Por Pascual Tamburri, 5 de mayo de 2015.
Navarra tiene muchas miserias comprobadas: el IVA de Volkswagen, la Caja saqueada, los millones a Osasuna, el AVE sin rumbo, el urbanismo bandolero. Pero la gente duda a quién dar el poder.
Palabra de la presidente Yolanda Barcina, puede llegar a haber unas segundas elecciones en Navarra si los resultados del 24 de mayo no permiten la formación de Gobierno. Aunque al proetarra Adolfo Araiz no le gusta, la verdad es que la Ley lo prevé, y alguna vez se ha estado al borde de hacerlo. Nunca desde 1979 ha habido una mayoría absoluta en las urnas de un partido o coalición respaldando la investidura de un Presidente de la Diputación Foral. Está previsto que si se intentan una, dos, tres, cuatro, cinco sesiones de investidura y no se consigue, simplemente se vuelva a llamar a las urnas a los navarros.
Es verdad que esto ha sido motivo de chalaneo, más o menos sórdido en tiempos de Gabriel Urralburu (pero también antes y después), como por lo demás lo fue la reforma de Miguel Sanz rebajando la barrera del 5% al 3% para complicar aún más las cosas. Pero hay que jugar con las cartas que hay. Con el voto que se prevé, la fragmentación marcará el próximo Parlamento de Navarra. El 2011 hubo 6 siglas en la Cámara. En 2015 puede haber 8 o más. Será imposible un Gobierno con menos de tres partidos. Si el tripartito de 1995 (PSOE/CDN/EA contra UPN) o el bipartito de 2011 (UPN/PSOE) son recordados como ejemplos de caos y desorden, y de peligro para Navarra, qué diremos de lo que viene.
Ha habido hasta ahora al menos 9 grandes encuestas, y nada está claro. Se prevé la presencia de hasta ocho fuerzas políticas, o quizá más, entre las que destacan la entrada de Podemos y también de Ciudadanos. De ellos depende el futuro, en gran parte. Las encuestas retratan la fragmentación del mapa político prevista. En la legislatura de 2011 fueron seis los partidos y coaliciones que entraron en el Legislativo: UPN obtuvo entonces 19 escaños, el PSN un total de 9, Na Bai obtuvo 8 (Aralar con 6 y Geroa Bai con 2), EH Bildu 7, el PP 4 e I-E/IU 3. Han sido los años del caos, con Yolanda Barcina abandonada por partes de su propio partido y por su socio el PSOE, y teniendo que gobernar en minoría. Como caos fue el Gobierno de coalición de 1995, con el socialista Javier Otano acusado y dimitiendo (y con Urralburu ya en la cárcel y Luis Roldán… en Laos) .
A Navarra le sientan mal los multiparlamentos. O quizá le sienten mal, sin más, los parlamentitos provinciales. Y le sientan peor las coaliciones con participación abertzale o de izquierdas: con ellos se pone en peligro lo que la mayoría de navarros más valoran, que es la Navarra foral y española (una mayoría aplastante y creciente según todas las encuestas… aunque les duela reconocerlo). Y la economía suele ir peor o mucho peor, además. Pues estamos según parece al borde de un Parlamento con muchos partidos, sin mayoría y con muchos riesgos.
Harán falta, según todas las encuestas, coaliciones de entre 3 y 5 partidos, salvo que los no-nacionalistas consigan movilizar a los desencantados, que somos suyos. Lo que pasa es que es muy complicado para UPN convencernos de nuevo de su eficacia y limpieza en la gestión, al PSOE de su lejanía de toda corrupción y de toda tentación abertzale, y al PP de su talla política en la provincia.
Si vamos por partes, el juego es complicado. Los abertzales, que hoy tienen todos juntos 15 escaños, conseguirían solos en el mejor de los casos 16. Es decir, nunca podrían ni remotamente gobernar solos, pues les faltarán 10 o más escaños. Y lo saben, aunque Araiz está contento de mantener el estándar batasuno y Barkos, poniendo cara a veces de no ser lo que es, consigue subir un poko.
