Premios a dedo a los antepasados abertzales de Barkos

Por Pascual Tamburri, 26 de octubre de 2015.

Uxue Barkos y José Luis Mendoza inician legislatura demostrando ´independencia´, dando la Medalla de Oro de Navarra, póstuma, a José María Jimeno Jurío, fabulador e ideólogo abertzale.

Hasta este momento, la Medalla de Oro era la máxima distinción que concedía Navarra. Fue creada por Acuerdo de la Diputación Foral de Navarra el 10 de agosto de 1973. Se suele conceder anualmente con motivo del Día de Navarra, es decir el de San Francisco Javier, el 3 de diciembre premiando a «las personas, instituciones, entidades o colectivos cuyos méritos en la defensa, promoción o fomento de los intereses de Navarra resulten estimados por el conjunto de la sociedad«.

La idea misma de la medalla es puesta en discusión, de hecho, por parte del Gobierno que ahora la concede, puesto que la condecoración tiene un origen franquista (por la fecha, legitimidad y constitución de aquella Diputación) y un entorno religioso cristiano (al menos IU, Bildu y Podemos practican en todo lo demás un laicismo activo y agresivo que poco tiene que ver con conmemorar… a nuestro Santo Patrono). Así que lo que cabría esperar del gobierno de Uxue Barkos es que hubiese suprimido la medalla.

Pero no. El actual Gobierno de Navarra aprobó, en su sesión del miércoles 21 de octubre, un decreto foral por el que se concede la Medalla de Oro de Navarra, a título póstumo, a José María Jimeno Jurío (Artajona, 1927 – Pamplona, 2002) «por su aportación a la cultura de Navarra a través de sus trabajos históricos, etnográficos y toponímicos», y se destaca «su prolífica producción científica no sólo en los ámbitos ya citados, sino también en el campo de la lengua y el folclore«. Literalmente.

Es indiscutible que, como dice el decreto de Barkos y Mendoza, Jimeno Jurío fue un «intelectual atípico». Dudo más, quizá por experiencia, que como ellos dicen, sea «irrepetible». Aunque bueno, si lo situamos en su contexto real sin falsos pudores sí resulta bastante peculiar tanto el difunto premiado como el hecho de premiarlo y de hacerlo ahora.

Los méritos euskaldunes de un cura «patriota»

José María Jimeno Jurío nació en Artajona en una familia castellanoparlante. Obviamente, como todo el mundo en Artajona antes de la politización de las lenguas. Como muchos navarros inquietos de su generación y estamento, descubrió su vocación sacerdotal e ingresó en el seminario de Pamplona. Ya ordenado, ejerció su sagrado ministerio en Alsasua y además se dedicó a la enseñanza en el Instituto del lugar. Ya entonces, sin formación académica de tercer grado, que no tuvo, y sólo con sus estudios clericales, empezó a escribir sobre los temas más variados. Estas cosas gustan en los medios y gustan más en los pueblos. Muchos de éestos aplaudieron, satisfechos de sí mismos y de tener una visión muy positiva de su pasado, «la historia local entendida como la memoria económica, política, social, lingüística y cultural de un municipio«, de la mano del padre Jimeno Jurío, que dejó su huella en innumerables poblaciones navarras.

Como muchos de sus hermanos de sotana, en los años setenta el artajonés abandonó el sacerdocio. Pero en éste había dado tres pasos previos que marcarían decisivamente el resto de su vida y que explican su condecoración hoy. Ante todo, en la Barranca-Burunda y desde su ministerio, descubrió y aprendió el vascuence, y lo que es más lo idealizó. Además, dedicó cada vez más tiempo a escribir cosas de todo tipo (aunque no de contenido espiritual especialmente) hablando de asuntos históricos, etnográficos y folclóricos, con especial éxito en sus cosas del renaciente Camino de Santiago. Y además, como muchos también, adquirió una visión ideológica de las cosas ligada al separatismo vasco, que quedó progresivamente en lo que publicó, lo que pretendidamente investigó y lo que emprendió.

