Usted necesita una inteligencia de Letras para entender… esto

Por Pascual Tamburri Bariain, 24 de abril de 2015.

El Día del Libro, más que día de Cervantes o de Shakespeare, debería llamarse Día del Orgullo Lector. El libro sobrevivirá a la crisis, pero nos jugamos mucho en esto.

Charlie Lovett, El coleccionista de libros. Amor y obsesión se unen en una historia sobre el enigma de Shakespeare. Prólogo del autor. Traducción de Damián Alou Ramis. Plaza & Janés, Barcelona, 2014. 248 p.. 19,90 €. Ebook 10,99 €.


R. W. Galland, El libro de los enigmas de Leonardo da Vinci. 135 acertijos inspirados en el universo del genio del Renacimiento. Traducción de Manuel Viciano Delibano. RHM Grijalbo Ilustrados, Barcelona, 2014. 288 p.. 19,90 €.

La venta de libros en soporte papel ha disminuido, según estadísticas más o menos respetables, un 18% desde 2011. En sólo un lustro semejante hundimiento, sobre todo español, no puede deberse sólo a la crisis económica ni sólo a un cambio en la vida cultural del país. Los lectores, los editores, y en general todos quienes aprecien o amen los libros por una u otra razón tienen aún la oportunidad de reflexionar sobre qué estamos viviendo.

La verdad es que, con la aparición y soporte de nuevos soportes, la letra impresa retrocede tanto para el pensamiento como para la ciencia e incluso para la literatura. Los medios de comunicación mandan, y sobre todo son capaces de definir de nuevo nuestra identidad cultural. Esto, que siempre ha sido posible e importante, es hoy casi cuestión de vida o muerte en el espacio cultural español. No sólo en él, no sólo por razones tecnológicas, pero sí en él.

Charlie Lovett en El coleccionista de libros nos acaba de ofrecer una ventana a cómo los libros han sido siempre importantes por muchas razones, no sólo ni principalmente las de mera rutina bibliotecaria. La función social, cultural y hasta económica de los libro es indudable. Pero es que además los libros son portadores y soportes de sentimientos, dicen mucho sobre quien los lee, los posee, los escribe o los ama, y dicen todo sobre quien, habiendo accedido a ellos, acepta luego vivir sin ellos. Suponiendo que, en el mundo occidental, la vida sin libros sea realmente tal vida.

La novela de misterio, aventura y sugestión que protagoniza el marchante Peter Byerly nos lleva a un entorno de erudición y de sugestión, nunca más adecuado que en estas fechas: en esta novela se investiga de nuevo sobre quién fue y qué escribió William Shakespeare, un asunto que ya ha dado lugar a múltiples relatos, de ficción o no. No es una novela negra, aunque sí de misterio y enigma, y está escrita de un modo que estimula la curiosidad indistintamente en quien ha recibido una formación en historia de la literatura y en quien, como es bastante normal en 2015, no la tiene.

Byerly transmite la fascinación por el autor inglés y por la concatenación de misterios y de sorpresas sobre sus obras y su personalidad. Es muy fácil que el libro capture al lector aunque no sea un lector vocacional; y será muy difícil que quien llegue al libro de Lovett ya amando los libros no quede atrapado rápidamente por él. La verdad es que el enigma de Shakespeare y el uso literario que se hace de él aquí demuestran ser, una vez más, un arma de destrucción cultural masiva. Como hacen falta, en estos tiempos de lucha.

Pero el gran genio y misterio del Renacimiento no fue inglés, sino italiano

Ahora, si hablamos de enigmas, lo que se dice enigmas y misterios, sobra hablar de William Shakespeare. En los siglos del Humanismo la fuente inagotable de misterios, de enigmas voluntariamente creados o dejados, fue y aún sigue siendo sin remedio Leonardo da Vinci. Esta edición pensada para jóvenes de todas las edades del libro de los enigmas, que nos trae R. W. Galland en Grijalbo, está pensada para crear desconcierto, curiosidad, inquietud y dudas en sus lectores de todo tiempo y lugar. No se trata de literatura en sentido estricto, sino de algo que convendría a profesores de todos los tiempos y en lo que Leonardo fue maestro: resquebrajar certidumbres y hacer pensar y a la vez aprender y crear. No es poco.

¿Descabellado? Es que la vida intelectual activa lo es, o debe serlo, y si no pasa a ser mera rutina vulgar y mediocre, algo que por diferentes razones estuvo muy lejos de la vida creativa tanto de Leonardo como después de Cervantes, de Shakespeare… y no de muchos más privilegiados.

¿Privilegiados? Sí, probablemente es la palabra adecuada. Si necesitásemos una sola persona para demostrar que los presupuestos filosóficos, literarios, artísticos y científicos de la cultura oficial española de hoy son falsos y falsificadores… nos bastaría Leonardo. En las aulas de Marchesi, Leonardo habría sido tratado imponiéndole la igualdad, la uniformidad, tanto a la hora de aprender como a la de enseñar. Y lo cierto es que el genio de Leonardo y su misterio nos demuestran la desigualdad a la que por otro nombre llamamos realidad. El libro gustará a todos y servirá aún más a quien acepte aún el desafío de aprender, y de nunca terminar de hacerlo.

Pascual Tamburri Bariain

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 24 de abril de 2015, sección «Libros».
http://www.elsemanaldigital.com/usted-necesita-inteligencia-letras-para-entender-esto-141648.htm