Los cristianos de Oriente nos recuerdan quiénes somos

Por Pascual Tamburri Bariain, 29 de mayo de 2015.

Coptos, asirios, nestorianos, armenios, maronitas, griegos, georgianos o caldeos, los cristianos de Oriente pagan el precio de la fe ahora más que nunca. Mañana es nuestro turno.

Fernando de Haro Izquierdo, Coptos. Viaje al encuentro de los mártires de Egipto. Encuentros Testimonios, Madrid, 2015. 200 p.. 15,00 €.


Franz Joseph Dölger, Paganos y cristianos. El debate de la Antigüedad sobre el significado de los símbolos. Prólogo de Mons. José Rico Pavés. Traducción de Milagros García Vázquez, Iñaki Marro y Pedro Sabe. Encuentros Religión, Madrid, 2015. 306 p.. 24,00 €. Ebook 9.99 €

Muchas cosas suceden en el mundo mientras en España nos limitamos a ver cómo la Reina Sofía ha inaugurado la 74ª edición de la Feria del Libro de Madrid, en el Paseo de Coches del Retiro. Cerrar los ojos a la realidad del mundo no sirve para cambiar ésta cuando no nos gusta, y es siempre verdad que los libros son la mejor herramienta para conocer la realidad, especialmente la que nos resulta lejana, dolorosa o incomprensible. La de Oriente, por ejemplo.

Cuando nos limitamos a contar los avances de uno u otro grupo islamista, ayer en Egipto u hoy en Siria, cometemos el error de olvidar que durante milenio y medio de Islam –y de persecuciones, sin duda- los cristianos sobrevivieron bajo su dominio en Asia y África. Son minoría, cierto, pero una minoría organizada y a menudo influyente… sólo la torpeza política de los occidentales ha conseguido acorralarlos y en algunos países exterminarlos. Esta es la realidad que hay que entender; en todos los países, pero más que en ninguno en Egipto.

Fernando de Haro Izquierdo, al describirnos su experiencia personal de los coptos, no oculta su admiración. Admiración por unos cristianos diferentes, que no gobiernan su país hace muchos siglos, y que sin embargo han sobrevivido y crecido contra todas las tormentas. Las dictaduras sucesivas de Naguib, Nasser, Sadat y Mubarak respetaron su existencia –pues son millones- y su libertad de culto privado –pues más no es posible en un país musulmán.

Luego vinieron los Hermanos Musulmanes, de la mano de la torpeza y las ilusiones de Estados Unidos. Afortunadamente el error, que se ha demostrado irreversible en Irak o en Libia, en Egipto ha tenido la marcha atrás del general Sisi. Si no fuese por ese régimen militar, hoy los coptos no sólo serían objeto ocasional de persecución y de atentados, sino directamente carne de martirio y de emigración a Europa en masa. Y con razón, a su modo: si son los errores de los occidentales los que provocan la persecución (en suma, nuestra ignorancia y la de quienes nos gobiernan), que sean los occidentales los que paguen las culpas en su casa y en su cartera.

Mientras el Estado Islámico martiriza coptos por serlo, nosotros seguimos sin comprender que ellos son una de las grandes reliquias culturales, convertida en masa humana, de nuestro mundo. Los coptos continúan la vieja Iglesia monofisita de Alejandría, y uno puede entrever en ellos, y en sus costumbres y tradiciones, todas las continuidades. Eso hace el recorrido de Fernando de Haro especialmente sabroso para un lector inquieto en estos días.

Nuestros antepasados, los paganos

Y quien dice Egipto, dice paganos… o casi. Franz Joseph Dölger lo fue todo tanto en arqueología como en historia canónica. Y justamente por eso pocos como él en el siglo XX supieron mantenerse inmunes a modas y corrientes y contarnos lo que ahora Encuentros reproduce de nuevo: los símbolos de los cristianos fueron desde el inicio de ellos y peculiares, aunque no por ello inconexos con el entorno cultural pagano del que la inmensa mayoría de catecúmenos procedió durante siglos.

Paganos y cristianos no deben verse como realidades enfrentadas o menos aún aisladas. Lo que Dölger demuestra aún, a más de medio siglo de su obra, es precisamente eso: que el cristianismo tuvo una fuerte relación cultural con su entorno, pero sin nunca rendirse a él; no fue y no es una secta pagana efervescente, sino una realidad completamente diversa pero capaz de expresarse en unas formas que sus neófitos podían comprender y divulgar.

Y esto es polémico aún hoy, puesto que la moda es descalificar retrospectivamente a los cristianismos orientales por ser simples «paganismos», mientras que hablamos de expresiones de la fe propias de comunidades que han pagado su precio en sangre muchas veces. Y eso, además de la evidencia histórica, debe tener un precio.

Pascual Tamburri Bariain

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 29 de mayo de 2015, sección «Libros».
http://www.elsemanaldigital.com/cristianos-oriente-recuerdan-quienes-somos-142338.htm