspide Sarasola está en la calle. ´Santi Potros´, culpable entre otras cosas del atentado de 1987 contra Hipercor, en el que murieron 21 personas, ha salido libre de la cárcel. Fue condenado a 1920 años de cárcel por asesinatos de policías y a 790 por los crímenes del hipermercado. Él es libre. Sus víctimas siguen muertas o humilladas. El Gobierno no ha cumplido ni sus promesas electorales ni sus deberes constitucionales. Una manera estupenda de celebrar el día de san Nicolás, cumpleaños de la Constitución de 1978.
Podemos escondernos detrás de tecnicismos sin fin. Pero para eso ya están la vicepresidenta del Gobierno y sus ministros de Interior y de Justicia. Es un recurso viejo, aburrido e inútil. Ya se anuló para este asesino la doctrina Parot y se pasó la fecha de su liberación de 2030 a 2025. A esto el Gobierno respondió echando la culpa a los Tribunales europeos, cuando por supuesto un Estado soberano es perfectamente libre de legislar y hacer cumplir sus leyes… o si no reconoce no ser soberano. Ahora se le perdonan 9 años más, aplicando un descuento por acumulación de la pena a las que fue condenado en Francia de acuerdo a una normativa europea años antes.
No es el único, ni el primero. La cosa ha sido recurrida por la Fiscalía ante el Tribunal Supremo con argumentos legales. Pero el recurso no ha sido del Gobierno, que se ha limitado a un gimoteo inoperante, sino decisión del Fiscal. Bien por él, mal por sus superiores políticos. El hecho es que una Ley española querida y votada por este PP ha entrado en vigor y ha dado pie a la aplicación favorable a ETA de esa normativa europea, que si no seguiría sin ser aplicable. Santi Potros ya está en la calle, como otros; enseguida puede salir hasta el famoso Francisco Mújica Garmendia ´Pakito´. De Soraya Sáenz de Santamaría sólo han salido palabras que a nada comprometen (y sería igual, visto lo visto), pero los hechos son estos.
Hechos, y no palabras. Terroristas sin cumplir sus penas, sin arrepentirse de sus crímenes, sin pedir perdón a sus víctimas, sin abandonar la disciplina de su banda, sin dejar de apoyar al brazo político de ETA, están saliendo a la calle. Esos son hechos. Hechos son que el separatismo ve sus objetivos al alcance de su mano (independencia, socialismo y Navarra, la vieja y nunca olvidada «alternativa KAS») sin necesidad de matar. Hechos son que políticos profesionales renuncian a defender España y sus leyes a cambio del tanto mediático de mantener una «tregua», en vez de aplastar a la banda sin ninguna concesión como era y es perfectamente posible.
La paz pública no es un éxito extraordinario por el que pueda pagarse un precio extraordinario: es el deber de todo Estado, la fuente de legitimidad última. De ninguna manera los enemigos de la nación soberana pueden ser recompensados por matar o por dejar de matar. De ninguna manera sus víctimas pueden ser peor tratadas que los verdugos, o equiparadas de cualquier modo a ellos. Hubo un tiempo en el que el PP tenía claro esto, aunque Jorge Fernández Díaz, hijo preclaro del CDS y del suarismo acomplejado, no era ministro del Interior. Ese tiempo ha pasado. Claro que en este tiempo nuevo el ministro puede recordar más fácilmente que es «hermano» espiritual del líder independentista Rafa Larreina, por ejemplo. Espero que asistan juntos al funeral de la Constitución de 1978, el texto provisional y flojo que, además mal aplicado, nos pone en esta situación. Es el fin de un régimen que, con los hechos, renuncia a su propia legitimidad. Que no nace de ninguna tertulia, sino de España.
Pascual Tamburri
Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 5 de diciembre de 2014, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/asesinos-calle-para-celebrar-constitucion-139056.html