29 razones por las que Bildu-ETA manda en Urkullu, y mucho más en Barkos

Por Pascual Tamburri, 15 de octubre de 2016.

El PNV de Andoni Ortuzar necesita apoyos en el Parlamento. Pero los sumisos habituales, PP y PSOE, no le bastan. ¿Se someterá Podemos? Improbable. ¿Acatará las imposiciones de Bildu? En Pamplona lo hacen con mucho gusto.

El valor de un voto, aparte de retórica democrática cuasi-religiosa, puede ser infinito, o casi. En el recuento definitivo de las elecciones regionales vascas, el último escaño de Vizcaya correspondió tras la revisión y tras el recuento de los votos del extranjero a EH Bildu por 483 votos. Fue una pelea hasta el último segundo, con votos anulados y una discusión a cara de perro. Así, los batasunos se quedaron con cinco y el PNV con 11 en esa provincia.

¿Es de verdad importante si el PNV, con Urkullu como candidato, va a tener 28 o 29 parlamentarios en Vitoria? En cualquier caso, no le basta para una mayoría absoluta, puesto que no llega a los 38 de 75. Y de todos modos Urkullu será presidente, porque tiene un mecanismo de seguridad y estabilidad en el Estatuto que garantiza un cierto automatismo en su investidura a menos que una difícil coalición de partidos juntase más votos.

Pero no todo es ser investido. En el día a día, un Gobierno necesita el respaldo de la Cámara para poder legislar. Y con 29 escaños el PNV estaba en la posición más cómoda posible: cualquiera de los otros cuatro partidos representados le bastaba para llegar a la mayoría absoluta, con lo cual podía pensar en una legislatura de geometría variable, contando con el PP para temas económicos, con Bildu para su bienamada construcción nacional, con el tambaleante PSOE a coste cero y con ocasionales caramelos incluso a Podemos. Con 28 eso ya no vale: PP y PSOE, por separado, ya no le valen al PNV para legislar. Con Podemos no hay, en realidad, mucho encuentro. Así que en muchas cosas Urkullu se va a encontrar con la difícil disyuntiva de apelar a Bildu (y pagar el precio) o buscar un consenso «constitucionalista» que ni les gusta ni es seguro que no beneficie a la larga a los batasunos en las urnas. Todo esto por un puñado de votos «equivocados» en la querida patria vizcaína de todos ellos.

Que no suenen las alarmas: el PNV se ha visto en situaciones peores y como sabe que no tiene enemigos serios por el lado de Madrid va a jugar toda la legislatura. Alfonso Alonso, que electoralmente y políticamente ha fracasado con el PP pero que se las prometía muy felices, se encuentra finalmente con lo que todas las encuestas anunciaban: sus escasos 9 escaños (obtenidos gracias al hundimiento del PSOE y no precisamente en alza por el asesoramiento estético o moral de los Javier Maroto e Iñaki Oyarzábal, Borja Sémper y José María Lasalle) no tienen ningún peso político. Dejan el partido a un tercio de lo que fue con Jaime Mayor Oreja; y bajando, porque ya se ve que la posición de alfombra ante los jeltzales y de acatamiento de todas las correcciones políticas no da ni un solo voto a Rajoy en el País Vasco.

¿Y qué va a hacer Urkullu? Lo lógico, por supuesto. Sabe que el PP será sumiso y no pedirá nada, o como mucho algún favor en Madrid. Sabe que el PSOE no está para exigir nada. Sabe que Podemos puede pedir imposibles en temas económicos y sociales, y que en temas nacionales estará con el separatismo. Sabe, en suma, que la única posible oposición va a estar en Bildu. Con lo cual está claro el objetivo de la legislatura, una vez investido: tener tranquilos a los batasunos, si se da la ocasión avanzar en la «construcción nacional» sin darles nada serio y además usarlos ante el electorado de los demás para conseguir por miedo el «voto útil» que tanto les gusta y que tan fácil ha puesto Alonso a Urkullu. ¿Qué para eso hay que hacer gestos independentistas? Sarna con gusto no pica.

Además, PNV y Bildu ya gobiernan juntos en Pamplona. Sabiendo cómo están las encuestas, Barkos pone la cara y poco más. En la gestión económica no hay mucho que hacer, y todos los gestos ultraizquierdistas y separatistas que Bildu quiere el Gobierno los hace. No hay una mayoría alternativa, pero sólo con Bildu tienen poder, y pagarán por él.

Hay que tener presentes dos errores históricos de UPN-PP en Navarra que el PNV no ha cometido en el País Vasco, y que son los que han colocado a los constitucionalistas en la oposición navarra y a Barkos en el poder, con un 3% de intención de voto y sólo gracias a la ultraizquierda. El error más reciente, ante las elecciones de 2015, fue por supuesto la moderación centrista patológica y la condena de Ciudadanos desde un fuerismo que quería ser rentable. Siendo así que, de todos modos, Ciudadanos estuvo más allá de los 20.000 votos y con poco más podría haber tenido su primer escaño… escaño que habría cambiado por completo la geometría parlamentaria y habría impedido este gobierno de Barkos. ¿Se quejan del cuatripartito? No olvidemos que por ellos gobierna; y es que un solo voto puede ser decisivo, a ambos lados de Aralar.

Además hay un error de hace década y media, también marcado con el número 29 en la frente. Antes de 2001 había en Navarra una fórmula de elección automática del presidente del Gobierno, en caso de falta de mayoría. El Amejoramiento de 1982 establecía en su artículo 29 un automatismo en favor del candidato que tuviera mayor número de escaños, si ninguno de los candidatos propuestos obtenía mayoría simple en las sucesivas votaciones. Una ventaja a la que Urkullu no ha renunciado pero Miguel Sanz sí -cosa que no hizo Urralburu– para tener contentos a los pequeños.

¿Y cuál es el resultado? Que el PNV gobierna pese a no tener mayoría absoluta tanto en Vitoria como en Pamplona. Que en el centroderecha, con parte de la responsabilidad en la conquista abertzale del poder, carece de un rumbo a largo plazo salvo volver al poder para hacer lo mismo y no cambiar nada. Que en ambos sitios Bildu puede marcar condiciones al PNV, y que sin duda irán ligadas al separatismo, a la reivindicación de ETA y a la condena retrospectiva de los verdaderos enemigos históricos de la banda. Y que en ambas regiones son posibles espectáculos como el de ese Instituto de Hernani con homenaje público e impune a ETA. 29 razones, o más, para exigir que las cosas cambien.

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Pascual Tamburri Bariain
La tribuna del país vasco, 15 de octubre de 2016.
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