Por Pascual Tamburri, 12 de junio de 2015.
El rostro noble y terco de Navarra, del que nos han hablado durante más de un siglo, se desvanece. Los llamados a defender Navarra han abierto puertas a sus no-tan-enemigos.
Hace once años, cuando iba a empezar el actual giro de este régimen, en 2004, me pregunté en público algo tan heterodoxo como «¿Es la posición de Navarra tan firme y segura –y tan ajena a las veleidades sabinianas- como quiere una cierta leyenda dorada que afecta a la vieja Provincia, hoy Comunidad Foral?«
Hablando del cambio (y no se sabía lo que venía), la duda era «especialmente en el caso concreto de Navarra, la situación política, social y cultural que se viene a crear con este cúmulo de elementos carece de puntos de referencia recientes y supone un reto para quien concibe la acción pública como un acto de servicio y de lealtad a la nación«. Lo oficioso y casi oficial, que era casi pecado no creer para los que definían al UPN y PP entonces y también luego, era que «Navarra está bien defendida». Ya, ya
El nacionalismo vasco ha sabido jugar bien sus cartas navarras, o inventarlas. Desde hacía décadas «la situación política navarra aparecía condicionada por una clásica interacción entre un nacionalismo vasco teóricamente moderado y formalmente democrático y otro nacionalismo vasco abiertamente totalitario, marxista y afín al terrorismo»… Antes y mejor que otros, Patxi Zabaleta, inspirador de Nafarroa Bai y luego de Bildu y de bastantes de las más exitosas aventuras políticas del nacionalismo vasco, decidió afrontar la cuestión de Navarra… «Navarra es Euskadi para todos los nacionalistas, es la pretendida justificación histórica del nacionalismo. Y sin Navarra, o sin una puerta abierta a Navarra, muchos nacionalistas no querrían seguir adelante» .
«Navarra no es parte del País Vasco porque en la Transición, cuando se configuró ese ente político, no nos incorporamos a la aventura. Navarra no está en el País Vasco, en cualquier caso, porque no es una parte de esa región histórica y jamás lo ha sido. Ser vasco y ser navarro son dos maneras diferentes de ser español: regiones hermanas, más o menos cercanas, con las que ya hay un espacio de convivencia política, cultural, social, económica, con una identidad diferente aunque participando de una misma y única nación: España» .
Pero esos hechos se han combatido por dos caminos. Uno, señalar los errores de gestión de los gobiernos centristas-regionalistas; errores que más que la corrupción y más que la crisis han pasado (aunque aún no lo vean) por la claudicación en espacios, medios y principios a sus supuestos enemigos (porque les importaba más su posición personal). Y otro, «estimular el equívoco y halagar vanidades provincianas y localistas».
«Frente a cualquier plan confuso, Navarra es, sencillamente, lo que el Fuero General dice que es, un reino español surgido en el Pirineo –como reino de Pamplona- en la lucha contra el Islam. Lucha, precisamente, para reconquistar la España perdida en 711, es decir para rehacer la independencia y la unidad que ya habían existido antes que los reinos medievales y antes que las actuales regiones. Navarra es, desde su raíz, España. Y por azares de la historia, tras una contribución gloriosa a la empresa común, Navarra se sumó al proyecto de unidad política vertebrado en torno a Castilla, como podría haber sido al revés. Hoy aquel reino es una Comunidad Foral. Nadie es más que nadie ni menos que nadie, pero es importante recordar cómo fueron las cosas«. Pero UPN ha pagado y los abertzales divulgado la idea de que en 1512-1512 Navarra-Euskadi perdió su «independentzia». Pobres.
Pero el nacionalismo, débil en el PNV y criminal en Bildu, tiene «apoyo desde una opinión pública cautiva, desde estructuras totalitarias de poder político, desde las instituciones autonómicas, desde ETA«. El rostro «amable» de los abertzales, puesto por el exiguo PNV-Geroa de Uxue Barkos y por partes de Bildu (sus partes Zabaleta… y sus partes Opus Dei, que las hay), «sabe dónde quiere llegar y qué medios tiene para hacerlo»… «suscita confianza y simpatía en segmentos de opinión inalcanzables para el resto del nacionalismo, porque siendo independentista no infunde pavor a las clases medias conservadoras»…
Gracias a las miserias y cobardías del centro exgobernante, es posible y está en curso, con apoyo de la extrema izquierda y cierto alivio de la burguesía, una «vía napartarra al nacionalismo». Navarra ya no es «segura», y el nacionalismo va ganando. Avisados estaban, y no quisieron actuar; ahora tendrán que trabajar más y con más riesgos, o rendirse. Muchos, fuera del poder, se van a rendir.
Los Gobiernos de Miguel Sanz y de Yolanda Barcina, como los de Mariano Rajoy y José María Aznar, merecen más reproches por lo que no hicieron que por lo que intentaron hacer. Mucha economía, poca España. Mucha crisis, pocos principios. De hecho, en muchos sentidos nada han hecho o lo que han hecho es rendirse ante los nombres y las ideas de la izquierda y de los abertzales. En Educación y Cultura, especialmente. Y el rostro de Navarra ha cambiado mientras, hasta dejar de ser el que fue. ¿Querrán luchar para corregir lo que ellos han contribuido a convertir en problema?
Pascual Tamburri
Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 12 de junio de 2015, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/navarra-como-decian-como–142580.html