Las hondas raíces de lo secreto y corrupto en la política

Por Pascual Tamburri Bariain, 1 de mayo de 2015.

Un agente secreto, un espía, un conspirador, siempre tienen espacio en la literatura. Porque lo tienen en la historia real y permiten contar lo que si no queda secreto.

Javier Pérez, Violín negro en orquesta roja. Algaida, Sevilla, 2015. 424 p.. 18,00 €. Ebook 9,99 €


Bulat Okudzhava, Las andanzas del agente secreto Shípov . Traducción, notas y prólogo de Ricardo San Vicente. Automática Editorial, Madrid, 2015. 312 p.. 22,00 €.

Algaida nos ofrece algo que siempre se agradece, y más en tiempos como estos: Violín negro en orquesta roja, de Javier Pérez, es a la vez una novela de intriga, misterio, aventuras (¿mejor llamarla «negra» o «roja»?), y un magnífico viaja a otro tiempo y otro lugar. Con el comisario Lukhin nos colocamos en medio de la vida política de la Unión Soviética de Stalin, de sus purgas y conspiraciones, de sus planes expansivos hacia España y de su esgrima de espías con Occidente… sobre todo con y contra la Alemania de Hitler. Bien contado, bien ambientado, es un libro de esos que gusta ver escritos y publicados en España.

Está claro que los espías siempre gustan, por un lado, y la novela histórica puede gustar, al menos cuando está bien hecha. Pero encontrarse con calidad en los dos campos en un solo libro es un placer poco habitual. Cuando el Ejército Rojo está interviniendo en la Guerra Civil española y parece en la cima de su poder, y en él su líder más prestigioso el mariscal Tujachevski, el hombre de la máxima confianza de Stalin y presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo, Viacheslav Molotov, ve cómo misteriosamente desaparece su sobrino el comisario político Evgeni Manchev. ¿Detenido, purgado, simple accidente, deserción? Nada que pueda saberse con claridad, y menos en una URSS donde la vieja Cheka en la NKVD conspira contra los servicios secretos militares de la GPU, los occidentales espían y conspiran, mientras que los agentes nazis intrigan en varias direcciones a la vez, sin que por ello los soviéticos dejen de espiar en la misma Alemania, y los militares profesionales y los políticos se acusan entre sí de trostkismo y de crímenes aún peores. ¿Qué hacer, cómo salir del embrollo?

El relato cuenta, con buen conocimiento del submundo policial e informativo, cómo Molotov recurre a Lukhin, un ex comisario zarista, anticomunista, internado en el campo de trabajo de las Solovki para resolver el incidente. No siendo miembro de ninguno de los dos bandos en lucha en la URSS termina por ser un hombre de fiar para Molotov (que será en breve líder de la gran purga contra militares sospechosos, y luego signatario del sorprendente y brillante pacto de 1939 de Stalin con Hitler) y también para el mismo Stalin.

Y es que, con una intriga bien contada, lo que descubrimos es que mande quien mande la policía, el secreto y la información son los mismos. Y por eso mismo un comisario zarista puede ser eficaz en un imperio comunista… y en cambio uno no debe dar por sentado que sus informadores le son leales sólo por no ser abiertamente de otra línea ideológica (esto, por cierto, Stalin siempre lo supo, pero Aznar y el PP lo olvidaron por completo en 2004, y así terminó aquello). En medio de un episodio lleno de variantes e incluso con un toque romántico, Javier Pérez nos cuenta una trama de las que gusta releer, porque no está claro hasta el final quién es adversario de quién y por qué. Y uno termina el libro hasta sabiendo más historia de la de verdad que al iniciarlo.

Un género literario en sí mismo, sin importar ideologías ni épocas: los agentes secretos

Rusia y sus servicios secretos, quizá por la idiosincrasia del país o quizás por las preferencias y estilo de su tradición narrativa, siempre han dado mucho campo a la ficción literaria. Pero una cosa es verdad: ese gusto policial e informativo viene de antes del comunismo y ha seguido después de él. Qué se le va a hacer, tanto en lo cómico como en lo trágico los agentes rusos han dado mucho de sí y no parece que la cosa vaya a menos.

Bulat Okudzhava, que es un escritor del siglo XX, hace en Las andanzas del agente secreto Shípov algo muy especial: critica, en tono ácido y a la vez desesperanzado y humorístico, cómo un agente zarista espía torpemente al escritor Lev Nikoláievich Tolstói en su proyecto campesino y rural. Okudzhava es divertido y a la vez despiadado, nos retrata unos servicios caros, ineficaces, mentirosos, crueles, mal informados y peores informadores, cargados de vicios, de defectos y de necedad.

¿Divertido? Mucho, pero más que eso: es una manera poco discreta pero eficaz e impune de criticar a los servicios en cualquier otro lugar o tiempo… por ejemplo en la misma Rusia en otra época, sin ir más lejos. La misma mediocridad demostrada por los servicios del zar en Yásnaya Poliana es la aparentemente incurable mediocridad y bajeza de los servicios, al menos de los rusos por lo que vemos en la literatura y de los hispanos por lo que vemos en los últimos 40 años.

Pascual Tamburri Bariain

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 1 de mayo de 2015, sección «Libros».
http://www.elsemanaldigital.com/hondas-raices-secreto-corrupto-politica-141788.htm