La ola negra de la que surge el consejero Mendoza y muchos más

Por Pascual Tamburri, 21 de julio de 2015.

Primero cambiaron su Iglesia, y ahora cambian Navarra. Antes de Uxue Barkos y su José Luis Mendoza hubo muchos más curas, algunos responsables de esto como Jesús Lezaun.

Los curas siempre mandan. Hace unas semanas, el Papa Francisco habló de la independencia de la América Española como consecuencia «conciencia de falta de libertades, de estar siendo exprimidos y saqueados«, con otra serie de rendiciones completas ante la Leyenda Negra, la interpretación materialista de la historia y si me apuran ustedes los fundamentos históricos de la Teología de la Liberación. En países católicos lo que diga la Iglesia jerárquica, aunque no sea dogma ni magisterio extraordinario, es enormemente influyente. Y por supuesto el mejor ejemplo lo hemos tenido en España y en Navarra, cuando eran católicas y gracias a buena parte del clero perdieron esa y otras partes de su identidad.

La cuestión se ha despertado otra vez al ser nombrado consejero de Educación del Gobierno de Navarra José Luis Mendoza Peña. Como muchos de su generación y nivel social, reúne en sí una serie de características que parecen ir misteriosamente asociadas: origen rural (y por supuesto de lengua materna castellana, como todos en Cárcar), se formó en el seminario pero abandonó los hábitos… se casó, fue maestro de escuela, predicó desde las aulas y los libros un vasquismo al que se había convertido, cursó estudios superiores y tardíamente ascendió a los Institutos. No le criticaremos por ser consejero de algo de lo que sabe, pero sí es un buen ejemplo del impacto del clero en política y cultura. Sólo gracias a dos o tres generaciones de clérigos a la vez radicalizadas y vasquizadas Navarra ha llegado al punto en el que está ahora.

Del cura de Ujué, Casimiro Javier de Miguel e Irujo, al obispo Úriz, y de Gabriel Urralburu a José María Jimeno Jurío, el clero manda mucho entre nosotros, especialmente en todo lo que tenga que ver con cultura.El peor legado del franquismo a la democracia en Navarra fue una Iglesia católica sin su rumbo propio y dando por buena en la masa de jóvenes clérigos (ya más que jubilados) una ¿renovación? basada en vasquismo, marxismo o una combinación de ambos, muchas veces inmersa en ETA y otros crímenes.

Un símbolo de eso se produjo hace justamente medio siglo. En 1965, hace sólo 50 años, Navarra llenaba con más de 1000 seminaristas las aulas de Pamplona. Era una Navarra. Fue nombrado por monseñor Enrique Delgado Gómez rector del Seminario diocesano don Jesús Lezáun Petrina. Dos años después, Lezáun fue cesado, pero su obra era ya un hecho, con un clero portador ya de sus ideas y un seminario vacío. Era otra Navarra, la de hoy, que nacía.

Jesús Lezáun fue toda su vida más un militante radical que un sacerdote en ejercicio, y habiendo conocido su Pamplona nada ha de extrañar que un alcalde no vaya a los oficios o que se retire el Calvario del salón de Plenos del Ayuntamiento. En 1997, en el Tribunal Supremo, defendió a la Mesa Nacional de Herri Batasuna, y él siempre siguió siendo colaborador de Egin y Gara. Curioso que a mayor euskaldunización del clero mayor descreimiento de la sociedad, empezando por sus propios amigos políticos. Medio siglo del inicio del actual «proceso».

Un buen ejemplo de los resultados de la obra de Lezaun y de otros como él, a corto y largo plazo, lo tenemos en hombres como José María Jimeno Jurío. También rural, también clérigo, también tardíamente y apasionadamente euskaldunizado, también maestro y sólo después cursó estudios superiores, escribió con abundancia de anécdotas y algunos datos siempre conforme a metas políticas y no a las científicas. Y está vivo en su obra de propaganda y en sus discípulos, aún hoy.

No casualmente alguien tan moderado y prudente como José Mari Esparza Zabalegi recogió en ocasión de la muerte de Lezáun testimonios de su sesgo escasamente evangélico, desde «me considero muy abertzale» hasta «las cárceles y los que se sirven de ellas no están más que para aniquilar al preso, más si es un enemigo político», pasando por «800 presos políticos vascos sobre los que se descarga la vindicta de todos los poderes son la acusación más clamorosa de los que gobiernan». Lezáun dio pie hace medio siglo a una deriva que en Navarra entregó primero las sacristías y luego las aulas a los nacionalistas, y que ahora hace consejero a José Luis Mendoza.

Cabe sólo desear que el consejero Mendoza emerja con bien de la ola negra de antiguas sotanas que lo ha arropado hasta aquí, y que responda más a su capacitación profesional y técnica que a la política. Sin discutir, desde luego, que tiene ésta, tanto o más que sus predecesores.

Pascual Tamburri

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 21 de julio de 2015, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/negra-surge-consejero-mendoza-muchos-143370.html