Pamplona sin Cristo ¿y sin San Fermín? pero no sin ikurriña

Por Pascual Tamburri, 11 de septiembre de 2015.

La corrupción, división y egoísmo de los ‘constitucionalistas’ ha creado el problema nacionalista. Ahora se llevan las manos a la cabeza, y al bolsillo.

La noticia ´escandalosa´ de la semana en Navarra es que Joseba Asirón, alcalde de Pamplona, ha mandado al almacén municipal el crucifijo que estaba en el Salón de Plenos municipal. A la vez, se han desplazado a lugares secundarios las banderas oficiales y los retratos regios. Y el aniversario del Privilegio de la Unión ha dejado de tener parte religiosa oficial. Oh.

¿Alguien va a sorprenderse porque un miembro de EH Bildu cumpla unos mínimos del programa explícito e implícito de ETA-Batasuna? Pamplona y Navarra están gobernadas por independentistas y gentes de extrema izquierda radical, en buena parte no contrarios al crimen terrorista antes. Se limitan a ser coherentes con sus ideas, con las de sus votantes, con su pasado y con lo que quieren como futuro para todos.

El problema de los demás ciudadanos es que no estamos acostumbrados a la coherencia. Durante décadas hemos votado a personas y partidos que vencían con unas propuestas explícitas e implícitas que luego no se atrevían en gran parte a hacer reales. Los de Bildu y los de Geroa Bai no son así.

Hace unas semanas, en El País, José Luis Barbería hablaba muy acertadamente de Navarra como «tierra de promisión del nacionalismo vasco«. Y es verdad: una conquista está en marcha, y no renunciarán a nada salvo a adaptar las formas y los tiempos tanto como sea necesario: «el dique de contención del nacionalismo vasco en Navarra ha cedido tras cuatro décadas de presión abertzale. En su doble versión: Geroa Bai / Bildu-Batasuna, el nacionalismo vasco conquista el Gobierno de Navarra y el Ayuntamiento de Pamplona y canta victoria, aunque sabe que su triunfo es circunstancial y que este es tiempo de asentamiento y legitimación, de siembra y avances escalonados, no de rupturas» .

Hasta El País ve que «la batalla principal se librará en torno a la expansión del euskera«, y de hecho Uxue Barkos Berruezo ya ha nombrado su Consejero de Educación, José Luis Mendoza Peña, y éste ha elegido Director General de Educación a Estebe Petrizan Iriarte, Director General de Universidades y Recursos Educativos a Juan Ramón Elorz Domezain del Departamento de Educación y Secretario General Técnico del Departamento a Javier Lacarra Albizu. Todos ellos a la vez con una dimensión técnica y otra militante aún más importante, que en esta área ha sido la única decisiva al elegirlos: saben que estamos muy lejos de su Parnaso, pero hacia él nos llevan tras encontrarse con el poder por la torpeza de sus supuestos enemigos.

«Al principio, fue Navarra y sin Navarra no hay Euskadi», este es el mensaje que emite invariablemente el independentismo vasco. Para ellos, la cultura es la base del cambio político. Y enfrente se encuentran con el miedo a hacer cultura, con el miedo a cambiar la política, y con muchos «navarristas» cuya mayor preocupación no es el futuro de la Navarra Foral y Española, sino el futuro de sus bolsillos. Así, José Antonio Sarría, presidente de la patronal, pero con él muchos otros, muchos políticos incluidos: «Hay una enorme preocupación. Vamos a tener un Gobierno cuatripartito que nos anuncia que ha llegado la hora del cambio. Algunos quieren acabar con el Tren de Alta Velocidad, con el Canal de Navarra del que depende el regadío de buena parte del territorio, con el modelo de concertación social que ha logrado reducir mucho la conflictividad laboral… Este cambio puede echar por la borda la riqueza conseguida con el esfuerzo de mucha gente durante décadas«. Así que Navarra no es España por su identidad sino por su conveniencia… a éstos les responderán dándoles las migajas que piden, y riéndose en privado de ellos y de sus miserias.

Miserias. Mientras no se identifique el núcleo del problema, mientras en Navarra lo escandaloso sean las amenazas a la hacienda, a los fueros, la retirada del Crucifijo, la camiseta de un concejal o el aspecto de otro, no habrá verdadera batalla. Como magnífico legado de cuatro décadas de gobierno regional constitucionalista, tenemos una sociedad que en tres cuartas partes rechaza cualquier integración con los vecinos vascos, pero que no percibe la batalla ideológica, educativa y cultural y que está dispuesta a dejar eso, y el mismo Gobierno, en manos de los nacionalistas.

Algo se hizo mal. No diré yo que tuviese razón Ciudadanos, pero sí es verdad que arriesgaron mucho hablando con claridad sobre la excepcional autonomía fiscal y legal de Navarra, y de hecho por sólo 138 votos no llegaron a tener representación. ¿Diremos que ser valiente no es rentable en Navarra, o que lo cómodo a corto plazo es no serlo, aunque implique un suicidio colectivo a medio y largo término?

Pascual Tamburri

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 11 de septiembre de 2015, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/pamplona-cristo-fermin-pero-ikurrina-144021.html