Ucronía, utopía, ficción histórica y una alternativa al aburrimiento

Por Pascual Tamburri Bariain, 12 de junio de 2015.

La Historia oscila entre relativismo descreído, imposición de dogmas y aburrimiento de los estudiantes. ¿Hay una alternativa? Sí, usar imaginación para investigar, enseñar y divertir.

Xavier Bartlett Carceller, La historia imperfecta. Una introducción a la historia alternativa. Obelisco – Símbolos, estudios y documentos, Barcelona, 2015. Corrección de M. Ángeles Olivera. Maquetación de Juan Bejarano. Diseño de cubierta de Enrique Iborra. 584 p.. 25,00 €.


Harry Turtledove, En presencia de mis enemigos. La Factoría de Ideas, Madrid, 2006. Traducción de Jesús M. Abascal Pérez. 384 p.. 20,50 €.

Debemos mucho a J.R.R. Tolkien; quizá lo que menos apreciamos es la potencia de la imaginación aplicada a la vez a la ciencia y a la creación literaria, dignificada a su vez por el éxito del profesor en los dos campos y el mucho más reciente en otros soportes de El Señor de los Anillos y de El Hobbit. Por un lado, la ficción histórica y la historia alternativa son en sí mismas un género literario en plena expansión, dentro de la pura ficción narrativa. Por otro lado, son el camino para que la investigación y la enseñanza histórica y además la creación literaria crezcan en estos tiempos y este contexto difíciles.

Xavier Bartlett acaba de ofrecer ahora mismo en Obelisco un alarde de erudición precisamente sobre esto: sobre el género literario, inmerecidamente desprestigiado hasta hace poco; sobre sus virtudes académicas, investigadoras y literarias; y sobre su ya muy numerosos desarrollos en español y en otras literaturas. La historia imperfecta es más que «una introducción a la historia alternativa«, porque es en gran medida una legitimación de ese modo de escribir que gusta y sirve a historiadores, a literatos, y a lectores de muchos tipos. Es un placer ver un manual denso del asunto, agradable de leer, escrito y pensado desde España y con la capacidad cierta de atraer a esta lectura a los que aún no la hayan conocido. Porque me dicen que alguno debe de quedar.

No se trata de negar que haya hechos históricos ciertos y probados; ni de afirmar que todos lo son. La historia alternativa es un reto a la historia conformista (y a su investigación y divulgación aburridas) y una oportunidad para el escritor tanto como para el historiador. La historia siempre hace ser reescrita, porque siempre puede conocerse mejor. Pensar en «qué habría pasado si…» es sólo otra manera, distinta, de entender el pasado, de entender a las comunidades humanas, y de conocernos. No vale descalificar el género como menor sólo porque no aburre con notas al pie o porque no asume los dogmas de alguna escuela o escuelita más o menos progre-materialista por ejemplo.

Ah, la fantasía. Lo hemos dicho aquí, y no nos terminan de creer, pero Bartlett nos da la razón. «Puestos a imaginar, la mente humana no conoce límites». Una entre muchas, hace unos meses Destino publicó una novela de Daniel Vázquez Sallés «un singular ejemplo español de Historia ficción o si se quiere de narrativa casi-histórica». Es el camino abierto por otros, «de Peter G. Tsouras y Kenneth Macksey a Robert Conroy y Harry Turtledove; sin olvidar, con su carga política y polémica, a Jean Raspail ni a Fernando Vizcaíno Casas… de Isaac Asimov, … al conocimiento histórico aplicado de Valerio Massimo Manfredi«. El mejor europeo del género, para mi gusto sigue siendo el intraducible Mario Farneti, y el más conocido es, cómo no, Robert Harris.

Es inevitable acordarse, al leer a Bartlett y divertirnos y aprender con él, de Carlos García Gual. Y de otros. «En esta última década ha triunfado, en Roma o mucho más allá de ella, Valerio Massimo Manfredi, por el que no oculto mi personal debilidad, sea por su conocimiento del pasado sea por la habilidad con la que introduce lo ficticio y con la que coordina las consecuencias hipotéticas de las variaciones en el pasado. Ha sido también, en el mundo anglosajón, la época del triunfo de Rosemary Sutcliff y sus Crónicas de The Eagle of the Ninth [Legion], y entre nosotros la del éxito –voluminosos éxitos- de Santiago Posteguillo. De todos ellos sacamos algunas conclusiones importantes: cuanto mejor conoce el escritor la historia del pasado en el que ambienta su relato, mejor es en general ese relato; no sólo los escritores, sino también los historiadores, tienen prejuicios de su presente trasplantados a lo que escriben, y si esos prejuicios deforman y deberían ser evitados no puede recaer la culpa sólo sobre los escritores de ficción. La ficción histórica merece ser rehabilitada, por su calidad y por su utilidad. Al menos si y cuando tiene esa calidad».

