Por Pascual Tamburri Bariain, 25 de septiembre de 2015.
Patricia Highsmith abrió un nuevo estilo de ficción, entre la novela negra y el análisis psicológico. Personajes singulares aparecen para intrigarnos…y reflejarnos.
Patricia Highsmith, El talento de Mr. Ripley. Traducción de Jordi Beltrán. Anagrama – Compactos, Barcelona, 2015. 328 p.. 9,90 €. Ebook 6,99 €.
Patricia Highsmith, Extraños en un tren. Traducción de Jordi Beltrán. Anagrama – Compactos, Barcelona, 2015. 360 p.. 9,90 €. Ebook 6,99 €.
No sé si El talento de Mr. Ripley es ya la novela más célebre de Patricia Highsmith. La más conocida y citada es ya, gracias a Alfred Hitchcock, Extraños en un tren; pero al mismo tiempo en el fascinante personaje Tom Ripley nos encontramos con múltiples pistas para enamorarnos de un estilo y de un modo de contar las cosas. Highsmith sabía escribir y nos dejó en ambos casos muy buenas pruebas de ello para nuestro entretenimiento y para retratar al género humano de esta época.
Sería un debate estéril ponderar aquí si cada una de estas dos novelas que ofrece Anagrama al lector español está más o menos en el suspense, en lo policíaco o en el retrato interior de los personajes. Los tres aspectos se combinan con maestría y el resultado, bien traducido en estos casos, es más que atractivo para el lector actual.
Tom Ripley, un aventurero brillante e inestable, se ve implicado en las desavenencias internas de la familia Greenleaf. No cabe clasificar su actuación ni su conducta como «normales», porque ni lo son ni lo pretenden ser; él es un hombre inteligente, egoísta, psicópata e imprevisible, y no se limita a cumplir la tarea de reconciliación que le encomienda el patriarca de esa familia de millonarios americanos. Todo el recorrido de esta aventura engancha, apasiona y sorprende.
Y Alfred Hitchcock hizo lo demás…
Tom Ripley se hizo famoso en 1960 por la película de René Clement, con Alain Delon. Pero quien verdaderamente sigue asombrando es Alfred Hitchcock, con Extraños en un tren, también de Patricia Highsmith. Quién no recuerda la idea de un crimen perfecto, hablado entre desconocidos y basado en la reciprocidad… que uno de ellos lleva hasta su cumplimiento y más allá.
Imagine que un compañero de viaje en tren saca la conversación sobre los respectivos problemas, y ambos llegan a la conclusión de que sendos asesinatos solucionarían muchos de ellos… tanto más si fuesen perfectamente anónimos. Y qué mejor manera de conseguirlo que intercambiar favores manteniendo las respectivas coartadas. Hitchcock hizo de esto un arte, al describir las patologías presentes en las mentes de todos, y no evitando un punto barroco sino más bien recreándose en él.
No hay crimen sin móviles, no hay crimen perfecto, no hay solución a este problema. A la autora le interesa en especial observar lo atormentado del alma humana y hacérnoslo observar, mientras que siembra la duda en el lector atento. Que es una de las cosas que más atractiva hacen la lectura de esta novela y de otras, muy pocas, como ella.
Pascual Tamburri Bariain
Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 25 de septiembre de 2015, sección «Libros».
http://www.elsemanaldigital.com/entre-alfred-hitchcock-locura-crimen-real-144281.htm