Con el agua al cuello, España a degüello

Por Pascual Tamburri, 6 de marzo de 2015.

Llueve, nieva y el Ebro se desborda. Ninguna novedad. O quizás sí. Porque es hora de que cada político se haga responsable de lo que dijo, o no, de lo que hizo, o no, y de lo que debe hacer.

Isabel García Tejerina lleva unos cuantos días hablando mucho del cambio climático. No soy yo quién para discutir las opiniones y gustos de la ministra de Agricultura y Medio Ambiente. Pero de lo que estoy seguro es de que con más 48.000 hectáreas inundadas, con daños aún imposibles de evaluar y con una serie de problemas de fondo sin resolver lo que menos necesita el valle del Ebro, y toda la España agrícola en general, es que los políticos lleven su campaña, sus peleas, sus cálculos y sus mentiras a ese terreno. Hacen falta soluciones. Y para tenerlas hace falta un poco de memoria.

UPN, o la generosidad calculada. La presidenta de Navarra, Yolanda Barcina y el consejero de Desarrollo Rural, Medio Ambiente y Administración Local del Gobierno foral, José Javier Esparza (a la vez candidato de UPN el próximo mayo) han dicho durante dos semanas que esperan ayudas generosas del Estado. Es decir, que aunque «no se conocían precipitaciones en la Comunidad foral de esta envergadura, tan continuadas y con tanta intensidad, desde hace 136 años», es el Estado quien debe pagar los daños. Por costumbre, por supuesto: si se trata de recaudar, Navarra tiene su Hacienda foral; si se trata de gastar, la lluvia y la nieve las ha de pagar Madrid. Tiene su lógica, al menos en año electoral. Pero no es demasiado honesto. También es verdad que una provincia de 10.000 km2 no puede pretender tener una política agrícola como la que sí puede tener un gran Estado soberano de medio millón de km2. Así son las cosas.

El PP se olvida de sí mismo. Otra vez. Había una vez un Plan Hidrológico Nacional, que el PSOE derogó en 2004. Mariano Rajoy lleva 3 años y medio en el poder. No hay PHN (tampoco es nada excepcional, si pensamos en derecho a la vida, en ilegalización del mundo de ETA y en otras cosas nunca cumplidas). No hablo yo de llevar el agua a Almería, ni de regadíos ni de campos de golf. Pero es obvio que el valle del Ebro, y no sólo él, genera excedentes de agua algunos años que pueden y deben ser utilizados; y tiene una lógica política, económica y social abrumadora. En esto, tenía razón el PP de Aznar y no la tiene el PP pasivo; pero no sólo en esto, claro. En todo caso, ni cambio climático ni paparruchas. Estamos hablando de la supervivencia y del futuro de la España agrícola interior, entre otras cosas mucho más importantes que unas siglas.

El PSOE… ¿qué PSOE? Pedro Sánchez está de precampaña y hay que perdonarle casi todo. Ha hablado como si el PP tuviese la culpa de la lluvia y de las inundaciones. De la primera, sin duda, no la tiene; de las segundas, sólo la tiene si uno le reprocha la paralización de las obras hidráulicas y los límites ecolo-festivos a la limpieza de los cauces. Dudo que así el PSOE gane un solo voto. Puede que los ganase pidiendo perdón en público por las desaladoras de Zapatero, carísimas, ineficaces, antiecológicas y demenciales. O por las obras que detuvo. Aún no lo he oído.

Agricultores y/o sindicatos. En el Ebro hay inundaciones. Mientras, en Levante y el Sur ya hay síntomas de sequía. Sin embargo, los representantes autodesignados de los agricultores se limitan a pedir reparaciones y compensaciones a sus representados. Pero no es un problema sólo a corto plazo, sino que es una verdadera cuestión de fondo del campo español: qué hacer con el agua, por un lado, y cómo afrontar los problemas, por el otro. Una agricultura que viva de subvencionas y limosnas no es la que España necesita. Ojalá llegue un día en que no tengamos ni subvenciones, ni sindicatos que poco representan. Probablemente haya que pensar más las cosas, haya que darse cuenta de que no todo es posible ni toda tierra puede cultivarse o regarse. Falta el sentido común de nuestros mayores. Sobra dinero público y gente que viva de él. La solución es cultivar, hacerlo bien, vivir de ello y pensar en el bien general.

Para hipócritas, estos abertzales. Si uno es nacionalista, abertzale, comunista o cosas anejas, por estos lares y en este tiempo lo mejor que puede hacer es callarse. Callarse, porque aún queda mucha gente que recuerda cómo ellos y amigos suyos han usado la violencia, verbal y física, contra las obras hidráulicas que, bien hechas, habrían sido la única manera de evitar daños en estas lluvias. Luego piden subvenciones y dineros para los damnificados, pero no les piden perdón por su propia culpa en que haya daños. Lo que hacía falta era, por supuesto, un embalse de Itoiz y uno de Yesa hechos sin límites, en sus opciones mayores y hasta el final, y completar la red de embalses. Salvo que lo que defiendan sea un retorno al pre-Neolítico, una vida rural mínima y sumisa a las fuerzas de la naturaleza, quizá convertidas en dioses.

¿Ecologistas, ecoloqué? Lo curioso de este caso es que en el pasado ha habido crecidas mucho más voluminosas con menos daños. ¿Por qué? Porque las aguas fluían por los ríos. Por ley, los grandes y pequeños ríos españoles no se dragan, para evitar daños al ecosistema. Es decir, que ni valoramos la situación directamente dejamos que los limos se estanquen y con los años reduzcan la capacidad de los cauces. Es seguro que se han hecho muchas cosas mal en el pasado y que la explotación industrial-capitalista de los ríos ha destruido paisajes y espacios excepcionales. Pero digamos las cosas como son: si en muchos casos hay que abandonar el cultivo de tierras ricas para devolverlas a una aparente naturaleza, dígase. Pero no vale oponerse a las obras por un lado y quejarse de los daños por otro.

Los regeneracionistas y su hija predilecta… tenían razón. La ministra ha empezado a hablar de las infraestructuras hidráulicas. Menos mal. Hemos descubierto un valor que los regeneracionistas hicieron más que público en su plan de modernización de España tras 1898. Un plan que, en la parte que 120 años después se ha cumplido, se debe mayormente a lo hecho durante los mandatos de Miguel Primo de Rivera y de Francisco Franco. Un plan que tiene hoy como heredera y gestora, en el Ebro, a la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), que seguramente es el agente más sensato en sus actuaciones y declaraciones de estas semanas tormentosas. La Ley de Memoria Histórica aún no ha mandado destruir el Trasvase Tajo Segura, pero se considera políticamente correcto y progresista oponerse a la construcción de Biscarrués o al recrecimiento de Yesa. Así nos va. Así nos irá, si no cambiamos.

Pascual Tamburri

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 6 de marzo de 2015, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/agua-cuello-espana-degello-140664.html