La izquierda tiene ahora mismo 12 escaños (socialistas y comunistas). Ahora, con ambos en caída libre y entrando Podemos en el Parlamento, llegaría a 13 ó 14, es decir también muy lejos de toda opción de Gobierno ellos solos (solos relativamente, porque hablamos de 3 partidos en coalición).
El centro, que no derecha (líbrenos Buda), tiene ahora mismo 23 (UPN más PP), y con las previsiones podrían ser 21 (pero entre tres: UPN, PP y Ciudadanos). El hecho es que, por bloques, el centro no-nacionalista es mayoritario, aunque desde luego NO ilusiona a sus bases sociales por muchas cañas que ofrezca, y en conjunto el primer partido en cualquier caso será UPN. Lo cual no aclara nada, porque no se llega a 26 salvo combinando fuerzas de diferentes bloques.
Vamos a pensar una opción «de progreso», anti-UPN. Haría falta la suma GeroaBai+PSOE+Podemos+IU para llegar a los 22-23 diputados. No les basta. Si quieren formar un Gobierno con UPN fuera de él necesitarían o convertir a su programa a Ciudadanos o aceptar la amable compañía de Bildu-Batasuna.
A la inversa, el centro coaligado se queda en 21 y para gobernar necesita más votos. Es decir, o un milagro o el apoyo del PSOE, cuyo precio y consecuencias ya se conocen y aún se huelen. Moraleja (nunca mejor dicho): a) el votante navarro tiene que elegir entre una coalición dirigida por UPN y una coalición dirigida por Bildu-Batasuna, b) el PSOE, que electoralmente está en caída libre, en su nivel más bajo de la historia, sin líder claro y al borde de la mendicidad, es necesario para los dos bloques… y no resistirán la tentación de entrar y cobrárselo.
Así las cosas, las dos campañas parecen claras. Como «vienen los malos», UPN pedirá el «voto útil», con seguridades que PSOE y menos PP no pueden dar. Aunque sí Ciudadanos. Y Bildu dirá, porque es verdad, que quien quiera cambio les tiene que votar a ellos. O a Podemos. Menudo cambio.
¿Y quiénes son estos políticos que nos van a salvar?
Todos ellos. Son los que han multiplicado el paro, la deuda y la depresión colectiva; son los que pagan los abortos y el desorden social. Son los que, gobernando, han dejado sin suprimir la Transitoria Cuarta. Son los que, controlando la Administración, la han llenado en puestos de confianza y libre designación de personas leales al enemigo. Son los que, en plena ruina, han gastado el dinero público en fomentar el vascuence en Ablitas, Cortes y Fitero, siempre sumisos a sus peores enemigos. Son ellos.
Son los que durante décadas han conocido y cobrado la estafa del IVA de Volkswagen (1513 millones de euros sólo del último tramo), y luego se han salvado de pagar apelando al «eso pone en peligro Navarra». Son ellos. Son los que usan el dinero público para financiar un club como Osasuna, deportivamente fracasado y dirigido por gente que, además de robar, tenía como prioridad financiar grupos violentos. Son los que han dinamitado una Caja de Ahorros provincial que funcionaba bien y ahora ya ni existe, y no por la crisis, pero no sin llevarse sus regalitos ellos. Son gente capaz de montar un TAV no por su necesidad o utilidad, sino por su impacto en caja y en la caja de ciertas constructoras. Las mismas que nos han dado un circuito inútil, un aeropuerto proporcionado a Nueva York y un pabellón Navarra Arena ni siquiera inaugurado. Y lo mismo en cada barrio y en cada pueblo. Son ellos.
Las dos campañas apelarán al peligro y harán chantaje moral. Pero, con ese curriculum, se merecen que votemos a alguien nuevo y sincero, o que, de verdad, haya otras elecciones. Con otras opciones y caras más limpias. Es lo que piden Navarra y España.
Pascual Tamburri
Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 5 de mayo de 2015, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/navarra-merece-otras-elecciones-otros-politicos-141845.html