Por Pascual Tamburri, 26 de junio de 2015.
San Josemaría Escrivá murió hace 40 años. Hoy sus hijos son acusados de peperos y de derechistas, cuando no de franquistas. Cosa falsa, porque están tan cerca de Bildu como de I-E.
Sea cual sea por ejemplo la opinión de Antonio Esquivias, varios miles de españoles públicamente significativos han celebrado este viernes 26 de junio el 40 aniversario de la muerte del III marqués de Peralta, antes monseñor José María Escrivá, luego san Josemaría Escrivá de Balaguer y Albás, Corzán y Blanc. Y como el festejado y sus muchos hijos espirituales son siempre motivo de controversia conviene informar y opinar sobre lo sustancial, sin perderse por las ramas, como a menudo (a favor y en contra) se hace.
Bastante menor es la cuestión, por ejemplo, del peculiar marquesado de Peralta, salvo que se quiera tomar como señal externa de una cierta manera de ver y vivir la vida. Lo seguro es que el tal título nació como título imperial, que sólo podía ser transmitido entre varones, que fue rehabilitado como título pontificio en el siglo XIX por uno de ellos y que caducó. En 1968 el Estado español hizo el imposible de rehabilitarlo como título español (lo que por defecto y con buena voluntad lleva hoy a considerarlo un título de nueva creación franquista), y por supuesto sin unas probanzas inexistentes. Para todo lo demás y una sonrisa sobre la época y el ambiente, Ricardo de la Cierva.
Esto del marquesado debido a Francisco Franco lleva a la izquierda, la extrema izquierda, los independentistas de izquierda, los laicistas y demás a acusar constantemente al Opus Dei en general y a su fundador en particular de afinidad al franquismo aquí entonces, de peperos ahora y con la derecha nacional en todas partes siempre. Hombre, marquesados aparte hay unos cuantos hechos, y no me refiero en especial ni al poder y presencia institucional de sus hijos de antes y de ahora.
Inevitablemente, «todos sus miembros españoles, muy pocos entonces, se alinearon con el Gobierno de Burgos en una guerra civil que la persecución religiosa republicana convirtió en cruzada«. En 1946 don Leopoldo Eijo y Garay, Obispo de Madrid, encargó a monseñor que predicara a Franco y a su esposa unos ejercicios espirituales; y durante el régimen Escrivá y Franco se vieron en unas seis ocasiones. En 1958, celebrando la nueva Ley Fundamental, el fundador escribió a Franco una carta para agradecerle que, entre los principios del Movimiento Nacional se declarase «el acatamiento a la Ley de Dios, según la doctrina de la Santa Iglesia» (carta de 23 de mayo de 1958; hay copia en el archivo de la Fundación Nacional Francisco Franco y probablemente en la Unav). Hace falta mucho trabajo (santificante) para tapar todo eso y mucho más.
Frente a esto, la nueva verdad oficial institucional del Opus Dei, mil veces repetida (pero ahora, no antes) es que monseñor Escrivá «no fue ni franquista ni antifranquista: fue ante todo y siempre, un sacerdote«, que «no existen documentos de Escrivá de carácter político» y vivió con «los brazos abiertos para acoger a todos: a los de la izquierda, a los de la derecha y a los del centro«. Pero el antifranquismo o la indiferencia a Franco del Opus Dei en general y de Escrivá en particular están en cambio muy mal documentados (y menos aún en la juventud de Calvo Serer). Desde luego, Franco no conoció al padre José María en la guerra en Burgos… porque uno era Jefe de un Estado en guerra y otro un simple sacerdote huido de una tolerante y progresista zona «democrática», como hubo muchos que por suerte lo lograron. Que el Opus Dei pareciese primero sospechoso a los falangistas y décadas después decididamente hostil a varias de las otras familias del franquismo es bastante normal, más porque competir por proselitismo entre los jóvenes y por puestos en las instituciones que por razones ideológicas. Y por hacerlo como grupo cerrado y de funcionamiento digamos original, más que por hacerlo.
La izquierda, toda ella, ha creído y cree al Opus Dei un enemigo derechista y/o franquista. ETA ha atentado al menos seis veces contra la Universidad de Navarra y contra la casa de ejercicios Islabe, en Bilbao. Y es su argumento que (sin irnos al pasado, ni a Ullastres, ni a Vilá Reyes) en el Opus Dei o muy muy cerca hay o ha habido centristas notables como José María Michavila, Luis de Guindos, Juan Cotino, Federico Trillo, el brillante Jorge Fernández Díaz o la bienamada Arantza Quiroga.
Pero si el Opus fuese de verdad «de derechas» aún nadie ha corregido (fraternamente) al portavoz Juan Carlos Mujika, ni mucho menos a don Rafa Larreina (y a muchos que como él opinan y a la vez trabajan para el Opus Dei y su entorno). Larreina, representante de Bildu, independentista vasco, participa en un grupo socialista, antiespañol abortista, feminista, laicista, y defiende pactar con Podemos cuyos sus líderes y fundadores son trostkistas. ¿Un católico, y uno militante además, exhibiéndose entre violentos antisistema y verdugos de ETA, va a santificar así su tarea publica? Desde luego es un buen argumento para defender la variedad del Opus Dei, pero no la coherencia de la organización ni de sus numerarios. Y es sólo un ejemplo, que me libra de entrar en las aburridas y cursis argumentaciones antiespañolas de un Daniel Innerarity cuya formación es bien conocida también. Y muchos más, para nada peligrosos patriotas españoles.
Hoy es por tanto un buen día para que todas las partes implicadas saquen sus conclusiones:
– La izquierda, la extrema izquierda revolucionaria y los enemigos separatistas de España no deben ser enemigos de un Opus Dei franquista que no existe, que niega ser o haber sido tal cosa. Espero que en las Misas del santo del 26 se vea al alcalde Joseba Asiron, a la futura presidenta Uxue Barkos, a Adolfo Araiz, quién sabe.
– Los patriotas españoles, y los mismos centristas, no deben pensar que el Opus Dei está de su lado, porque niega estar, haber estado o quererlo estar, y además lo demuestra con la militancia de numerarios suyos en grupos batasunos.
– Las familias no deben temer que sus hijos reciban en los centros del Opus Dei una educación «derechista». De hecho, vemos que se van a esforzar en que no lo sea. Es más, si alguien quiere que lo sea, no debe ir a centros de un Opus Dei que quiere certificar su –al menos- neutralidad.
– Y el mismo Opus Dei debe pensar que, por la misma razón que puede tener socios y amigos de todas las ideas (¿incluyendo ideas contrarias a la fe y la moral católicas?), puede perder la amistad de todos aquellos que entraron o se acercaron creyendo que era lo que niega ser.
¿Sería quizá mejor que no redecorasen su propia historia en función de las necesidades de hoy? Yo creo que sí, pero quién es un hidalgo de provincias para opinar sobre los hijos de un santo marqués.
Pascual Tamburri
Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 26 de junio de 2015, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/anos-despues-tambien-celebran-santos-navarra-142902.html