Rajoy necesita y paga un aliado para las generales

Por Pascual Tamburri, 3 de noviembre de 2015.

UPN acepta aliarse con el PP en Navarra para las generales. Las condiciones son las de los navarristas: el PP refundado no ha cuajado y sus enemigos se unen.

España asiste una vez más al espectáculo de una campaña electoral, y a la lluvia de encuestas. Después de tantos años aburriría, si no fuese porque el futuro de la nación en parte depende de lo que suceda en diciembre. Incierto ante todo para los cargos y cargas de los políticos y políticas.

En medio de dudas y miedos, se anuncia que el PP volverá a presentarse en Navarra en las elecciones generales en coalición con Unión del Pueblo Navarro (UPN), como tantas veces en décadas. La enésima Gestora del PP provincial, de éxito en éxito, presidida por Pablo Zalba, aprobó el acuerdo, y luego el Consejo Político de UPN, de la mano de Javier Esparza, ha hecho lo mismo. El peso del trato, sin embargo, ha estado en Génova, porque la fuerza militante y electoral del PP navarro ahora es, digamos, escasa, y el peligro muy grande.

Puede parecer que el PP de Rajoy ha sido generoso con los navarristas: tendrán listas únicas al Congreso y al Senado, y a diferencia de 2011, cuando los puestos en lista a la Cámara baja (5) se repartieron alternos y se dejó un senador seguro de tres para el PP, han cambiado los equilibrios de la alianza. Los dos primeros puestos al Congreso serán para UPN, y el primer senador de la lista para el PP. En 2011, ganando las elecciones pero no con los mejores resultados históricos, obtuvieron dos congresistas de cinco y tres senadores de cuatro.

Ya explicamos aquí hace unos días que «ir juntos podría –podría- tener ventajas para ambos. E inconvenientes. Visto fríamente, UPN es muy probable que ganase las elecciones sin aliados, y tiene que valorar en cuanto al Congreso si la alianza con el PP menguante de Navarra le aporta lo necesario para asegurar un segundo escaño con el que podría soñar solo».

Lo cierto es que UPN se alía con el PP por tres buenas razones, y pese a tres buenos argumentos. Las razones de UPN son electorales, económicas y también mediáticas. Electoralmente, no puede arriesgarse a no ganar las elecciones en Navarra y a no conseguir el segundo escaño; los 10.000 votos del PP no sirven en Navarra ahora mismo para más, pero no es poco. Económicamente, es cómodo que Génova pague la campaña electoral, como siempre. Mediáticamente, es bueno ir con el PP y poderle echar la culpa de todo lo que no salga bien, ante la sociedad y dentro de la misma UPN. Los argumentos en contra no son despreciables, como no lo es el desgaste del PP de Rajoy (salvo una teatral sorpresa catalana que le beneficie), ni la división dentro de UPN, ni la futura libertad de jugar con los socialistas.

El PP navarro, sin aliarse con UPN, podría soñar como mucho con quedar en quinto o sexto lugar, y quizá tampoco. Ha concedido mucho en puestos de salida, y más en las condiciones, pues UPN sólo tendrá la obligación de votar la investidura de Rajoy. ¿Pero qué otra cosa podía hacer Pablo Zalba, ante las órdenes de Madrid además? Solos no podían sacar nada, porque llevan seis años haciendo todos los esfuerzos posibles para no construir un PP navarro fuerte y solvente. Se habla mucho de la extrema debilidad del PP vasco y del catalán tras sus más recientes gestiones, pero mucho más agónica es la situación navarra. Pero una campaña electoral no es momento para un examen de conciencia, aunque quisiesen hacerlo los gestores, lo que no parece el caso.

Pero la razón definitiva la han dado los abertzales y la extrema izquierda. Ya llegaron en 2011, separados, a los 90.000 votos. Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e Izquierda-Ezkerra han anunciado que irán juntos al Senado, con lo cual esperan quedar primeros, hacerse con tres escaños y dejar al centro sólo con uno. El PP-UPN puede perder dos senadores, y tiene que arriesgarse a unirse en esa batalla. El PSOE puede quedarse directamente sin escaños de ningún tipo por Navarra.

Geroa Bai espera, con el impulso de la presidenta Barkos, renovar su escaño en el Congreso y quizá quedar segundos. El PSOE cae, y ya había caído antes, y conservará sólo en su mejor sueño su escaño pero probablemente no su eterna segunda posición. Los batasunos de Bildu tendrán su escaño para Sabino Cuadra, pero dependen bastante del juego en la extrema izquierda: ellos compiten por un lado con Geroa por los votos puramente vasquistas, pero por otro han jugado a menudo a ser el «voto útil» de la izquierda totalitaria marxista, y su éxito o no va también unido a qué hagan Podemos -quizá con escaño- e IU.

Más allá de eso, poco más. UPyD va a presentarse sin ninguna esperanza, pero restará unos votos que, esos sí, pueden ser decisivos. Y lo mismo sucede con Ciudadanos en Navarra. Hay muchos votantes potenciales, pero los poderes locales –políticos, económicos y mediáticos- han coincidido en presentarlos como enemigos de los Fueros, ergo de Navarra; la expansión de Rivera puede dar sorpresas, pero dudosamente escaños. Ahora bien, los votos que se lleven sí pueden condicionar los resultados. Que son tan abiertos que darían para hacer una quiniela. UPN y PP juegan al 2+3, aunque lejos del 50% y los 150.00 que deberían haber sido su espacio natural. Luego, 1+1+1, y 1 senador, pero ya veremos quiénes. Y eso suponiendo que no se unan todos en el Senado, o que no haya sorpresas de última hora con o sin excusa d´Hondt.

Pascual Tamburri

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 3 de noviembre de 2015, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/rajoy-acepta-paga-aliado-para-generales-144972.html