Por Pascual Tamburri, 16 de septiembre de 2016.
Unas elecciones vascas en las que se decide el futuro de Navarra, y éste queda en manos de la extrema izquierda, sin peso alguno para el PP. Un escenario de pesadilla.
El líder máximo y secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, no tiene pelos en la lengua. Es decir, sí los tiene porque es un gran devoto de eso a lo que llaman marketing, y mide sus pasos, sus palabras y hasta sus caras pensando en sus metas más que en sus principios; pero como no puede pescar en todos los ríos a la vez, elige. Y si en un sitio hay que elegir es en Navarra.
Y no se le puede reprochar que no haya elegido: en Navarra, Podemos nunca ha ocultado ni matizado su pertenencia al Cuatripartito, habiendo hecho posible por primera vez un Gobierno abertzale en la comunidad, y eso con una minoría real de votos entre la gente. Cuatripartito que quiere decir, sin matices, independentismo vasco y ultraizquierda en todo el resto de decisiones importantes. Podemos en su propia salsa.
La campaña electoral vasca del 25 de septiembre nos ha dado además una idea clara de qué quiere el divino Iglesias: «El derecho a decidir estará en la base de cualquier pacto en Euskadi«. Traducido al lenguaje común, eso quiere decir que Podemos va hasta el final con los nacionalistas, y que de hecho, aunque su aparición haya supuesto un retroceso en votos y escaños de la suma PNV / Geroa bai + Bildu, en realidad aumenta las opciones de los nacionalistas. No ya opciones de gobernar, pues ya gobiernan en las dos regiones; no ya de imponer en la sociedad su ideología, sus furias lingüísticas y su propaganda desde aulas y medios. Opciones de desarrollar su programa, o al menos parte de él.
Iglesias dice en público, y sin sonrojarse mucho, que “Euskadi es una nación”. Y no es por la campaña: si Elkarrekin Podemos y Pili Zabala están en el Gobierno vasco o detrás de él tras las elecciones tras el 25 de septiembre, tendremos una dosis reforzada de «derecho a decidir».
¿Qué implica eso para Navarra, nos preguntamos, ya que ni sus amigos de aquí ni sus supuestos adversarios lo hacen?
Podemos dice que España es «plurinacional» y que dejarán que cada “nación” decida. Toda la palabrería progre de que “la patria es el bienestar de la gente” o de que “lo que importa son los derechos sociales” no pasa de ahí: al final, si hay una oportunidad, Podemos apoyará la secesión, y antes de eso apoyará la anexión de Navarra, el Anschluss anhelado.
El PNV, desde luego, está incómodo. El crecimiento de Podemos y la recidumbre de Bildu han condenado a los jeltzales a la marginalidad política (maquillada por la presidencia de Barkos) en Navarra. Y es muy molesto para los herederos de Sabino Arana ver a un Pablo Iglesias decidiendo sobre el futuro de su pesadilla euskadiana. Ésta se la guardarán, que nadie lo dude.
Pero de momento ponen a mal tiempo buena cara y se sirven de Podemos en tres direcciones complementarias: a) el PNV se presenta como defensa burguesa y “moderada” frente a la amenaza podemita, así que por ese lado espera conseguir votos arañados al PP y al PSOE; b) con Podemos consolidado en la CAV y en Navarra es posible un nuevo curso secesionista, y en el fondo menos incómodo para el PNV que a solas con los batasunos semidomesticados; y c) sólo gracias a la irrupción leninista de Podemos es posible lo imposible, que es una mayoría parlamentaria, que no social, de los anexionistas en Navarra.
Y ésta es la perla preciosa del conjunto. Todo lo demás ya lo han tenido antes y creen que lo podrán tener de nuevo con otras fórmulas. Pero lo de Navarra, no; es ahora o nunca, creen muchos. Por eso no les importa mucho que Iglesias se llene la boca con “un Gobierno basado en los derechos humanos, basado en la regeneración y en la solución democrática a los problemas territoriales”. Lo que Iglesias puede darles es, en esta legislatura autonómica o a su fin, acceso a Navarra. Y lo hará, porque a cambio gana peso político, aliados y quizá fuerza en el Madrid zurdo. Y porque cree en ello.
Queda por preguntarse qué hacen los demás. Por qué UPN ha tenido que esperar a estar fuera del poder para acordarse de lo que ya decía Jesús Aizpún, de que «la invasión cultural es una triste realidad» y que «proteger el vascuence no está entre nuestras obligaciones»… “mucho menos aun el batúa, que nada tiene de cultura navarra, sino los dialectos vascos propios de Navarra. […] y no gastando el dinero de los navarros en promocionar el batúa, que es arma política del nacionalismo”. Ah, pero en décadas de poder esa espita no se cerró, y ahora pagamos las consecuencias. ¿Se comprometerán a hacerlo mejor si tienen una oportunidad en 2019 o piden sólo votos para luego no-hacer lo mismo?
Y por qué el PP ha callado tanto. Da mucha pena ver durante años planes más o menos serios de reforma constitucional, y en ninguna parte concretada la supresión de la Transitoria Cuarta, que será cuando sea la puerta de entrada al separatismo que Podemos abrirá cuando paguen el peaje. Pero la puerta existe porque el PP no la quitó y, no lo olvidemos, porque un ex dirigente del PP la creó. Si dejan que los progres impongan la agenda, esto terminará como la oposición al aborto, o a la ikurriña, o al vascuence obligatorio. Qué bien los maneja a todos Pablo Iglesias por estas tierras.
Pascual Tamburri Bariain
La tribuna del país vasco, 16 de septiembre de 2016.
https://latribunadelpaisvasco.com/not/5273/pablo-iglesias-entregara-navarra-por-conviccion-no-por-calculo/