Después de secularizado y muy felizmente casado, vivió principalmente del dinero público. Fue bibliotecario en un barrio de Pamplona, no ciertamente funcionario de nivel A ni con capacitación investigadora, pero sí con tiempo para escribir y una nómina mensual. Luego, gracias a sus amistades por todas partes (ideológicas en el nacionalismo y la izquierda, buenistas en el navarrismo y el mundo clerical, prelaturas incluidas), se le encargó participar en tareas financiadas y publicadas por la Diputación, como una toponimia navarra que cargará siempre con este problemático origen y con su sesgo. Sesgo que tuvo y conserva su ´Historia de Pamplona. Síntesis de una evolución´. Luego, dando un bandazo más cronológico que ideológico, Jimeno Jurío se dedicó a investigar la «represión franquista». Claro que sí, hombre; imparcial ante todo. Mientras, publicaba y cobraba gracias a la malvada y franquista Institución Príncipe de Viana, con artículos en revistas como ´Príncipe de Viana´, ´Fontes Linguae Vasconum´, ´Cuadernos de etnología y etnografía de Navarra´ y en la colección ´Navarra. Temas de Cultura Popular´. Y por supuesto fue un escritor sobre la historia del euskera, y leerle en esto es un placer si uno conoce un poco Navarra y ha conocido a las gentes de hace una o dos generaciones. A veces es mejor que leer un cuento.

Fue un activista y escritor político, no sólo implícitamente en lo que acabamos de ver de su tarea, sino abierta y explícitamente desde la Transición. En 1977, ´Navarra jamás dijo no al Estatuto´; en 1980, ´Historia de Navarra. Desde los orígenes hasta nuestros días´; siempre, publicando en la militante ´Punto y Hora de Euskalherria´. Así, en 1991 académico de honor de Academia de la Lengua Vasca. En 1997, premio de la fundación Sabino Arana; vicepresidente desde 1984 de la Sociedad de Estudios Vascos, que en 1998 le dio el Premio Manuel Lekuona. Una maravilla, en suma. Una euskomaravilla, mejor dicho.

Sólo he estado una vez en la ceremonia de entrega de la Medalla de Oro de Navarra. Fue en 1991, mis actuales alumnos no habían nacido y en medio de aquel curso por tantas razones accidentado quien me invitó fue el premiado, don Ángel Martín Duque. De quien yo era alumno, bueno, para qué engañarnos, sigo siéndolo. Una medalla de esas indiscutibles, de valor evidente y permanente. Una medalla que han recibido en 1982 san Juan Pablo II, cuando visitó Navarra, y en 1974, al crearse, Francisco Franco Bahamonde. ¿Al nivel, para bien o mal, de Jimeno Jurío?

¿A quién deberían dar la Medalla de Navarra?

No discuto que Barkos y Mendoza quieran premiar a su Jimeno Jurío, «uno de los suyos». Lo que me parece mal es que nos impongan como hecho indiscutible que «fue un gran historiador». Prescindamos por simple caridad de compararlo académicamente y en valor objetivo para Navarra con don Ángel; otro sacerdote vasquista condecorado antes, José Miguel de Barandiarán puede discutirse más o menos, pero su tarea estuvo y está otro nivel que la de Jimeno Jurío. ¿Son dos medallas de oro comparables?

Con quien sí es comparable José María Jimeno Jurío, que sin duda humanamente sería una buenísima persona y lo que se quiera, es con el imparcial y prudente consejero de Educación del Gobierno de Navarra José Luis Mendoza Peña. También nacido en la Navarra no vascongada (Cárcar) y converso al euskera politizado, sacerdote luego arrepentido también, profesor, propagandista, directivo de la fundación Elkargoa, director de la empresa Udalbide para el fomento de la lengua y cultura vasca. Mendoza, como Jesús Lezáun, como José María Jimeno Jurío… «también rural, también clérigo, también tardíamente y apasionadamente euskaldunizado, también maestro y sólo después cursó estudios superiores, escribió con abundancia de anécdotas y algunos datos siempre conforme a metas políticas y no a las científicas. Y está vivo en su obra de propaganda y en sus discípulos, aún hoy«.

Que se la den. Pero que se la den también, y su calle o plaza en Pamplona, a «los que defendieron España ahora ignorados, como el inspector Imaz, Jesús Alcocer o el general Juan Atarés, muertos por una Patria que parece olvidarlos».

Pascual Tamburri

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 26 de octubre de 2015, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/premios-dedo-antepasados-abertzales-barkos-144838.html