Y así sigue siendo para la historia ficción, o recreación histórica, que «está profundamente desprestigiada en los medios académicos o que presumen de serlo, [pero] la verdad es que contar un pasado imaginado a partir de la introducción allí de un hecho ficticio o de un cambio sobre lo conocido –al modo de las infinitas obras de Harry Turtledove, pero no sólo- exige un conocimiento del pasado intenso en el autor, y permite al lector introducirse amenamente en los matices mixtos de la ficción y del relato históricos. ¿Quién tiene autoridad, si no quiere vivir en un perpetuo aburrimiento que no ha de identificarse con el rigor científico, para condenar sin más todo el uso que del pasado y de la historia puede hacerse en la literatura?»

Una historia alternativa, entre miles, que sorprende, hiere, enseña y provoca

Harry Turtledove está considerado en todo el mundo como el «Maestro de la historia alternativa». En este ámbito es conocido como un gran creador de escenarios alternativos a la historia real. Es bizantinista y medievalista de formación, pero decididamente domina el género, y enseña historia de todas las épocas creando escenarios alternativos de ficción con un pulso que a pocos llega.

Muchos han escrito sobre un mundo tras una imaginada victoria nazi. Pero lo que Turtledove hizo en «En presencia de mis enemigos» es probablemente el mejor ejemplo de combinación de elementos. Lo que nos cuenta es las vivencias de una pequeña comunidad judía clandestina en el Berlín del siglo XXI, tras 80 años de victoria nacionalsocialista, sus vaivenes imaginados leídos en paralelo a los cambios que el mismo régimen totalitario, primera potencia mundial tras tres guerras mundiales una de ellas nuclear, está experimentando.

¿Basta que sea ameno y divertido ver a los Gimpel fingiendo ser arios en la Gran Alemania? Turtlelove hace mucho más. Ayuda primero a comprender a los nietos del Estado burgués cómo fue y podría ser la vida en un Estado totalitario fascista. Y eso supone conocer la historia que fue, y la que pudo ser, y las consecuencias de cada paso dado o no dado. Además con guiños al presente mucho más que jocosos. Y más aún: lo que nos encontramos es una crisis del Estado nazi triunfante similar, pero a la vez distinta, a la que en la historia real experimentó el Estado soviético con la Perestroika de Gorbachov. De modo que uno, además de leer con gusto una buena novela, aprende historia cercana y lejana y reflexiona sin esfuerzo sobre las causas y los efectos de los grandes y pequeños aspectos de la vida que fue.

Es un buen ejemplo de historia alternativa, imaginada y honesta. Y desde luego ayuda por ejemplo a detectar y descartar la historia imaginada con mala fe, que pretende colar como verdad absoluta lo que no dejan de ser deseos que se saben falsos; el nacionalismo vasco y sus escritores a sueldo nos dan cada vez mejores ejemplos de lo que no es historia y no reconoce ser ficción; véase si no, este mismo día 11 de junio, lo que a cuenta de las Cortes de Burgos de 1515, imaginan y tratan de colar como Futura Verdad Oficial de Diario de Noticias y de la Presidenta Uxue, sin honestidad y a veces sin conocimiento, Mikel Sorauren, Pello Monteano, Antonio Urra, José Joaquín Saldías, Bixente Serrano, Arantzazu Ametzaga, José Javier López Antón y hasta el ejemplo de pacifistas, científicos e ilustrados, Floren Aoiz. Y faltan, faltan. En fin, que no se queje UPN que los ha hecho lo que son y colocado donde están; los demás, mientras, seguramente nos divertiremos aún más con Harry Turtledove. ¿Y si algún día decide escribir sobre España, o incluso sobre lo que vaya quedando de Navarra, historia sinceramente alternativa y no propaganda de secta?

Pascual Tamburri Bariain

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 12 de junio de 2015, sección «Libros».
http://www.elsemanaldigital.com/ucronia-utopia-ficcion-historica-alternativa-aburrimiento-142577.htm