Por Pascual Tamburri, 23 de octubre de 2015.
Koldo Martínez está ya en campaña. UPN y PP aún no saben qué hacer en Navarra, pero los independentistas esperan aplastarlos en las generales gracias a su torpeza. Es probable.
Por si alguien no lo recuerda, en diciembre hay elecciones además de Navidad y antes de ella. Lo que es más, las hay incluso en Navarra, donde ya disfrutamos hace meses del Gobierno nacionalista vasco derivado de la torpeza de los no-nacionalistas. Antes de que empiece la campaña electoral hay que analizar los abismos e ilusiones a los que cada posible candidatura se enfrenta. Siendo las decisiones más trascendentales las que tomen el centro navarrista de UPN y el centro a secas del PP.
Sus enemigos lo tienen bastante fácil. Geroa Bai y Uxue Barkos fijan su meta en «revalidar la posición del escaño en el Congreso», mejorando su 13,% de 2011. Juegan entre dos áreas, porque Koldo Martínez, su portavoz en el Parlamento de Navarra y candidato al Congreso, por un lado pide que la Guardia Civil se vaya de Navarra –y con eso y las ikurriñas de Mendoza pesca en Bildu-Batasuna-ETA-, y a la vez se presentan a sí mismos como defensores frente al radicalismo de Bildu, cosa que el mismo Diario de Nafarroa, antes Navarra, no deja de agradecer –y de ahí sale un voto burgués asustadizo.
El sistema d´Hondt en el Congreso se lo pone sencillo. Todavía es difícil que Geroa gane las elecciones en Navarra, pero espera con buenas razones que UPN las gane por poco, de modo que el segundo escaño sí sea para Koldo Martínez. Y es que el objetivo claro de Geroa es ése: quedar segundos –algo sin precedentes- y conseguir un escaño como en 2004 y 2008 siendo terceros y como en 2011 siendo cuartos. Con un premio adicional evidente si llegan a segundos en vez del PSOE o de Bildu: un senador de los cuatro elegidos, ya que el sistema mayoritario lleva ahí en Navarra a esa distribución desde siempre: tres al ganador, uno al segundo y uno para el Parlamento de Navarra, que ahora mismo ya es de Podemos.
Lo que hace probable esa combinación es por de pronto la difícil posición del PSOE navarro, en plena decadencia propia unida a la general, y seguros de no llegar al 22% de 2011. Y eso en las urnas generales tiene consecuencias claras: si no queda segundo, el PSOE se queda sin senador, que viene teniendo como segundo desde 1989 hasta 2011, y como mayoritario antes y desde el hundimiento de la UCD de infausta memoria. Como segundo o como tercero, el PSOE se quedaría en Navarra sólo con un diputado… y quizá también como cuarto, según y cómo. Cuanto peor le vaya al PSOE mejor le irá al nacionalismo vasco, en suma.
Nacionalismo vasco que ha tenido históricamente su fuerza principal en la izquierda marxista y filoterrorista, lo que hoy es EH Bildu. Quizá las principales variaciones en esta XI Legislatura (¿y última?) vengan de ahí: según le vaya a Bildu-Batasuna, le pueden dar un disgusto al PSOE, y relegarlo al cuarto lugar o por debajo siendo terceros; o en el mejor de sus sueños, darle un aviso a Geroa-PNV y quedar ellos segundos acaparando un diputado y un senador y a la vez no dejando que los de Barkos se beneficien electoralmente de la presidencia. Esas variables son las que ellos tienen, y coinciden con Geroa en la conveniencia para ambos en este caso de ir separados; juntos tuvieron un 18,5% en 2008, separados pasaron del 27% en 2011, y creen que van a más.
¿Juntos o separados? Los que realmente lo tienen difícil, muy difícil y sin tiempo para pensar son los de UPN y el PP. Ir juntos podría –podría- tener ventajas para ambos. E inconvenientes. Visto fríamente, UPN es muy probable que ganase las elecciones sin aliados, y tiene que valorar en cuanto al Congreso si la alianza con el PP menguante de Navarra le aporta lo necesario para asegurar un segundo escaño con el que podría soñar solo. Si no se añaden seguridades en eso, en cuanto al Senado es obvio que UPN como mayoritario tendría sus tres senadores sin necesidad de dar entrada ahí a nadie del PP de Pablo Zalba, y no están los tiempos como para regalar puestos institucionales. Por no hablar de lo que ir con el PP puede restar en otros términos, según algunos.
El PP navarro, sin aliarse con UPN, podría soñar como mucho con quedar en quinto lugar, y quizá tampoco, y con un congresista mucho menos que dudoso. En realidad, si no hubiese acuerdo, el PP se presentaría en Navarra por puro orgullo de sigla, y lo genuinamente patriótico sería renunciar a presentarse pidiendo el voto para UPN de modo altruista. O si acaso con una candidatura que no llevase de ninguna manera la hoy más que problemática sigla de Mariano Rajoy. UPN puede tener la tentación de alejarse del PP si éste no ofrece de verdad unos votos necesarios. El PP llamará a UPN, pero otra cosa es que lleguen a un acuerdo, o que ese acuerdo implique la elección en Navarra de alguien con carné del PP.
Por lo demás, Navarra es variada en posibilidades. Podemos tiene una presencia en el Gobierno ahora mismo, pero su decadencia general y el atractivo de Bildu para los radicales hace más que dudosas sus opciones en unas generales. Ciudadanos, en cambio, fue aplastado en las forales de mayo por su mala comunicación y por la inquina del Diario de Navarra y de UPN; que por cierto llevaron en el pecado la culpa, ya que un solo escaño foral de Ciudadanos habría cambiado completamente las cosas. Pero el auge general de Ciudadanos puede dar sorpresas incluso desde ahí. Como sorpresas y alegrías esperan los comunistas oficiales y asociados de IU – Ahora en Común Navarra, con una Begoña Alfaro que espera llegar pese a todo al Congreso. Y no es imposible.
En conjunto, la secuencia UPN – Geroa – Bildu – PSOE es más o menos clara, con variantes entre tercero y cuarto. El quinto escaño puede ir al centro derecha, con o sin alianza entre PP y UPN; pero según lo hagan lo mismo podría ir a un PP huérfano, o más probablemente a Podemos, a Ciudadanos o según vayan las cosas a la misma IU. La responsabilidad de Javier Esparza y Pablo Zalba –si esto se decide en Pamplona y no en Génova- es en esto enorme: de ellos depende detener o potenciar el crecimiento nacionalista en Navarra, aunque sea sacrificando sus intereses personales y de partido. Si lo hacen muy mal, pueden incluso colocar a los de Barkos como primera fuerza, lo que sería impensable. Pero nadie ha demostrado aún que estos UPN y PP, Esparza y Zalba, coloquen España y Navarra por encima de sus propias carreras.
Pascual Tamburri
Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 23 de octubre de 2015, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/peligroso-juego-electoral-ppupn-navarra-144777.html