Con o sin 155, el nacionalismo catalán odia la España que quiere destruir. Y no es la única nación de ficción inventada en la Península, o fuera de ella, para desgracia de todos.
Con o sin 155, el nacionalismo catalán odia la España que quiere destruir. Y no es la única nación de ficción inventada en la Península, o fuera de ella, para desgracia de todos.